"La pintura me ha permitido hacer muchas pel¨ªculas de bajo costo"

Luciano Emmer (Mil¨¢n, 1918) aparece fascinado por los juegos de luz que el sol provoca en la Alhambra, que acaba de visitar. "Ser¨ªa bonito poder hacer all¨ª uno de mis documentales de arte. Ya lo estoy imaginando: el monumento completamente vac¨ªo al amanecer y de fondo las voces de los ¨¢rabes que all¨ª vivieron". El director de cine italiano -colaborador de Pasolini y De Sica- y autor de t¨ªtulos comerciales de ¨¦xito como Par¨ªs, siempre Par¨ªs (1951), con Lucia Bos¨¦ y Marcello Mastroianni; Tres enamoradas (1952), o La chica del escaparate (1961)- acudi¨® la pasada semana a Granada para participar en el X Congreso de Historiadores de Cine, en el que estren¨® su ¨²ltimo filme, Viaje a las fronteras del arte, un documental basado en pinturas prehist¨®ricas.

Emmer es el creador del subg¨¦nero films d'art. Se trata de documentales en los que la divulgaci¨®n del valor est¨¦tico de la obra no es el principal objetivo. A partir de los gestos y expresiones de las pinturas de Giotto, Goya o Picasso, el director trata de contar historias completas con principio y final. "Mi inter¨¦s por el arte fue en principio casual. Cuando con 20 a?os quise dedicarme al cine, no ten¨ªa dinero para hacer pel¨ªculas. Los frescos de Giotto, que son como c¨®mics, me dieron el gui¨®n. Yo s¨®lo film¨¦ y mont¨¦. Si el pintor tuviera herederos tendr¨ªa que pagarles los derechos", bromea el director sobre su primer documental, Retrato de un fresco (1938).

Tal vez por ello no encuentra diferencias entre sus documentales y las pel¨ªculas puramente comerciales. "En realidad es lo mismo. En un filme de ficci¨®n, lo que cuenta es la expresi¨®n del actor", aunque se trate de una historia escrita en un gui¨®n. En la pintura, el argumento y los personajes los proporciona el propio artista. "Yo no voy a ver el cuadro sino los gestos de los personajes, lo que cuentan... La pintura me ha permitido hacer muchas pel¨ªculas de bajo costo", dice el cineasta.

Y, sin embargo, es m¨¢s conocido por sus t¨ªtulos comerciales que por sus documentales. Emmer pasar¨¢ a la historia como el descubridor de Marcello Mastroianni, con el que obtuvo sus dos primeros ¨¦xitos de taquilla (Domingo de agosto y Par¨ªs, siempre Par¨ªs). "Era la persona m¨¢s natural, aut¨¦ntica y humana que jam¨¢s he conocido. Con ¨¦l, como con Renato Salvatori, ten¨ªa una sensibilidad com¨²n", asegura. "Tambi¨¦n conoc¨ª a Brigitte Bardot antes de que se estrenara como actriz. La vi durante un viaje a Par¨ªs cuando apenas ten¨ªa 15 a?os y quise hacer con ella una pel¨ªcula sobre danza. Pero al final mi productor me impuso a otra actriz".

Sergio Amidei (Roma ciudad abierta, Stromboli) estuvo entre sus guionistas favoritos. El director rod¨® sus historias en siete ocasiones, entre las que se encuentran las pel¨ªculas que ¨¦l prefiere (Domingo de agosto, Par¨ªs, siempre Par¨ªs, Tres enamoradas, La chica del escaparate...). "Amidei me recomendaba que dejara la direcci¨®n y me dedicara s¨®lo a hacer guiones", recuerda el director. "En mi primera pel¨ªcula con ¨¦l estaba aterrorizado por lo que pudiera hacer con su argumento, pero cuando se estren¨®, le llam¨® Suso Cecchi D'Amico (la guionista de Visconti) y le dijo: 'Eres idiota. ?No ves que la pel¨ªcula es buena?", r¨ªe. Con Amidei rod¨® Picasso, documental en el que el artista dibujaba en un muro blanco su famosa paloma, a la que amenazaba un terrible monstruo. Horas despu¨¦s de terminar el rodaje unos operarios volvieron a pintar la pared y la pel¨ªcula qued¨® como ¨²nico documento de esa obra del artista malague?o.

Emmer abandon¨® el cine en 1961 decepcionado por los cortes que la censura hab¨ªa impuesto en La chica del escaparate. Durante 30 a?os se dedic¨® a hacer peque?os spots publicitarios para la televisi¨®n (los famosos caroselli) que fueron muy admirados en Italia. En ellos se basa para dar consejos a los nuevos cineastas. "Los j¨®venes de ahora se entusiasman con los medios t¨¦cnicos, pero el cine no es eso, sino las cosas que te tocan". Dice que los pioneros son v¨¢lidos maestros. "Que se fijen en George M¨¦li¨¨s (Viaje a la luna, 1902) que en seis o siete minutos trataba temas elementales que todo el mundo entend¨ªa", concluye el cineasta.