Un estimulante deb¨²

Y lo hace con herramientas que lo son tanto de su oficio -unos buenos di¨¢logos, un ojo certero para los modismos del habla cotidiana- como de su reci¨¦n adquirida competencia para la puesta en escena. Con soluciones narrativas elegantes, con una absoluta creencia en las virtudes de sus criaturas, De Espa?a cuenta los trabajos extenuantes de un pu?ado de seres en pos de sus, en ocasiones, muy parad¨®jicos deseos: desde convertirse en maitresse (Rubio) hasta formar una familia decente y aposentada (el descarriado, marginal San Juan; la prostituta Barbero, el legionario chulo Manqui?a). El director conf¨ªa ciegamente en la qu¨ªmica que se establece entre sus dos protagonistas, la impecable Ingrid Rubio y un amoral, pero en el fondo muy sensato, San Juan. En ellos reposa gran parte de la credibilidad de una pel¨ªcula en la cual lo ir¨®nico queda perfectamente disimulado entre los pliegues de un discurso serio, directo, penetrante: en suma, un feliz descubrimiento.