Celuloide en las venas
La estadounidense Sofia Coppola se dio a conocer hace unos a?os con Las v¨ªrgenes suicidas, una emocionante y a ratos excelente pel¨ªcula inexperta, de cuyos balbuceos saltaba por s¨ª sola la chispa del vaticinio de que la muchacha que se atrev¨ªa a filmar y mantener en pie tan arriesgado y delicado entramado de personajes fun¨¢mbulos estaba abocada a hilar m¨¢s fino y con resultados m¨¢s rotundos y menos imprecisos.
Y aqu¨ª est¨¢ el prodigio de finura de su segunda pel¨ªcula, Lost in traslation, para a?adir que aquel pron¨®stico era m¨¢s que una conjetura, era toda una evidencia; y que Sofia Coppola deja as¨ª de ser un eco de la enorme sombra de su padre, Francis Coppola, para tener el peso de un nombre propio, escrito a pulso y con inteligencia. Corre celuloide puro en sus venas, pero no es cosa heredada, es cosa suya, sangre de cineasta innata, sagaz, singular, atrevida y al tiempo calmosa, de las que puede encarar la haza?a de mover con paso firme personajes situados en terrenos deslizantes y sacar lumbre y dar alma a un cruce de rostros o un choque de miradas.
LOST IN TRANSLATION
Direcci¨®n: Sofia Coppola. Gui¨®n: Sofia Coppola. Int¨¦rpretes: Scarlett Johansson, Bill Murray, Akiko Takeshita, Kazuyoshi Minamimagoe. G¨¦nero: comedia-drama. EE UU, 2003. Duraci¨®n: 102 minutos.
Nos embarca Sofia Coppola en Lost in traslation en una preciosa aventura de amistad que discurre, sin atravesarlos, en los bordes del amor. Mueve una secuencia llana, sin accidentes, pero con el subsuelo a flor de asfalto y lleno de idas y venidas de gente vivificadora, tocada de gracia, encanto y un suave dolor confortable de esos que reconcilian con la vida.
Y todo esto sin sucesos, filmado en tempo de adagio optimista, de comedia ir¨®nica y sentimental, sin m¨¢s an¨¦cdota que la deliciosa levedad del cuento de un viejo actor de Hollywood -hombre llano, apacible, bien casado y con hijos, ya cercano al declive profesional- que viaja a Tokio contratado por una empresa publicitaria japonesa para rodar un anuncio, lo que le da tiempo libre y le permite vagar por su hotel y bares y aceras de la ciudad y, en una esquina del aburrimiento, conocer a una muchacha paisana suya, de alrededor de 20 a?os, casada con un ocupad¨ªsimo fot¨®grafo de prensa, y moverse con ella en el impreciso camino del primer encuentro, siempre glorioso y siempre hacia ninguna parte, entre un hombre y una mujer.
El viejo actor es el extraordinario comediante Bill Murray, que bord¨® la delicia de Atrapado en el
tiempo, y la muchacha es Scarlett Johansson, la maravillosa ni?a adolescente de El hombre que susurraba a los caballos. En una primera mirada, nada m¨¢s opuesto que estas dos presencias, pero en una segunda mirada, vistas a trav¨¦s de la penetrante c¨¢mara de Sofia Coppola, ambas se buscan, y es impagable asistir a su di¨¢logo de roces y gestos, que componen uno de esos gozosos acuerdos o idilios naturales que el cine alcanza de tarde en tarde.
El d¨²o entre Scarlett Johansson y Bill Murray entra en el rinc¨®n de lo m¨¢s vivo del cine reciente. Es Lost in traslation un impagable trenzado de amor y humor, que vertebra una comedia divertida aunque amargue un poco, triste pero confortadora, grave y sin embargo ligera, de esas que la ¨²nica irritaci¨®n que provocan en el espectador es la sensaci¨®n de que -pese a estar perfectamente medido su elegante y hermoso final- se acaba demasiado pronto, de que se quiere seguir tras el vaiv¨¦n del destino de estos dos inefables y hospitalarios personajes, v¨ªctimas de una mala pasada del tiempo, que les ha reunido demasiado tarde. O, tal vez, no tan tarde: depende de c¨®mo se vea lo no visible del riqu¨ªsimo the end de esta peque?a joya de cine futuro.
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