El viaje de las ideas

La exposici¨®n de Federico Guzm¨¢n (Sevilla, 1964) es un trayecto sin destino fijo, o m¨¢s bien, un trayecto en el que la aventura del viaje es en s¨ª el destino. Las constantes sorpresas pict¨®ricas, escult¨®ricas y videogr¨¢ficas que nos depara son la esencia de este recorrido en el que el artista embarca a los espectadores con gran derroche de imaginaci¨®n, recursos y un trabajo minucioso y realizado a conciencia. Como en uno de esos alegres y multicolores buses colombianos que se adentran por territorios remotos y cruzan extensas sabanas, altas cordilleras y densas selvas llenas de maravillas, misterios y peligros, Guzm¨¢n ofrece sus propios caminos en una serie de obras que son prueba fehaciente de su imaginaci¨®n creativa, buen criterio art¨ªstico y consumado oficio en m¨²ltiples disciplinas.

La serie de dibujos y acuarelas con la que comienza el recorrido, por ejemplo, presenta una sucesi¨®n de formas vegetales en las que la iron¨ªa conceptual y la sutileza estil¨ªstica son los denominadores comunes: una planta de llant¨¦n en forma de mano con el pulgar hacia arriba (Sin t¨ªtulo, 2003), un cactus que se transforma en una mano haciendo el signo de los cuernos (Sin t¨ªtulo, 2003) o una chumbera convertida en un pu?o cerrado en se?al de lucha (Planta poder, 2003). La belleza y el car¨¢cter medicinal de las plantas son temas que se prolongan a trav¨¦s de la exposici¨®n, al igual que la exuberancia de una vegetaci¨®n, real y metaf¨®rica, que inunda la vida cotidiana de maneras inesperadas.

Perfectamente camuflado en

un rinc¨®n junto a la entrada, como un objeto trivial olvidado all¨ª por descuido, se encuentra una de las trampas de Guzm¨¢n: Bombo Sound System, escultura consistente en un cubo de basura negro con una escoba, dentro del cual se esconde un equipo de m¨²sica, obra que contrasta con los dibujos cercanos pero que encaja y redondea el car¨¢cter de instalaci¨®n de la muestra.

Una de las principales virtudes de la exhibici¨®n es de hecho el car¨¢cter org¨¢nico del conjunto de la obra, realizada en t¨¦cnicas y soportes muy diferentes entre s¨ª. Echando ra¨ªces en el aire, por ejemplo, es un gran neum¨¢tico de tractor que pende por una cadena del techo, a modo de columpio, que contrasta vivamente con las dem¨¢s esculturas del artista y con las pinturas que la circundan. Pero como el t¨ªtulo de la obra indica, son ra¨ªces metaf¨®ricas las que Guzm¨¢n propone, ancladas siempre en un profundo sentimiento por la naturaleza y por la vida (el columpio casero como recuerdo de la ni?ez, el acto de columpiarse como movimiento que envuelve la libertad de volar y la necesidad de tocar la tierra tanto para impulsarse como para detenerse, etc¨¦tera). Este car¨¢cter l¨²dico y provocador est¨¢ tambi¨¦n presente en No crea en met¨¢foras, dependa de ellas, un gigantesco chupachups de m¨¢rmol que yace en el suelo, o en Abollando cuadr¨ªculas, un lienzo de grandes dimensiones de una especie de parch¨ªs en vivos colores en el que las fichas son rocas de efecto tridimensional.

Como en otras de sus obras, el refinado y elocuente concepto del largo lienzo vertical Luz verde parece proponer la necesidad de una compenetraci¨®n entre naturaleza y humanidad, representada por la simbiosis de ambos. As¨ª, en la parte superior se observa un sem¨¢foro cuya base es una liana que se extiende invadiendo una larga carretera azul dividida por una raya amarilla. En las manos de Guzm¨¢n la met¨¢fora viaja diariamente en toda una serie de medios de transporte cotidianos, desde buses a carretillas, que le sirven para acercarnos a la realidad que nos circunda en una obra depurada en la que la est¨¦tica y el placer visual salen extraordinariamente recompensados.