Una cr¨®nica republicana
Uno de los aspectos m¨¢s sobresalientes de este texto, adem¨¢s de la sabidur¨ªa teatral de Fern¨¢n G¨®mez, es su habilidad para construir un costumbrismo gen¨¦rico a sabiendas de que la aparente inanidad de la acci¨®n cobrar¨¢ una importancia inusitada al desarrollarse al comp¨¢s de un acontecimiento tan brutal como la evoluci¨®n de la guerra civil espa?ola a partir del verano del 36. No se crea por eso que el autor recurre a la fisonom¨ªa de los tipos en detrimento de la laboriosa construcci¨®n de personajes, ya que en la obra los hay tan contrastados y de tanta val¨ªa dram¨¢tica como Don Luis, su esposa, su hija, la criada, los vecinos y dem¨¢s n¨®mina de personajes que se ven pillados en un hurac¨¢n extra?o que convertir¨¢ sus vidas para siempre en una cosa distinta. No es la paz, sino la victoria lo que empieza cuando el tel¨®n se cierra.
Las bicicletas son para el verano
De Fernando Fern¨¢n G¨®mez, por Teatro de la Danza. Int¨¦rpretes, Gerardo Malla, Resu Morales, Juli¨¢n Gonz¨¢lez, Luc¨ªa Quintana, Sandra Ferr¨²s, Enriqueta Carballeira, Charo Soriano... Direcci¨®n, Luis Olmos. Teatro Principal. Valencia.
Todo va discurriendo por sus pasos contados durante el primer acto, que concluye de una manera estremecedora con los milicianos organizando la defensa de Madrid, acontecimiento aqu¨ª muy bien montado y que incluso ahora pone los pelos de punta al espectador. Siempre con la figura de Don Luis como eje radial en el que van a confluir casi todo el resto de personajes, un Don Luis cuya mezcla de escepticismo y de cansancio, tambi¨¦n de republicanismo m¨¢s o menos confeso, est¨¢ muy bien dado en escena por Gerardo Malla, un actor con esqueleto de marca, y por una Sandra Ferr¨²s que es todo un hallazgo en su papel de criada que inicia sus juegos sexuales con el hijo adolescente de la casa. Historia de crecimiento y de iniciaci¨®n, cr¨®nica intergeneracional de un momento definitivo de nuestra historia, Las bicicletas son para el verano es un montaje bonito, en el sentido m¨¢s noble del t¨¦rmino, que Luis Olmos ha dirigido con limpieza y sin recurrir a m¨¢s trampas de las necesarias. Un montaje, dir¨ªa yo, republicano, en su claro prop¨®sito de ense?ar, y que algo tiene de autobiogr¨¢fico en relaci¨®n con la vida temprana del autor.
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