Inventos de la Democracia local
Alexis de Tocqueville observ¨® en La democracia en Am¨¦rica, publicado en 1840, que buena parte del ¨¦xito de los Estados Unidos se deb¨ªa a la fuerza y el vigor de su democracia local. En el globalizado mundo del siglo XXI, la afirmaci¨®n del gran pensador liberal sigue siendo completamente v¨¢lida, tanto es as¨ª que algunas de las innovaciones m¨¢s interesantes de la democracia, como los presupuestos participativos, se han gestado en el ¨¢mbito local.
En Andaluc¨ªa, repleta de ciudades cargadas de historia, no hemos querido ser menos y raro es el d¨ªa que los medios de comunicaci¨®n no nos sorprenden con alguna nueva invenci¨®n democr¨¢tica local. La semana pasada, por ejemplo, el Pleno la Diputaci¨®n de Huelva eligi¨® a sus representantes en la Asamblea de El Monte y los partidos mayoritarios, el PSOE e IU, decidieron atribuirse los 21 miembros que le correspond¨ªan, sin dejar ninguno a la minor¨ªa del PP, que no pareci¨® comprender las ventajas de esta decision y protest¨® airadamente, sin duda en la confianza de que la legislaci¨®n vigente y la jurisprudencia del Tribunal Constitucional obligan a un reparto proporcional de esos representantes.
Esta semana la sorpresa ha venido por el lado del PP, cuyo grupo municipal en el Ayuntamiento de C¨¢diz ha pedido la convocatoria de un pleno extraordinario para reprobar la conducta del l¨ªder de la oposici¨®n, Rafael Rom¨¢n, que hab¨ªa solicitado que la alcaldesa, Te¨®fila Mart¨ªnez, diera "explicaciones convincentes" acerca de la actuaci¨®n municipal en el derrumbe de un edificio el 16 de enero pasado en el que falleci¨® un adolescente. No encuentro ni en mis archivos ni en los de Internet, infinitamente m¨¢s completos, precedentes de una reprobaci¨®n similar. Hay, evidentemente, no pocos ejemplos de reprobaciones un tanto disparatadas, como la declaraci¨®n de persona non grata del presidente Aznar que hizo la Universidad de Barcelona y la del Ayuntamiento de El Ejido contra Juan Goytisolo. Tampoco faltan las reprobaciones, casi siempre fallidas, de ministros, consejeros y alcaldes, pero la idea de reprobar la actuaci¨®n de un concejal de la oposici¨®n es, hasta donde conozco, rigurosamente in¨¦dita.
La figura de la reprobaci¨®n, inventada en nuestro parlamentarismo como hermana menor y suced¨¢neo de la moci¨®n de censura, es un instrumento de control de una Asamblea democr¨¢tica (sea un Parlamento, sea un Ayuntamiento) contra el Ejecutivo, que tiene la responsabilidad de gobierno. En los Estados de partidos, como el nuestro, evidentemente es la oposici¨®n quien la usa, por lo dem¨¢s con escaso ¨¦xito; pero esta tarea de control es tan esencial para la democracia que los parlamentarios pueden decir lo que consideren conveniente sin miedo a ser perseguidos judicialmente (inviolabilidad). Por pura l¨®gica, si un poder judicial independiente no puede juzgar las opiniones, votos e iniciativas de la minor¨ªa, mucho menos lo podr¨¢ hacer la mayor¨ªa de esa misma C¨¢mara: ser¨ªa tanto como permitir que un pleito lo resolviera una de las partes.
Una de las ventajas que recog¨ªa Tocqueville de la democracia local consiste en que las innovaciones pol¨ªticas y sociales err¨®neas que se toman en ese ¨¢mbito tendr¨¢n muy poco coste para el conjunto de la naci¨®n, mientras que si la innovaci¨®n es favorable para los intereses generales se puede extender r¨¢pidamente a todo el territorio nacional. No hace falta ser un experto soci¨®logo para comprender que la decisi¨®n de reprobar a un concejal de la oposici¨®n por presentar una pregunta que no le gusta a la mayor¨ªa est¨¢ dentro del primer grupo, aunque no es seguro que en el futuro no haya alcaldes de las m¨¢s diversas ideolog¨ªas que sigan el camino que ahora explora el PP de C¨¢diz. Si seguimos con innovaciones tan disparatadas, no habr¨¢ m¨¢s remedio que retomar el grito de otro viejo liberal, Miguel de Unamuno: ?qu¨¦ inventen ellos!
Agust¨ªn Ruiz Robledo es profesor titular de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.