"Los desarmados ponemos buena cara a la tragedia"
Laura Restrepo (Bogot¨¢, 1950) vivi¨® ayer un d¨ªa de inmenso ajetreo y felicidad. No pudo empezar mejor la jornada. "Me despert¨® Jos¨¦ Saramago para decirme que Delirio hab¨ªa ganado el Premio Alfaguara. Que fuera Saramago en persona me llena de alegr¨ªa. He le¨ªdo todos sus libros, p¨¢gina a p¨¢gina. Le admiro como escritor y tambi¨¦n como ser humano, como luchador antiarmamentista". "Estoy encantad¨ªsima", afirm¨® Restrepo en conversaci¨®n telef¨®nica.
Autora de novelas como La multitud errante, La novia oscura, Leopardo al sol, publicadas por Anagrama, o Dulce compa?¨ªa (Ediciones B), la escritora explic¨® que con Delirio se produce un punto de inflexi¨®n en su literatura.
Pregunta. ?Es Delirio una novela sobre la locura o una historia de amor?
Respuesta. Es la historia de un hombre, Aguilar, que, tras un viaje de cuatro d¨ªas, se encuentra con que su mujer, Agustina, ha perdido la cabeza. Su primer objetivo es averiguar por qu¨¦ ha sufrido una perturbaci¨®n tan profunda. Y al mismo tiempo es una historia de amor obsesivo y esperanzado, en la que lo da todo para recuperarla.
P. Habr¨¢ que esperar a que salga el libro, el 14 de abril, para saber si tiene o no final feliz.
R. ?ste es el secreto. S¨®lo puedo decir una frase que ha dicho Saramago y que me ha hecho mucha gracia: "Hay un encuentro gracias a una corbata roja".
P. Se trata de una novela contada a trav¨¦s de varias voces.
R. S¨ª, hay cuatro narradores, que cuentan la historia en primera persona. Agustina habla desde su locura y Aguilar es la voz que reconstruye primero el escenario de lo que ha pasado durante su ausencia y, a partir de ah¨ª, llega al trasfondo de la vida de Agustina, cuyo pasado, en realidad, no conoc¨ªa demasiado.
P. ?Qui¨¦n es Midas McAlister?
R. Otro de los narradores. Es un antiguo novio de Agustina. Ella y Aguilar se mueven en una especie de mundo interior. McAlister, en cambio, es el encargado de relatar el mundo exterior: los convulsos a?os ochenta en Colombia, dominados por Pablo Escobar.
P. La cuarta voz es la del abuelo de Agustina.
R. El abuelo materno, Nicol¨¢s Portolinus, que tambi¨¦n sufre demencia.
P. ?Es la locura de Agustina gen¨¦tica o se debe a causas externas?
R. No hay diagn¨®stico de la locura en esta novela. He evitado cualquier punto de vista m¨¦dico para dar la visi¨®n de la persona que la sufre y de la de su entorno m¨¢s pr¨®ximo. Es una locura que est¨¢ siempre a un paso de la realidad. Una locura muy cercana a la que vivimos cada d¨ªa los colombianos.
P. Tambi¨¦n hay humor.
R. Es una novela muy violenta, y contra la violencia, el mejor ant¨ªdoto es el humor. Por eso hay situaciones tragic¨®micas, tal como ocurre en la vida cotidiana de los colombianos. Los desarmados ponemos buena cara a la tragedia.
P. Y, adem¨¢s, hay suspense.
R. Delirio tiene visos de novela policial. ?Qu¨¦ le pas¨® a Agustina? Aguilar realiza una verdadera investigaci¨®n.
P. En La multitud errante, en La novia oscura o en Leopardo al sol, entre otras novelas suyas, habla siempre de c¨®mo enfrentarse a la violencia, c¨®mo superarla.
R. Es inevitable teni¨¦ndola tan cercana. Escribir sobre la violencia es como conjurarla. Pero, a diferencia de mis otras novelas, en ¨¦sta es una trama externa, un tel¨®n de fondo. Fundamentalmente se trata de ver qu¨¦ pasa en el alma de una mujer, en su locura.
P. ?Ha conocido casos?
R. Muchos casos. Soy una m¨¦dica frustrada. He visitado instituciones para enfermos mentales, he estudiado los mecanismo del delirio. Pero esta novela no es una mirada m¨¦dica sobre la locura, sino una mirada humana.
P. El presidente Belisario Betancur la nombr¨® en 1983 miembro de la comisi¨®n negociadora de paz entre el Gobierno y la guerrilla M-19. Ahora ha vuelto a la pol¨ªtica.
R. S¨ª. Soy directora del Instituto de Cultura del Ayuntamiento de Bogot¨¢. Lucho Garz¨®n, el alcalde, dijo que era la funcionaria que m¨¢s r¨¢pidamente hab¨ªa aceptado. S¨®lo tard¨¦ la cuarta parte de un minuto en aceptar. Es casi impensable que exista una alcald¨ªa de izquierdas en un pa¨ªs tan de derechas como Colombia. Es un espacio extraordinario de democracia y queremos transmitir a los casi siete millones de habitantes de Bogot¨¢, sobre todo a los estratos m¨¢s pobres, el frenes¨ª y la pasi¨®n por el arte y la cultura. La cultura es un espacio de paz, y eso es lo que los colombianos andamos buscando desesperadamente, eso y que los armados se reintegren en la vida civil.
P. Est¨¢ usted entusiasmada y muy ocupada, ?tendr¨¢ tiempo de viajar a Madrid para recibir el premio el pr¨®ximo 20 de abril?
R. La pelea por la democracia es hacer compatibles muchas cosas. Claro que lo recoger¨¦, y ser¨¢ en un escenario muy adecuado.
P. Muchas veces se ha comparado su estilo con el de Garc¨ªa M¨¢rquez.
R. Me imagino que alg¨²n eco de su obra debemos tener los escritores colombianos, porque es una figura tutelar. Pero nosotros estamos aprendiendo a encontrar nuestro camino. La realidad colombiana avanza tan r¨¢pido que nos marca la pauta.
P. ?Se siente parte de alguna generaci¨®n?
R. Hay una enorme vitalidad en Latinoam¨¦rica y en Espa?a, pero lo que nos marca es la diversidad. Puedo decir que admiro mucho a Fernando Vallejo, que es un maestro; a Roberto Bola?o; a Ricardo Piglia.
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