Viva Valer¨®n
No hay mejor versi¨®n espa?ola de Zidane que la de Valer¨®n. En ocasiones injustamente rebajado por su aire melanc¨®lico y su falta de pegada medi¨¢tica, este canario de toque y zancada sosegada tiene un sat¨¦lite en el cerebro que le permite tener una panor¨¢mica privilegiada del juego. Lo ve y lo ejecuta con eficacia, con una falsa sencillez y sin necesidad de los gestos circenses -dentro o fuera del campo- que falsamente perfuman a jugadores de medio pelo.
Valer¨®n es un futbolista de verdad, entero, de una sola pieza. En su juego no hay nada postizo, est¨¢ despojado de accesorios in¨²tiles. ?l interpreta el f¨²tbol con la pulcritud imprescindible para que todos los que gravitan a su alrededor parezcan mucho mejores. Sabe cu¨¢ndo hay que parar, cu¨¢ndo girar el telescopio a una orilla u otra y cu¨¢ndo se debe acelerar. Desde luego, el chico no es una gacela y en una carrerita de la plantilla deportivista llegar¨ªa en el cami¨®n escoba. ?Y qu¨¦ m¨¢s da? Cuando ¨¦l se enchufa, el Deportivo es rapid¨ªsimo, se apresura con la velocidad justa, porque con la marcha en primera Valer¨®n hace que la pelota se vuelva supers¨®nica. A su ritmo, con esa cadencia justa que muchos traducen por pereza, es el bal¨®n el que suda tinta. O los contrarios, como les ocurri¨® a los fogoneros del Juventus, que cazaron moscas durante buena parte de la noche por culpa del tal Valer¨®n, que les dio un m¨¢ster de f¨²tbol, muy bien escoltado, por cierto, por Sergio, un jugador de ida y vuelta, explosivo en las dos direcciones, que mezcla de maravilla con el canario y el eterno Mauro Silva.
En una jornada complicada, con la vieja y rocosa Juve enfrente y con las cantinelas previas sobre las espantadas del canario en d¨ªas de altos vuelos, Valer¨®n estuvo soberbio, varios cuerpos por encima del resto de los actores, incluidos las estrellas rosas de los italianos. Del oropel de Nedved o Del Piero s¨®lo le separa un maquillaje m¨¢s atrevido -un botellazo al pelo y las patillas a navaja, por ejemplo- y un verbo m¨¢s estridente para que los focos no equivoquen el disparo. Sobre la cancha resiste la comparaci¨®n con cualquiera.
Frente a la empachosa Juve, si el Deportivo no sac¨® mayor ventaja, sobre todo en el primer tramo, fue por el mal momento que atraviesa Trist¨¢n, al que Valer¨®n puso una y otra vez en ¨®rbita sin mucho ¨¦xito. Trist¨¢n lleva un tiempo entre tinieblas, lo que le ofusca ante el gol y le resta luces. Algo gen¨¦tico en la mayor¨ªa de los delanteros del planeta, a los que ni siquiera visionarios como Valer¨®n son siempre capaces de activar. Ni siquiera cuando se remangan y roban la pelota con m¨¢s frecuencia que de costumbre, como tambi¨¦n hizo ayer el canario, que hasta demostr¨® tener el dep¨®sito en ¨®ptimo estado.
Valer¨®n es el jugador espa?ol con m¨¢s clase, el eje sobre el que debe pivotar la selecci¨®n. S¨®lo falta que se crea lo bueno que es, que se lo metan entre ceja y ceja ¨¦l y los que le arropen en Portugal. Entre todos deber¨ªan sentarle en el div¨¢n con tal fin o bien obligarle a tener de cabecera un p¨®ster de Zidane o de un gal¨¢ctico similar. El presidente Lendoiro ya lo ha hecho renov¨¢ndole hasta el final de su carrera. Y menudo ojo tiene el directivo gallego.
Hasta que en Espa?a alguien siga la misma pauta: Viva Valer¨®n.
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