El "hiperlugar" de las ilusiones
Con lo apuntado, no se puede negar que el hiperlugar Arco 2004 es, en efecto, ese "lugar de lugares", en el que el espacio se dilapida para cualquier cosa menos para acoger galer¨ªas de arte de pago, que literalmente no caben, sea cual sea su acreditada historia, como le ha ocurrido este a?o, que yo sepa, a las muy conocidas y prestigiosas de May Mor¨¦ y Sen. Convengamos, por tanto, que Arco no s¨®lo no es una feria de arte contempor¨¢neo, sino, adem¨¢s, que cada vez lo es menos, entre otras cosas, porque el mercado art¨ªstico espa?ol sigue siendo hoy m¨¢s una ilusi¨®n que una realidad. ?C¨®mo, si no, se puede explicar que, entre las 198 galer¨ªas comercialmente inscritas en una feria internacional, haya 92 espa?olas, casi el 50%, y que, entre las extranjeras, Portugal, por ejemplo, sea el tercer pa¨ªs mejor representado y tenga, por tanto, 15 firmas, m¨¢s del doble que Estados Unidos de Norteam¨¦rica, justo el doble que Suiza, 5 m¨¢s que Italia, 1 menos que Francia, o, en fin, que su lucido conjunto exceda lo aportado al respecto por la suma de Austria, el Reino Unido, Holanda, B¨¦lgica, Dinamarca y Finlandia, por citar s¨®lo al resto de los pa¨ªses europeos que, excepci¨®n hecha de Alemania, con 24 galer¨ªas, han acudido a la presente convocatoria sin invitaci¨®n.
Pues bien, si, como quien dice, los n¨²meros cantan con suficiente elocuencia, imag¨ªnense que nos pusi¨¦ramos a aquilatar, en estrictos t¨¦rminos comerciales, la importancia de las firmas presentes... Desde esta perspectiva, habr¨ªa que reconocer que nos costar¨ªa superar la docena de galer¨ªas internacionales de indiscutible prestigio. En relaci¨®n con lo exhibido ocurre otro tanto: la mayor parte de las galer¨ªas no invitadas han optado, al dictado de la experiencia, por presentar muchos artistas con obras comercialmente asequibles -l¨¦ase no de primera fila- y, como siempre, primando todo lo que sea de artistas espa?oles. Por todo ello, hechas las excepciones y matices de rigor, Arco 2004 se consagra como un evento espectacular, un hiperlugar para la ilusi¨®n y, por consiguiente, un goloso cebo para lo medi¨¢tico, lo cual no significa que su ya dilatada experiencia haga cada vez m¨¢s confortable y mejor organizada la visita de la multitud de espectadores, y, sobre todo, que, entre los millares de obras que all¨ª se exhiben, haya mucho que ver y disfrutar.
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