El 'gur¨²' del fin del 'software'
Marc Benioff augura la muerte de la industria actual por "inmadura"
Una empresa hostelera instala y gestiona sus programas inform¨¢ticos, algo as¨ª como si montara "una planta nuclear en la empresa para obtener electricidad". Lo dice Marc Benioff, que lleva desde 1999 augurando la "muerte del software" en su compa?¨ªa Salesforce, que no vende sus programas sino que alquila su uso por la Red. La de esta empresa es una de las OPV m¨¢s esperadas del a?o, y su presidente, uno de los "l¨ªderes del ma?ana", seg¨²n el Foro de Davos.
"Los ejecutivos espa?oles quiz¨¢ piensen que a¨²n deben comprar 'hardware' y 'software', y hacer lo mismo que antes de que existiera Internet"
"Las empresas quieren menos costes y complejidad. Y eso ofrecemos. No son 'bits' y 'bytes'. Es un mensaje claro: la muerte del 'software"
En el Mandarin Oriental, uno de los hoteles m¨¢s lujosos de Londres y donde tuvo lugar esta entrevista, se pod¨ªa distinguir a los empleados de Salesforce porque llevaban una chapa en la solapa con la palabra "software" tachada con una se?al de prohibido. El presidente de esta compa?¨ªa, Marc Benioff, pregona "el fin del software" desde que dej¨® Oracle -donde dicen que fue uno de sus mejores vendedores- para fundar Salesforce.
Benioff es ya uno de los directivos m¨¢s conocidos del sector, por su facilidad de palabra y la agresividad de sus mensajes. Es, adem¨¢s, uno de esos j¨®venes ejecutivos de los que los medios estadounidenses adoran hablar porque sus carreras deben ser seguidas muy de cerca. En 2002, el Foro Econ¨®mico Mundial le eligi¨® entre los 100 "l¨ªderes del ma?ana". Para Fortune, es uno de los 25 empresarios a seguir, y forma parte del comit¨¦ asesor en tecnolog¨ªa del presidente Bush.
?Qu¨¦ es lo que hace Salesforce?La idea es reducir los costes y problemas que, dice Benioff, tienen las empresas al instalar programas: los clientes de Salesforce no compran software, sino que pagan una suscripci¨®n para utilizarlo, y la soluci¨®n es hasta diez veces m¨¢s barata que los programas tradicionales, asegura.
"Cuando construyeron este hotel", reflexiona Benioff, "no tuvieron que instalar una planta nuclear para tener electricidad. Pero, probablemente", a?ade, "la mayor parte de los ejecutivos espa?oles todav¨ªa piensan que deben comprar hardware y software, y contratar a alguien para que lo instale, es decir, que deben hacer lo mismo que hace diez a?os, antes de Internet",
Benioff explica que la Red ha introducido un cambio radical en el mercado del software porque permite servir los programas instant¨¢neamente al cliente. El "viejo" modelo, dice el ejecutivo, s¨®lo provoca dolores de cabeza. "La complejidad [de instalaci¨®n y gesti¨®n] es enorme. Tambi¨¦n hay unos costes asociados muy grandes, en mantener y actualizar el programa. La tecnolog¨ªa, para el empresario, es un mal necesario". Benioff cree que el problema principal reside en que la industria el software es muy inmadura a¨²n. "Los ejecutivos no deber¨ªan preocuparse por la tecnolog¨ªa", dice, para despu¨¦s arremeter contra sus rivales: "Muchas empresas no quieren comprar el software de Larry Ellison [Oracle] o Tom Siebel [Siebel]. Ya lo hicieron y no funcion¨®. Quieren cambiar, quieren menos costes y menos complejidad. Y eso es lo que les ofrecemos. No son bits y bytes, no son acr¨®nimos. Es un mensaje muy claro: el final del software. Es un mundo nuevo".
Salesforce factura unos 100 millones de d¨®lares y asegura tener 9.000 clientes, entre ellos 150 espa?oles, como Telef¨®nica Data, ?ptize o el equipo de baloncesto Adecco Estudiantes. Salesforce ha pasado "de cero a cien en cuatro a?os", explica Benioff, y en ¨¦poca de crisis. Por eso, sus competidores dicen que, cuando el mercado vuelva a crecer, Salesforce fallar¨¢. "As¨ª que", repregunta Benioff, "si hay una recuperaci¨®n de la econom¨ªa, ?la gente va a comprar software de mala calidad que no funciona? Yo no lo creo. Pero no pasa nada. Los gigantes tienden a pensar que la manera en que funcionan las cosas ahora es como lo har¨¢n siempre".
Este modelo pone nerviosos a algunos clientes potenciales, porque les da miedo no controlar su tecnolog¨ªa. "Sus datos est¨¢n mucho m¨¢s seguros conmigo", razona, "porque yo tengo a los mejores profesionales del mundo, mientras ellos s¨®lo tienen a la gente que pueden pagar. Estas empresas est¨¢n arriesgando informaci¨®n por los agujeros de Microsoft o los virus. Conmigo, est¨¢n contratando a un profesional. As¨ª es como yo me gano la vida", dice Benioff. Y vuelve, de nuevo, a utilizar un s¨ªmil para explicar la filosof¨ªa de Salesforce: "Es como si pensaran: "Oh, tengo un r¨ªo aqu¨ª al lado de la oficina, voy a poner un molino de agua que genere toda mi electricidad".
Hacerlo bien o hacer 'el bien'
Para Benioff, no s¨®lo ha muerto el software. El presidente de Salesforce acaba de publicar un libro, Capitalismo compasivo, en el que recupera la idea del "final del software" para aplicarlo a la caridad. Es "el final de la filantrop¨ªa": "Algunas compa?¨ªas", explica, "hacen mucho dinero y despu¨¦s firman un cheque. Creemos que la compa?¨ªa debe, seg¨²n crece, devolver recursos a la comunidad. Es importante que haya una conexi¨®n entre tu ¨¦xito y tu integraci¨®n con la comunidad".
Pero ?no son capitalismo y compasivo t¨¦rminos contradictorios? Benioff explica el modelo de Salesforce: "Cedemos un 1% de nuestro tiempo y nuestros beneficios al a?o; damos seis d¨ªas libres a los empleados. La cultura que queremos desarrollar es la de una compa?¨ªa que no s¨®lo lo est¨¢ haciendo bien, sino que est¨¢ haciendo el bien".
Benioff cree que gran parte del problema del escaso desarrollo de la responsabilidad social es que "muchos consejeros delegados no saben c¨®mo servir a la comunidad o a sus empleados; saben c¨®mo ganar dinero".
El libro explica c¨®mo han estructurado sus planes filantr¨®picos peque?as y grandes compa?¨ªas. Se trata de explicar a los antiglobalizaci¨®n que hay empresas que trabajan para mejorar sus comunidades, aunque Benioff reconoce que las protestas ciudadanas tienen sentido. "Piensan que las compa?¨ªas no ayudan a otras personas, que s¨®lo les importa el negocio y est¨¢n centradas en sus accionistas. Pero incluso ellos no tienen respuestas, son antiempresa o antiglobalizaci¨®n, y eso es un error. Entre todos, tenemos que integrar todos los puntos de vista, y definir un modelo que funcione".
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