"El posfeminismo no existe, a¨²n hay muchas mujeres sin derechos"
Jenny Holzer (Ohio, EE UU, 1950) empez¨® su carrera de artista pegando p¨®sters con mensajes en los muros de Nueva York. Eran los a?os setenta, y la fren¨¦tica evoluci¨®n vivida por el planeta llev¨® a Holzer a cambiar radicalmente de herramienta: eligi¨® los LED (Light Electronic Diods, diodos de emisi¨®n de luz), y con esos puntitos luminosos que anuncian las farmacias o el n¨²mero en la carnicer¨ªa, esta mujer de suaves modales y humor fino, interesada por las trampas del lenguaje y la ambig¨¹edad del arte moderno, alcanz¨® la fama en 1982: ese a?o coloc¨® su obra Truisms (un juego con la palabra true, verdad) en la c¨¦lebre valla electr¨®nica de Times Square.
Entre los anuncios de Coca-Cola o Levi's, Holzer hac¨ªa aparecer sus mensajes, ya cl¨¢sicos del arte conceptual: "Prot¨¦geme de lo que quiero"; "El abuso de poder nunca llega por sorpresa"; "La sumisi¨®n total puede ser una forma de libertad". Ahora, la autora de la cortina del Guggenheim Bilbao, que hace poco expuso sus obras en los camiones de limpieza de Madrid, ense?a su mirada m¨¢s personal y triste en la galer¨ªa Javier L¨®pez (calle de Manuel Fern¨¢ndez Longoria, 7). Sus piezas, que rodean un fluorescente del genial minimal Dan Flavin, son lamentos por la especie humana, gritos silenciosos contra la violencia dom¨¦stica, la guerra, la muerte del sexo y el poder c¨ªnico.
Pregunta. ?Vive a¨²n en Nueva York?
Respuesta. No, ahora vivo en una granja, cuatro horas al norte. Mi hija prefiere el campo.
P. As¨ª que la gran grafitera urbana vive en el campo... ?Y come s¨®lo cosas org¨¢nicas?
R. Bueno, nos gustan algunas, participamos un poco de eso, pero tampoco somos accionistas. Nuestro vecino es de Bilbao y tiene un gran reba?o de ovejas.
P. ?No se aburren all¨ª?
R. Yo paso en la carretera m¨¢s tiempo que en casa. Suelo hacer piezas para sitios espec¨ªficos y me gusta adaptar las obras a los espacios, as¨ª que viajo mucho.
P. Aqu¨ª ha tra¨ªdo una instalaci¨®n con un texto que corre fren¨¦tico por el LED. Parece que habla de la guerra, pero no se entiende mucho. Y marea verlo.
R. El mareo forma parte, una peque?a parte, de mis obras. Y el texto es, en efecto, sobre la guerra. Al principio era un memorial sobre la II Guerra Mundial, pero ahora, por desgracia, se ha ajustado a la situaci¨®n actual, que por cierto es horrible.
P. No la veo muy optimista.
R. Pero intuyo una posibilidad de cambio: la prensa est¨¢ empezando a girar. Duermo cada noche con la CNN, y he notado que incluso los conservadores empiezan a ser cr¨ªticos con la pol¨ªtica en Irak y el rumbo de la econom¨ªa. Y generalmente la mezcla de cr¨ªticas a la pol¨ªtica econ¨®mica y la pol¨ªtica exterior suele producir cambios.
P. Un diccionario de arte la relaciona con el posfeminismo.
R. Pues es curioso: ?el posfeminismo no existe! A¨²n hay muchas mujeres sin derechos en el mundo. S¨®lo cuando las cosas se equilibren habr¨¢ posfeminismo. Pero, por supuesto, pienso mucho en esas cosas, y conf¨ªo en tener cierta empat¨ªa con las mujeres. Aunque los problemas de la mujer son generales: piensan en el mundo y todo est¨¢ relacionado.
P. Otra de sus piezas es una especie de poema sobre el sexo complicado y violento. ?Sus textos son autobiogr¨¢ficos?
R. En parte, pero trato de generalizar a partir de eso. La verdad es que odio escribir, es lo peor que me puede pasar, s¨®lo escribo cuando estoy desesperada. Y ahora empiezo a estarlo.
P. ?Dir¨ªa que sus textos son poemas?
R. Creo que s¨¦ lo que es poes¨ªa y lo m¨ªo no me lo parece. S¨®lo son textos que quieren empotrarse en algo, a veces en la electr¨®nica, a veces en p¨¢ginas, otras veces en proyecciones de luz, jam¨¢s en libro.
P. ?Nunca tuvo esa ambici¨®n?
R. Ni la ambici¨®n ni la presunci¨®n. Son textos enfadados, tristes, pero no son poes¨ªa.
P. ?No es demasiado humilde?
R. No, s¨®lo precisa. Sirven, pero no como literatura. Si hacen pensar a la gente, est¨¢ bien.
P. Algunas piezas parecen altares futuristas. ?Autocr¨ªtica o predica contra la dominaci¨®n religiosa?
R. F¨ªsicamente, son lugares sublimados, limpios, hechos para ser contemplados. Pero los mensajes son contradictorios, y eso es tambi¨¦n una forma de advertir de los peligros de aceptar el discurso religioso sin m¨¢s. Soy una fan
de la belleza y la contemplaci¨®n, no de hacer tragar mensajes a la gente.
P. Pero denuncia abusos, hechos concretos. Su arte es una llamada a la resistencia.
R. S¨ª, pero es a la vez un espacio para que el lector elabore la pieza en su imaginaci¨®n, no trato de imponer nada.
P. S¨®lo de advertirnos de que vivimos en un mundo de locos.
R. Bueno, si nos parece cuerdo que en Irak el Gobierno interino quiera empeorar los derechos de las mujeres, entonces el mundo est¨¢ bien. Pero a m¨ª eso no me parece una mejor¨ªa. Desde que hice la intervenci¨®n en Times Square, cuando empec¨¦ con mi fetiche electr¨®nico, mi labor cambi¨® radicalmente: los p¨®sters eran contracultura, usando el LED trataba de usar medios oficiales para comunicar informaci¨®n alternativa.
P. ?Y aprendi¨® electr¨®nica?
R. Compr¨¦ unas luces de discoteca, le¨ª el libro justo y aprend¨ª a programar. Lo malo es que despu¨¦s todo se complic¨® demasiado y la tecnolog¨ªa me super¨®. ?Pero conozco a la gente adecuada!
P. ?Su tradici¨®n art¨ªstica fundamental es el graffiti?
R. S¨ª, las pintadas escritas en la calle, pero tambi¨¦n los medios de comunicaci¨®n, la publicidad, el discurso libre, el speaker's corner de Hyde Park, en Londres. Y el simple impulso de crear cosas para que la gente mire. ?Cosas atractivas con luces y colores!
Babelia
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