El duelo de nunca acabar
El Deportivo vuelve a superar al Juventus, pero su m¨ªnimo triunfo deja la eliminatoria en el aire
Desde hace tres a?os, Deportivo y Juventus parecen disputar un partido interminable que nadie logra desnivelar. Cada uno puede presumir de triunfos parciales, como el que lograron los italianos la pasada campa?a y el Deportivo la anterior. Pero el balance de conjunto tiende a un equilibrio permanente, y el desenlace final se va aplazando hasta la eternidad. Anoche, el Depor volvi¨® a demostrar que tiene m¨¢s f¨²tbol que su reputado y recurrente adversario. Tampoco fue suficiente para rematarle. Aunque el triunfo m¨ªnimo mantiene en pie las esperanzas blanquiazules, los duelistas volvieron a citarse para dentro de dos semanas en Tur¨ªn, en el en¨¦simo episodio de la batalla de nunca acabar.
DEPORTIVO 1 - JUVENTUS 0
Deportivo: Molina; Scaloni, Naybet, Andrade, Romero; Mauro Silva, Sergio; V¨ªctor (Manuel Pablo, m. 84), Valer¨®n, Luque (Fran, m. 80); y Trist¨¢n (Pandiani, m. 68).
Juventus: Buffon; Thuram, Legrottaglie, Montero (Birindelli, m. 55), Pessoto (Conte, m. 62); Zambrotta, Tachinardi, Nedved, Appiah; Del Piero y Trezeguet (Miccoli, m. 46).
Gol: 1-0. M. 37. Mal despeje de cabeza de Thuram a un centro lejano de V¨ªctor desde la derecha. El bal¨®n le queda franco a Luque, que marca de volea cruzada desde el pico izquierdo del ¨¢rea.
?rbitro: Gilles Veissi¨¨re (Francia). Amonest¨® a Naybet y Conte.
Unos 30.000 espectadores en Riazor.
'La Juve' hace mucho que renunci¨® a jugar, pero tiene instinto ganador en su ADN
Riazor fue testigo de hasta qu¨¦ punto est¨¢ agrietada la leyenda defensiva del Juventus. De un equipo italiano se puede esperar cualquier cosa menos una concesi¨®n. Y tampoco es que la Juve otorgara anoche demasiadas, pero s¨ª las suficientes para que el Depor elevase al marcador la superioridad futbol¨ªstica que, una vez m¨¢s, volvi¨® a exhibir sobre los italianos. El estado de nervios que vive la defensa juventina ya qued¨® retratada al poco de empezar el partido, cuando Legrottaglie le regal¨® la pelota a Valer¨®n y la cosa no acab¨® en gol porque Trist¨¢n volvi¨® a hacer una de ¨¦sas en las que se disfraza de hombre de m¨¢rmol. El blindaje de la Juve se recompuso y no volvi¨® a resquebrajarse hasta la recta final de la primera parte. Esta vez, el Depor aprovech¨® el obsequio, que vino ni m¨¢s ni menos que de Thuram, aquella mole impenetrable de hace a?os, tristemente arruinada por el paso del tiempo. El franc¨¦s convirti¨® un despeje en una asistencia a Luque, quien no tuvo m¨¢s que cruzar la pelota y abrir una noche que hasta entonces discurr¨ªa en estricto cumplimiento de las previsiones.
La Juve mostr¨® lo que llevaba escrito en su alineaci¨®n: una abundante tropa -hasta siete hombres- entregada puramente a tareas de demolici¨®n y tres aventureros con talento -Nedved, Del Piero y Trezeguet- para silbar alguna melod¨ªa reconocible entre el fragor de la maquinaria pesada. El Depor se encontr¨® con el t¨ªpico partido que ya ha repetido media docena de veces en tres a?os frente al mismo rival. Un duelo cargante y ¨¢spero, como una caminata entre socavones, ante un adversario que hace mucho que renunci¨® a jugar al f¨²tbol, pero con el instinto ganador inscrito en su ADN y una laboriosidad que no concede el menor respiro. El Depor no desesper¨®. Conoc¨ªa muy bien las obligaciones que le iba a imponer el partido y sigui¨® a rajatabla las instrucciones de su entrenador, que le hab¨ªa exigido pocas demoras en la circulaci¨®n de la pelota para evitar que el Juventus maniobrase sus hormigoneras. Y, por encima de todo, el Depor tuvo a Valer¨®n, el genio capaz de elevarse sobre el entrechocar de los cascotes.
Valer¨®n desminti¨® anoche muchos prejuicios. Sobre todo, el que le acusa de achicarse en las grandes ocasiones. A la llamada de un partido estelar, Valer¨®n respondi¨® entregando todas sus fuerzas y su talento. Presion¨® como el que m¨¢s y hasta se permiti¨® robar balones a lo m¨¢s aguerrido de la falange italiana. Lo dem¨¢s era cuesti¨®n de clase y de descifrar las debilidades del contrario. Valer¨®n las puso todas a prueba. Busc¨® los veloc¨ªsimos desmarques de Luque para aprovechar la pesadez del disminuido Thuram. Persigui¨® todas las pelotas hasta la extenuaci¨®n y, cuando no hab¨ªa otro camino, las imant¨® a la bota y se atrevi¨® a encarar a toda la defensa italiana por las rutas m¨¢s pobladas, las de la frontal del ¨¢rea. Pero una vez m¨¢s, al Depor volvi¨® a fallarle el delantero centro. Lo de Trist¨¢n empieza a ser un caso cl¨ªnico y eso que Irureta parece haberle concedido un cr¨¦dito ilimitado. Unas veces es por su irritante desgana. Y otras por un problema de ofuscaci¨®n. Anoche no se le pudo achacar falta de compromiso. Pero tanta voluntad s¨®lo le sirvi¨® para un triste ejercicio de impotencia.
Aunque fuese casi siempre a remolque del Depor, a la Juve no le faltaron ocasiones. Pero tampoco en ese aspecto los italianos cumplieron la tradici¨®n que les atribuye un don infalible en cualquiera de las dos ¨¢reas. Tambi¨¦n es cierto que Molina puso lo suyo, aguantando con aplomo los mano a mano ante Del Piero y Miccoli. La Juve dio la impresi¨®n de querer estirarse al comienzo de la segunda parte, pero pronto desisti¨® de tales prop¨®sitos. A pesar de todo, sigui¨® confiando en su defensa y su magn¨ªfico portero. Lo cierto es que no volvi¨® a fallar, ni siquiera cuando Montero se fue lesionado. Para entonces, el Depor se hab¨ªa apagado con el declinar de las fuerzas de Valer¨®n. No dej¨® de intentarlo el cuadro de Irureta, pero con menos fundamento que en la primera parte. Y el desenlace de este duelo interminable qued¨® de nuevo pospuesto.
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