La resistencia iraqu¨ª asalta una comisar¨ªa en Faluya en su primera batalla abierta
Medio centenar de rebeldes liberan a 20 prisioneros en una incursi¨®n que se cobr¨® 23 muertos
"La granada rebot¨® en mi chaleco y me estall¨® entre las piernas", relata con gran entereza el suboficial Fares Ibrahim Mohamed. El chaleco antibalas evit¨® que la metralla le destrozara ¨®rganos vitales, pero el agente teme no volver a andar. Fares es uno de la treintena de heridos ayer en el asalto a la comisar¨ªa de Faluya (50 kil¨®metros al oeste de Bagdad). Al menos 23 personas murieron, seg¨²n el Ministerio del Interior iraqu¨ª. Fue un ataque sin precedentes. Medio centenar de pistoleros se abrieron camino a balazos hasta la sede policial y liberaron a los detenidos que se encontraban en sus calabozos. Los agentes carec¨ªan de armas adecuadas para responder a una agresi¨®n de esa envergadura.
"Un ob¨²s de mortero cay¨® en el patio y recibimos proyectiles por todas partes"
"Las armas de los asaltantes eran mucho m¨¢s potentes que nuestros Kal¨¢shnikov"
"?V¨¢yanse! ?V¨¢yanse!", conminan varios polic¨ªas desde el otro lado de la barrera de hormig¨®n y alambre de espino que protege la fachada principal de la comisar¨ªa. Desde el tejado de un edificio vecino, un tipo armado amenaza con disparar a los curiosos. "La banda est¨¢ todav¨ªa en los alrededores y puede regresar en cualquier momento", justifica el polic¨ªa Al¨ª Ark¨¢n, que todav¨ªa no ha tenido tiempo de ponerse el uniforme y lleva su identificaci¨®n sobre un ch¨¢ndal amarillo y verde. Los nervios est¨¢n a flor de piel. Hace apenas tres horas que todos han vivido una pesadilla.
Eran poco m¨¢s de las ocho y media de la ma?ana (dos horas menos en la Espa?a peninsular), cuando unos cincuenta hombres armados abrieron fuego contra el edificio policial y la vecina sede del cuerpo de defensa civil. "Dispararon desde los cuatro puntos cardinales", explica a esta enviada Rahim Hama, uno de los conserjes de la vecina delegaci¨®n de Educaci¨®n, mientras muestra los impactos dejados en el edificio por los proyectiles que erraron su objetivo. Los desconchones son evidentes a la altura del segundo piso, donde est¨¢ el departamento de contabilidad. Los funcionarios hab¨ªan comenzado su jornada laboral a las ocho.
"Al o¨ªr el tiroteo nos refugiamos todos en el s¨®tano", a?ade Rahim, a¨²n conmocionado. La calle est¨¢ sembrada de casquillos de bala de 7,62 mil¨ªmetros y otras vainas de mayor calibre. Pero el tiroteo fue s¨®lo el principio de la pesadilla, que, seg¨²n diversos testimonios concordantes, se prolong¨® entre media hora y cuarenta y cinco minutos. Tras las r¨¢fagas de ametralladora, los asaltantes se abrieron paso con lanzagranadas y morteros.
"Un ob¨²s de mortero cay¨® en el patio de la comisar¨ªa y empezamos a recibir proyectiles por todas partes", recuerda el polic¨ªa Al¨ª Fadel desde su cama del hospital de Faluya. Al¨ª tiene 20 a?os y la metralla de una granada le ha herido en un hombro y en las manos. Le ha salvado, como a Fares, el chaleco antibalas. "Sus armas eran mucho m¨¢s potentes que nuestros Kal¨¢shnikov", lamenta, no obstante; una queja de la que tambi¨¦n se hizo eco uno de sus superiores.
Una treintena de personas m¨¢s, en su mayor¨ªa polic¨ªas, se encuentran ingresadas, seg¨²n el subdirector del hospital, Adel Hamd¨¢n, que s¨®lo permite la visita de la periodista a los heridos con una escolta armada. "Temo por su seguridad", justifica. Seg¨²n el ministerio del Interios iraqu¨ª, los fallecidos fueron 17 polic¨ªas, dos civiles y cuatro atacantes. Sin embargo, una fuente militar norteamericana elevaba a 27 el n¨²mero de muertos en la refriega. "Todos eran iraqu¨ªes", asegura Hamd¨¢n, negando la versi¨®n de la calle de que se trataba de iran¨ªes o libaneses.
"Unos cuantos lograron entrar en el edificio y empezaron a disparar despacho por despacho, hasta que llegaron al calabozo, rompieron la cerradura y liberaron a los prisioneros", prosigue Al¨ª. "Todos nos defendimos y logramos matar a varios y capturar a uno al que hab¨ªamos herido", relata. El joven polic¨ªa, que afirma que hab¨ªa dos centenares de detenidos, "criminales y ladrones de coches", ignora si ten¨ªan alguna relaci¨®n con los asaltantes. El comisario jefe, Hakim al Yumaili, reduce a 22 la cifra de liberados. Los responsables policiales discrepan sobre el objetivo de la operaci¨®n.
"Ten¨ªa por finalidad liberar a unos extranjeros detenidos por la polic¨ªa hace tres d¨ªas", declara Doreid Salah Hamed, jefe del Cuerpo de Defensa Civil, cuya sede (al otro lado de un solar bald¨ªo que hay justo detr¨¢s de la comisar¨ªa) tambi¨¦n recibi¨® varias andanadas. Sin embargo, un asistente de Al Yumaili asegur¨® que s¨®lo ten¨ªan detenidos por delitos comunes. "La detenci¨®n de los resistentes no es competencia de la polic¨ªa, sino de los norteamericanos", asegur¨® el oficial.
Las fuerzas estadounidenses, que desde el verano pasado no patrullan el interior de la ciudad, llegaron al lugar del ataque cuando ya era demasiado tarde. "Han venido en tres veh¨ªculos y han disparado a diestro y siniestro por la calle principal", insist¨ªa Jalil Ibrahim Ugla a pocos metros de la comisar¨ªa, sin que nada probara sus palabras. El hombre, un jeque de la tribu de los Al Mahanda, preguntaba, jaleado por otros desocupados, por qu¨¦ en su ciudad "s¨®lo matan a iraqu¨ªes, no a americanos o jud¨ªos". Las calles de Faluya, una de las plazas fuertes de la resistencia a la ocupaci¨®n, se llenaron a primera hora de la tarde de hombres armados y de los primeros cortejos f¨²nebres.
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