La Caixa: 100 a?os
No debiera parecernos extra?o que en una sociedad dividida y enfrentada entre capital y trabajo alguien busque una vida m¨¢s digna, m¨¢s justa y m¨¢s equitativa, y surjan hombres que elaboren proyectos para hacer realidad estas premisas. Porque los enfrentamientos exist¨ªan: grandes huelgas obreras de 1901-1902, con pactos de hambre; lock out; represi¨®n sindical y pol¨ªtica de los sindicatos anarquizantes, con sus cajas de resistencia que no pod¨ªan absorber estos combates, y adem¨¢s heridos y muertos...
Alguien debi¨® de pensar un proyecto para encauzar, aunque fuera como prueba, aquella sociedad con intereses de clases tan dispares. Y este proyecto hab¨ªa sido estudiado concienzudamente y cotejado por otros con el nombre de cajas de retiro; era, eso s¨ª, un modelo del cual ya exist¨ªan algunos antecedentes, como la Caisse G¨¦n¨¦rale d'Epargne et de Retraite (1865), en B¨¦lgica; la Cassa Nazionale di Previdenza per la Invalidit¨¤ e per la Vecchiaia degli Operai d'Italia, y la Caisse Cantonale de Neuch?tel, en Suiza, por citar s¨®lo las m¨¢s importantes.
?stos fueron los modelos que Francesc Moragas i Barret estudi¨® para su proyecto de caja de pensiones, una entidad que en la idea ten¨ªa que ser de armonizaci¨®n entre clases sociales, de responsabilidad patronal y de voluntad obrera, para superar el enfrentamiento entre capital y trabajo, es decir, asociar la previsi¨®n del asalariado con la generosidad del patr¨®n, que era una idea balmesiana del catolicismo social que en Catalu?a hac¨ªa camino a trav¨¦s del catalanismo regeneracionista de la burgues¨ªa.
As¨ª naci¨® la Caja de Pensiones para la Vejez, constituida el d¨ªa 5 de abril de 1904, fundada el 16 del mismo mes e inaugurada el 5 de julio de 1905. Era un ejemplo de iniciativa privada protegida por Fomento del Trabajo Nacional (FTN), la gran patronal catalana, que hab¨ªa recabado la protecci¨®n real, pero que era dirigida por un t¨¦cnico en seguros sociales, acaso el mayor experto que hab¨ªa en Catalu?a: Francesc Moragas.
Fue precisamente ¨¦l quien prepar¨® el proyecto entre 1901-1902 y con Llu¨ªs Ferrer-Vidal, de FTN, el que le dio vida. De Caja de Pensiones para la Vejez pas¨® en unos meses a ser tambi¨¦n "de Ahorros", que fue la f¨®rmula definitiva del gran proyecto moragasiano.
En Catalu?a no hab¨ªa nada igual, ni por concepci¨®n (ahorro y seguro), ni por ambici¨®n (para toda Catalu?a y Baleares); era la innovaci¨®n t¨¦cnico-actuarial ajustada a las necesidades del pa¨ªs. Quer¨ªa ser el inductor de los seguros sociales libres de la mano del Instituto Nacional de Previsi¨®n, porque en el fondo Moragas y sus prohombres de la burgues¨ªa catalana ten¨ªan un miedo atroz a lo que llamaban "socialismo de Estado", por el cual intu¨ªan que los seguros sociales, si deb¨ªan ser eficaces, era necesario que fuesen obligatorios. Para Moragas, pues, era preciso introducir cuanto antes los seguros libres para paralizar cuanto m¨¢s tiempo mejor el intrusismo del Estado. Y cuando la obligatoriedad se hizo ley y se instaur¨® el R¨¦gimen de Retiros Obreros Obligatorios, por all¨¢ en 1921, "la Caixa", que era como popularmente se conoc¨ªa, supo desvincularse de aquella patronal y colabor¨® con el Instituto Nacional de Previsi¨®n (desde 1910), que la declar¨® caja colaboradora del Patronato de Previsi¨®n Social de Catalu?a y Baleares e institucionaliz¨® aquellos seguros sociales modernos como un paso hacia la justicia social. Ahorro y seguros llevaron a La Caixa a ser ya en 1920 la primera caja espa?ola.
Cien a?os no pasan en vano: La Caixa colabor¨® con la Mancomunidad catalana y con la Generalidad republicana, y fue el organismo t¨¦cnico-administrativo para hacer pagos y cobros del Retiro Obrero, del Seguro de Maternidad y del Seguro contra Accidentes del Trabajo, al primero de los cuales, hacia 1935, ya estaban afiliados m¨¢s de un mill¨®n de asalariados.
Pero tambi¨¦n La Caixa quer¨ªa ser una instituci¨®n de ahorros general y se expandi¨® por toda Catalu?a y Baleares, y tambi¨¦n lleg¨® a Andorra y a cada rinc¨®n del pa¨ªs donde cajas y bancos, temerosos, no quer¨ªan ubicarse. Los problemas planteados por la Guerra Civil y la revoluci¨®n social dividieron La Caixa territorialmente e interiormente, con represalias importantes, depuraciones, control pol¨ªtico, etc¨¦tera, unido a una larga posguerra de dificultades y de llorers marcits...
La relaci¨®n Caixa-sociedad ha tenido componentes destacados, a trav¨¦s de la red de beneficencia y de obras socioculturales como aquellos homenajes a la vejez, fiesta c¨ªvico-patri¨®tica que supo establecer una relaci¨®n de afecto entre la entidad y el pueblo, dif¨ªcilmente comprensible sin la condici¨®n de servicio que La Caixa asumi¨® como principio inexcusable hacia Catalu?a. Casi todas las familias catalanas ten¨ªan un libreta de La Caixa, se?al de que la instituci¨®n formaba parte del imaginario colectivo popular y estructural de la sociedad catalana de aquel momento.
Cien a?os, tres grandes etapas: la de Moragas-Boix (1904-1938), la de Lu?o Pe?a (1939-1975) y la de Vilarasau-Fain¨¦-Brufau (1976-2003).
De los ¨²ltimos 30 a?os hay que destacar su expansi¨®n social y financiera, de ahorro y de servicios, y su auge en todo el territorio espa?ol, junto con la fusi¨®n, v¨ªa absorci¨®n, de la antigua Caja de Barcelona. La han presidido hombres de diversa naturaleza pol¨ªtica: L. Ferrer-Vidal, L. Serrahima, M. Mateu Pla, N. De Carreras, S. Millet i Bel, J. A. Samaranch, J. Vilarasau y R. Fornesa. Durante estos 100 a?os ha tenido relativamente pocos directores generales: F. Moragas i Barret, J. M. Boix i Raspall, E. Lu?o Pe?a, J. Vilarasau, I. Fain¨¦, A. Brufau. De estas etapas queda todav¨ªa un signo: sobre las dos puertas principales de la antigua sede de La Caixa, y por voluntad de Moragas, figuraba el escudo de Catalu?a, borrado en 1940 con cincel y martillo, para grabar las letras CPVA. Devolverles las cuatro barras a dichos escudos ser¨ªa quiz¨¢ un peque?o pero simb¨®lico homenaje a Moragas, a la postre el hombre que pens¨® y lanz¨® La Caixa hacia su centenario.
Alfred P¨¦rez-Bastardas es historiador.
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