Chaves y Ortega dan por cerrada la pol¨¦mica de la ruptura y garantizan el pacto de la Junta

El presidente de la Junta, Manuel Chaves, y el secretario general del PA, Antonio Ortega, dieron ayer por cerrada la pol¨¦mica abierta por el presidente andalucita, Alejandro Rojas-Marcos, sobre el riesgo de ruptura en la coalici¨®n de Gobierno de la Junta, tras el anuncio de la banda terrorista ETA de abrir una tregua s¨®lo en Catalu?a. Ambos garantizaron con rotundidad la continuidad del pacto. El socialista atribuy¨® la postura "irresponsable" de Rojas-Marcos a un "problema interno" del PA, mientras que Ortega la calific¨® de "error" al margen de la direcci¨®n. El presidente andalucista, por su parte, reivindic¨® su derecho a "levantar la voz" y advirti¨® a Chaves: "?Cree que con unos sillones va a comprar nuestra conciencia moral?".

Aunque el supuesto conflicto en el seno del Gobierno andaluz se considere extinguido, el enfrentamiento p¨²blico entre la llamada vieja guardia de Rojas-Marcos y la direcci¨®n del PA no ha hecho nada m¨¢s que empezar. Lejos de guardar silencio, el presidente andalucista volvi¨® ayer a insistir en que su partido debe abandonar la Junta si el PSOE no rompe con Esquerra Republicana. "Yo acato la decisi¨®n de mi secretario general, porque soy disciplinado como el que m¨¢s, pero, como presidente del partido, me corresponde levantar la voz y se?alar el camino que creo que el PA debe tomar".

Horas antes, Antonio Ortega se hab¨ªa mostrado extremadamente lac¨®nico respecto a su compa?ero, con reiterados "sin comentarios" a las preguntas de los periodistas. Se limit¨® a calificar de "error" que se hagan p¨²blica las opiniones de dirigentes que no han discutido previamente en la ejecutiva, especialmente en periodo electoral. "Como no voy a caer en lo que considero un error, me van permitir que no siga por ese camino", zanj¨®.

La contenci¨®n p¨²blica de Ortega no esconde, sin embargo, la profunda irritaci¨®n de la direcci¨®n del PA por el aprieto en el que le han colocado su presidente y la agrupaci¨®n de Sevilla. Atribuyen las palabras de Rojas-Marcos a un "ataque de histrionismo", al tiempo que recalcan que su cargo org¨¢nico no es ejecutivo y "tiene poco peso".

Los socialistas tambi¨¦n rebajaron al m¨¢ximo la pol¨¦mica. "Se trata de un problema interno", dijo ayer de manera tajante el presidente de la Junta y, sin citarlo expresamente, tild¨® de "irresponsable" a Rojas-Marcos. Desde el primero hasta el ¨²ltimo, los dirigentes del PSOE consideran que la sacudida del presidente andalucista no va dirigida a ellos, sino a Antonio Ortega, a quien vaticinan una campa?a a trompicones y llena de obst¨¢culos. "Una vez que el secretario general del PA ha dicho lo que yo pienso que es la ¨²ltima palabra, entiendo que es un tema resuelto y que garantiza la continuidad de la coalici¨®n", despej¨® Chaves.

Pero el presidente del PA no lo cree as¨ª. "Me he quedado alucinado: Chaves se atreve a llamarme a m¨ª irresponsable cuando estoy defendiendo a los andaluces mientras su socio en Catalu?a est¨¢ comprando seguridad a cambio de la inseguridad de Andaluc¨ªa y del resto de Espa?a", declar¨®.

Tras considerar que la "indignaci¨®n" del socialista con su propuesta es una "falta de respeto al PA", Rojas Marcos encaden¨® tres preguntas ret¨®ricas: "?Qu¨¦ piensa, que ponemos el pacto por encima de cualquier cosa? ?A costa de la dignidad del pueblo andaluz? ?Cree que con unos sillones va a comprar nuestra conciencia moral?". Al igual que Ortega, el hist¨®rico dirigente, fundador del PA, no quiso interpretar las palabras del primero: "No las conozco y no voy decir nada".

Pese a que dirigentes de uno y otro sector admiten que el altercado p¨²blico puede resultar pernicioso para la campa?a, no parece que exista resquicio alguno que d¨¦ lugar a la conciliaci¨®n real. La estrategia de ambos bandos para evitar que la disputa se convierta en esc¨¢ndalo consiste en no criticarse directamente y contestar con acertijos a las m¨²ltiples preguntas que se les formulan sobre el enfrentamiento. Eso es lo m¨¢ximo que est¨¢n dispuestos a ceder. En la campa?a de 2000, cuando el cartel era Pedro Pacheco (ahora fuera del partido) ya ocurri¨® algo similar. La misma noche electoral estallaron los fuegos artificiales, que terminaron con la escisi¨®n del partido.