RTVV, la gran ocasi¨®n del presidente Camps

Ha sido una buena noticia para la progres¨ªa valenciana: un juzgado de lo contencioso ha frenado el proceso de privatizaci¨®n parcial de RTVV acordado por el Consejo de Administraci¨®n del ente en marzo de 2003. La magistrada ha estimado un recurso de UGT y fallado que la f¨®rmula enajenadora vulnera un pu?ado de leyes, incluidos el Estatuto y la Constituci¨®n. Un revolc¨®n jur¨ªdico que deber¨ªa de haber provocado algunas dimisiones, disuadiendo al Gobierno auton¨®mico de insistir en el empe?o. No se han producido las dimisiones, como por otra parte era de esperar y, en cambio, ya se ha anunciado la interposici¨®n de los recursos pertinentes. Habr¨¢, pues, que aplazar el j¨²bilo hasta que escampe la amenaza que se cierne sobre nuestra TV p¨²blica.

La buena noticia se abonaba, adem¨¢s, con la convicci¨®n muy extendida de que el presidente Francisco Camps y buena parte de su equipo ejecutivo eran renuentes a ceder a terceros el control y gesti¨®n de parcelas decisivas del ente televisivo. Se entend¨ªa que era una merma de su propio poder y que, a la postre, las aludidas parcelas pod¨ªan caer en manos ajenas y adversarias. Adem¨¢s, este Consell, aunque sigue pr¨¢cticamente in¨¦dito y como encogido, ha dado algunas leves muestras de cultivar cierta sensibilidad hacia la cultura ind¨ªgena y un novedoso respeto hacia los medios de comunicaci¨®n. A lo peor, todo es un espejismo y tan s¨®lo confundimos los deseos con la realidad, ya que la nueva etapa pol¨ªtica acaso no sea o no pueda ser otra cosa que la prolongaci¨®n lineal del zaplanismo.

Los m¨¢s optimistas e inasequibles al desaliento, como se dec¨ªa, creen que algo y aun mucho puede cambiar en el gobierno de la autonom¨ªa a partir de las elecciones legislativas pr¨®ximas. El ministro Eduardo Zaplana, promovido previsiblemente a m¨¢s altas responsabilidades en Madrid, relajar¨¢ su tutela sobre ¨¦ste, su cortijo perif¨¦rico, y la nueva ola partidaria que le ha relevado podr¨¢ poner su impronta en la pol¨ªtica valenciana. El presidente Camps, consecuentemente, emprender¨¢ la ingente empresa de racionalizar, democratizar y valencianizar RTVV, instaurando en ese m¨®nstruo de Burjassot el esp¨ªritu que inspir¨® a sus fundadores y que jam¨¢s ha morado en sus despachos y plat¨®s. Qui te fam somnia rotllos.

Yo tambi¨¦n pienso, como muchos de sus leales, que al presidente Camps le gustar¨ªa establecer ese hito hist¨®rico y que la cr¨®nica pol¨ªtica lo registrase como el instaurador de la televisi¨®n p¨²blica y valenciana. Ser¨ªa su gran parque tem¨¢tico. Para ello, sin embargo, deber¨ªa afrontar ¨¢rduos problemas, empezando por la liquidaci¨®n general de los altos cargos directivos de aquella casa, algo que no est¨¢ en su mano, ya que est¨¢n amparados y responden a otras obediencias. Tampoco lo est¨¢ -y nos gustar¨ªa equivocarnos- afrontar el fundamentalismo privatizador que practica su partido y que no cejar¨¢ hasta dejar al Estado en pelota picada para agio y contento de los amigos y mercados. Al fin y al cabo, ?para qui¨¦n si no se cuartea RTVV?

Y lo que es peor: despu¨¦s de tantos a?os de procacidad televisiva e informativa en este pa¨ªs, la audiencia se ha habituado a esta suerte de adormidera que se le suministra. Tal es la receta del PP, que en el caso valenciano se dispensa sin el menor recato. Si a la postre el vecindario le vota, ?para qu¨¦ demonios ha de arriesgarse a que RTVV eche mano del periodismo decente, la imaginaci¨®n y programe espacios para promover el civismo o el inter¨¦s por la pol¨ªtica, sacudiendo la mansedumbre inducida del personal? Con dosis masivas de Ximo Rovira, noticias rosa y manipulaci¨®n se ha conseguido que sea posible un despojo como la pretendida privatizaci¨®n, transitoriamente detenida. Tal es al autismo civil al que se nos ha abocado.

La progres¨ªa acaba de lograr una victoria p¨ªrrica en los tribunales, pero la derecha no cejar¨¢ en su prop¨®sito y repetir¨¢ la jugada, cambiando para ello el marco jur¨ªdico que hoy impide la transferencia, incluso una tan enga?osa como la pretendida externalizaci¨®n, que es lo mismo con otra etiqueta. La ¨²nica alternativa a esta fatalidad ser¨ªa que el partido que gobierna perdiese las elecciones de marzo y el presidente Camps respondiese a la voluntad que le presentimos. Demasiados prodigios.