I(nvestigaci¨®n) + D(efensa)
El informe Main Science and Technology Indicators, recientemente publicado por la OCDE, resalta que Espa?a es el primer pa¨ªs europeo en porcentaje de los presupuestos p¨²blicos de I+D dedicados a la defensa y el ¨²ltimo en porcentaje de gastos del PIB en investigaci¨®n b¨¢sica. No es mi objetivo analizar en este art¨ªculo la conveniencia o no de los programas militares, ni sus efectos en la industria de este pa¨ªs. ?se es otro debate. Reclamo un modelo para la pol¨ªtica de I+D, que no enmascare los datos reales, que se base en fortalecer el sistema p¨²blico, teniendo como eje fundamental una pol¨ªtica de recursos humanos y en facilitar el trasvase del conocimiento generado en el mismo al sector privado, promoviendo, por tanto, la innovaci¨®n en las empresas y su transformaci¨®n en beneficios sociales y econ¨®micos.
Ocho a?os es tiempo suficiente para valorar la actuaci¨®n del Gobierno de la derecha en el sistema de ciencia y tecnolog¨ªa. El modelo que el PP ha aplicado ha sido un modelo fallido. Desde que gobierna, ha cambiado la estructura del gasto presupuestario, basando su crecimiento en el incremento del denominado Cap¨ªtulo VIII (anticipos o cr¨¦ditos reembolsables). Estos gastos, que en su casi totalidad son pr¨¦stamos a empresas, supon¨ªan el 5,4% en 1996 y han pasado a ser el 51,6% de los presupuestos p¨²blicos dedicados a investigaci¨®n (funci¨®n 54) en 2004. Es decir, uno de cada dos euros invertidos se destinan al sector privado. Adem¨¢s, muchos de estos cr¨¦ditos, m¨¢s del 70% del total, han ido destinados a la fabricaci¨®n de armamento, la supuesta I+D militar, que en la mayor¨ªa de los casos no es ni I ni D. ?O alguien piensa que en la construcci¨®n de las Fragatas F 100 se han destinado m¨¢s del 85% a la I y la D, como ha manifestado el Gobierno en sede parlamentaria?
Supongo que el objetivo de este modelo era estimular la inversi¨®n del sector privado en el sistema de I+D, pero el resultado ha sido desastroso. Analicemos algunos datos que confirman el escaso impacto de esta pol¨ªtica:
a) La evoluci¨®n del gasto en innovaci¨®n tecnol¨®gica sobre el PIB ha descendido del 1,67% en 2000 al 1,59% en 2002, ¨²ltimo dato conocido, publicado en diciembre de 2003 por el INE. Es decir, menos gasto en innovaci¨®n.
b) El impacto de los cr¨¦ditos a las empresas. En 2002 se les concedieron 2.000 millones de euros, a los que habr¨ªa que sumar otras cantidades en forma de subvenci¨®n, hasta llegar a m¨¢s de 2.500 millones. Pues bien, el gasto de I+D de ese a?o, declarado por el sector privado al INE, fue de 3.926 millones de euros. Es decir, cada euro del presupuesto p¨²blico entregado a las empresas para I+D no produjo ni siquiera un euro m¨¢s de inversi¨®n privada.
c) El efecto de los gastos militares de I+D sobre las inversiones empresariales. Los ¨²ltimos datos de la OCDE arrojan un resultado desolador: mientras que 37,3% de los Presupuestos Generales del Estado destinados a I+D ten¨ªan como finalidad la defensa, el porcentaje total del gasto espa?ol en I+D destinado a estos fines (contabilizando la inversi¨®n privada) fue del 4,1%. Es decir, el Gobierno destina m¨¢s de un tercio de su presupuesto a estos menesteres, mientras el conjunto del sistema emplea la vigesimoquinta parte. ?Qu¨¦ poder de arrastre! La raz¨®n es que las empresas, al cumplimentar los cuestionarios del INE, no pueden contabilizar como gastos de I+D la fabricaci¨®n del armamento que luego venden al Ministerio de Defensa. ?sta es otra prueba palmaria de que la mayor parte de estos gastos no son ni I ni D.
Algo falla en el sistema. Es necesario trabajar a medio y largo plazo. No es razonable responsabilizar s¨®lo a las empresas, como hace el Gobierno. Hay que apoyarlas adecuadamente. Es imprescindible una reforma del sistema: un incremento continuado de la financiaci¨®n para las universidades y los OPIS, m¨¢s eficiencia en la gesti¨®n (sin comentarios sobre la situaci¨®n vivida), mayor flexibilidad de funcionamiento de los centros como el CSIC, mejor coordinaci¨®n y distribuci¨®n de responsabilidades con las comunidades aut¨®nomas, fomentar realmente la cultura de la innovaci¨®n en las empresas a trav¨¦s de medidas fiscales y financieras asequibles de verdad y sin la burocracia que las asfixia, muy especialmente a las peque?as y medianas. En definitiva, un modelo de pol¨ªtica cient¨ªfica y tecnol¨®gica distinto del modelo fallido del PP.
No es razonable que en estos a?os hayamos conseguido ser los primeros en Europa en porcentaje de los presupuestos p¨²blicos de I+D dedicados a la defensa (37,3% en 2001 en Espa?a, frente al 30,5% del Reino Unido, que siempre hab¨ªa sido el leader europeo, y a una media de la UE del 15,2%). O que, en ese mismo informe, aparezca que nuestro pa¨ªs es el ¨²ltimo (de los pa¨ªses estudiados) en porcentaje de gastos del PIB en investigaci¨®n b¨¢sica (0,15%). No es razonable la precarizaci¨®n de nuestro sistema, en el que el 25% de los investigadores son becarios, no est¨¢ definida una carrera cient¨ªfica o no existe una pol¨ªtica de recursos humanos adecuada (el ¨²ltimo a?o se crearon 60 plazas de personal investigador en el CSIC, cuando hay casi 800 doctores contratados y la edad de ingreso en ese organismo es la mayor de la historia: 37,5 a?os).
Es la hora del compromiso con la ciencia por parte de todos; pero con un modelo bien definido y distinto del actual y, en ning¨²n caso la investigaci¨®n "b¨¢sica" debe ser la militar.
Jaime Lissavetzky es portavoz del PSOE de Ciencia y Tecnolog¨ªa.
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