Carrie y sus amigas se despiden
Tras seis a?os en antena, 'Sexo en Nueva York' termina por decisi¨®n voluntaria de sus creadores
Seis a?os despu¨¦s de cambiar el lenguaje de las mujeres en televisi¨®n, la serie Sexo en Nueva York acaba ma?ana en Estados Unidos con un episodio final en el que Carrie Bradshaw deber¨¢ elegir qu¨¦ tipo de sexo y qu¨¦ ciudad prefiere para completar su madurez. Tal es la intriga creada en torno al futuro sentimental de la protagonista que los productores de la serie han grabado hasta cuatro finales diferentes para que nadie, salvo el equipo de direcci¨®n, pueda filtrar cu¨¢l es el elegido. La serie termina m¨¢s por decisi¨®n voluntaria de los creadores que por agotamiento creativo; se habla de un posible salto al cine a corto plazo.
Sexo en Nueva York siempre ha sido una serie centrada en esos dos conceptos: la pasi¨®n y la ciudad. El relato de la vida sexual y sentimental de cuatro mujeres contrapon¨ªa el ¨¦xito profesional en sus carreras frente a sus propias inquietudes afectivas y carnales. El retrato adulto e impertinente de las tribulaciones de la mente femenina proporcionaba una ventana abierta por la que el espectador masculino pod¨ªa entrar a ese recinto cerebral, antes inescrutable en televisi¨®n. Cab¨ªa la posibilidad de que las reflexiones retratadas no fueran aut¨¦nticamente femeninas, sino basadas en lo que los hombres piensan que las mujeres piensan, o en lo que los hombres creen que las mujeres se dicen cuando hablan entre ellas. A juzgar por la cr¨ªtica del p¨²blico femenino, la serie se acerca lo suficiente a la realidad.
Cuando naci¨®, todo estaba preparado para que la serie fracasara. Su creador, Darren Starr, acababa de cerrar la producci¨®n de Melrose Place. Starr no hab¨ªa demostrado ser capaz de hacer otra cosa que no fueran folletines juveniles. Para empeorarlo, este guionista decidi¨® que las cuatro mujeres de su historia tuvieran una vida profesional y unas cuentas corrientes de un volumen repelente. Es todo un m¨¦rito que los espectadores puedan sentir empat¨ªa hacia personajes tan insoportablemente preocupados por el color de sus zapatos Manolo Blahnik.
Sin embargo, Starr proporcion¨® un retrato cordial de las tribulaciones sexuales de estas mujeres en un marco retratado de manera exquisita. El Nueva York que deja esta serie es quiz¨¢ el mejor que ha aparecido nunca en la historia de la televisi¨®n, vibrante y luminoso. Todo lo que no es aut¨¦nticamente Manhattan pierde entidad. Brooklyn o Queens no son barrios de Nueva York, son un mundo ajeno a la esencia urbana.
Y el sexo es tambi¨¦n de los mejores porque est¨¢, como debe ser, lleno de interrogantes. Desde el primer cap¨ªtulo, Bradshaw formulaba sus preguntas en la pantalla del ordenador: "?Pueden las mujeres disfrutar del sexo tanto como los hombres?". "?Cu¨¢ntas veces a la semana es lo normal?". La revista Time santific¨® esos interrogantes con una foto en portada de las cuatro mujeres bajo el t¨ªtulo ?Para qu¨¦ hace falta un marido? Y todo se hac¨ªa con un lenguaje en el que al sexo oral no se le llamaba as¨ª, sino con su nombre. Ahora, algunas cadenas convencionales quieren recortar esos di¨¢logos para empezar a distribuir Sexo en Nueva York a un p¨²blico m¨¢s familiar, pero ser¨¢ como quitar la sangre a una pel¨ªcula de Quentin Tarantino.
Los espectadores esperan alguna respuesta. ?Optar¨¢ Carrie por el amor espor¨¢dico pero confortablemente conocido que le ofrece Mister Big o caer¨¢ en los brazos apasionados e impredecibles de su ¨²ltimo descubrimiento amoroso? ?Se quedar¨¢ Carrie en Nueva York o se marchar¨¢ con ¨¦l a Par¨ªs?

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