Un euro, 30 denarios
El euro que Federico Trillo ech¨® a rodar desde?osamente hacia una periodista de la Cadena SER de Alicante, que lo interpelaba acerca de las armas de destrucci¨®n masiva de Irak, tiene mucho de rendici¨®n incondicional y de revelaci¨®n de su impotencia. Ese gesto pretendidamente chancero es todo un acto desesperado a impulsos de la soberbia y del fracaso. Y es que m¨¢s all¨¢ del islote de las cabras, Federico Trillo se siente inseguro, y divaga o recurre al truco del almendruco, es decir, a la evasi¨®n, a la tergiversaci¨®n, a la confusi¨®n y al descomunal enga?o, para soslayar las responsabilidades y obligaciones, por las que, entre todos, le pagamos su n¨®mina. Frente a la contundencia de las declaraciones de Hans Blix, ex jefe de los inspectores de armamento, que record¨® que la ONU nunca afirm¨® que en Irak hubiera ingenios ni biol¨®gicos ni qu¨ªmicos -muchos tambi¨¦n lo recordamos-, todo el argumento y la gracia del ministro de Defensa se ha resuelto en un rictus grotesco y en un mal calculado adem¨¢n, que evidencia su talante despectivo hacia los medios de comunicaci¨®n y la ciudadan¨ªa. Ese euro que ha guardado premeditadamente en su bolsillo durante una semana, para la ofensa, muestra en su cara todos los frustraciones de una gesti¨®n deleznable al frente de la cartera de Defensa; y en su cruz, el estilo vulnerario de quien carece de otros recursos.. Ni siquiera se justifica por la crispaci¨®n y los miedos de las pr¨®ximas elecciones que no solo tienen en vilo a los candidatos del PP, sino que los tienen atacados contra los periodistas que no pastan en sus evanescentes dominios. Acorazado el propio Rajoy, aturdido y hasta escarnecido por Aznar, bien lo guarde, entre hilillos de chapapote, y para siempre jam¨¢s, su fiel Gabriel Elorriaga. M¨¢s dicharachero y fiado a aquel espont¨¢neo manda huevos, el cabeza de lista al Congreso por Alicante, ha concluido su estrepitosa ca¨ªda en una ci¨¦naga de desaciertos, l¨ªos y mentiras. Que se lo piense otra vez delante del pueblo y de quienes lo informan: por un euro pueden arrojarle hasta treinta denarios. Su precio.
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