'Good-bye ETA!'
Contra todo pron¨®stico, hace unas semanas sal¨ª del coma profundo en que he estado sumido desde el 23 de febrero de 1981. Poco a poco, y tratando de esquivar o suavizar sorpresas de posible efecto traum¨¢tico, mis familiares y amigos me han ido poniendo al corriente de los cambios producidos durante estos veintipocos a?os en el mundo, en Espa?a y en mi entorno m¨¢s pr¨®ximo. Al parecer, he reaccionado bastante bien y desde hace unos d¨ªas se me permite, durante unas horas, o¨ªr la radio y ver la televisi¨®n. Me han prometido que dentro de poco, si resisto, podr¨¦ incluso prescindir de esa capa protectora de ficciones que son las noticias y afrontar directamente, sin grave riesgo psicol¨®gico, la rocosa realidad de los hechos.
No me ha resultado demasiado dif¨ªcil familiarizarme con el nuevo decorado internacional, pues en realidad se parece bastante al paisaje que dej¨¦. EE UU sigue empe?ado en invadir pa¨ªses y en globalizar la democracia mediante la guerra, Israel prosigue el lento exterminio de los palestinos y s¨®lo en el Este cabe registrar un peque?o cambio: la burocracia comunista, tras privatizar el capital antes monopolizado por el Estado y repart¨ªrselo entre ellos, ha dejado de planificar la explotaci¨®n y la opresi¨®n de sus pueblos y consiente que sea la mano invisible del mercado la que les condene ahora a la miseria.
Algo m¨¢s me ha costado llegar a creerme algunas de las cosas que, seg¨²n me han contado, han ocurrido en Espa?a: que un peque?o y oscuro falangista de Valladolid, que antes escrib¨ªa art¨ªculos contra la Constituci¨®n en La Rioja, es ahora presidente de un Gobierno que ha elevado ¨¦sta a la condici¨®n de sagrado e intocable fetiche; que dos fil¨®sofos antes en las ant¨ªpodas ideol¨®gicas y radicalmente enfrentados, el ¨¢crata Fernando Savater y el comunista Gustavo Bueno, coinciden ahora en la defensa del PP y en presentar la unidad de Espa?a como la ¨²ltima utop¨ªa; que el Ej¨¦rcito espa?ol ya no prepara un golpe de Estado cada seis meses y los generales ni siquiera hacen sugerencias a los gobernantes sobre lo que pueden o no legislar y hacer; que el n¨²mero de asesinatos de ETA, entre 50 y 100 anuales a finales de los setenta y en los primeros ochenta, se ha ido reduciendo paulatinamente hasta llegar a 0; que la derecha espa?ola ya no parece pedir sopitas al Ej¨¦rcito al primer apuro, aunque siga siendo sierva de la Iglesia; que ETA, otrora fuerte y poderosa, est¨¢ exang¨¹e y agonizante, ayuna de cualquier apoyo social significativo, proscrita y repudiada por los sectores del nacionalismo vasco que anta?o la cobijaron, apoyaron, exculparon o comprendieron.
Algunas de estas cosas, las primeras citadas, me dejaron un tanto perplejo y triste, pero en mi reacci¨®n a las ¨²ltimas, una inmensa alegr¨ªa se superpuso pronto a la inicial sorpresa. Hay una inmensa diferencia entre la situaci¨®n de Espa?a en el 81, cuando entr¨¦ en coma, y la que he encontrado al despertar: ha disminuido notablemente, hasta casi desaparecer, el miedo razonable bajo cuya sombra ha vivido secularmente la pol¨ªtica espa?ola y que a tantos apa?os, disfraces y acomodos oblig¨® durante la transici¨®n. Con ETA casi incapaz de matar y un Ej¨¦rcito aparentemente curado de tentaciones salvadoras, el miedo al golpismo y al terrorismo -miedo que protagoniz¨®, muy razonablemente, la ¨¦poca de la transici¨®n- ya no preside la escena pol¨ªtica espa?ola. ?Los espa?oles tenemos menos motivos que nunca para tener miedo! ?Nunca nuestra libertad ha estado menos coaccionada por la fuerza de las armas de unos y otros!
Por eso no logro entender el clima alarmista que impera en los medios de comunicaci¨®n, el tono apocal¨ªptico con que se expresan pol¨ªticos y periodistas, el extra?o empe?o con que unos y otros se esfuerzan por convencer a los espa?oles de los graves peligros y asechanzas que les aguardan, de los grandes riesgos que amenazan a esas respetables criaturas de ficci¨®n que son la Unidad de Espa?a, la Democracia o la Convivencia de los espa?oles.
Mi perplejidad ha empezado a rozar la desolaci¨®n ante la incomprensible reacci¨®n de casi todos al comunicado de ETA en el que anuncia que no piensa matar m¨¢s en Catalu?a porque all¨ª los independentistas han progresado mucho y no quiere interferir. Todo el mundo parece de acuerdo en que ETA siempre ha irrumpido en las campa?as electorales intentando influir coactivamente en los resultados de las elecciones. Pero tienden a olvidar o menospreciar que antes lo hac¨ªa matando y ahora lo ha hecho mediante un v¨ªdeo, hablando y montando un peque?o teatrillo folcl¨®rico con ikurri?a y senyera incluidas. ?No es m¨¢s l¨®gico congratularse por ese cambio, por ese paso del asesinato al drama, que lamentarlo y rasgarse las vestiduras?
Adem¨¢s, lo que ETA anuncia en ese v¨ªdeo es que va a dejar de matar en Catalu?a, lo cual no deja de ser una buena noticia, al menos una noticia parcialmente buena en lo que tiene de nuevo. Aunque en lo que tiene de viejo, de no-noticia, est¨¦ empa?ada ciertamente por la presuposici¨®n impl¨ªcita de que va a seguir intentado matar fuera de Catalu?a, no alcanzo a entender por qu¨¦ ser¨ªa mejor noticia que, como antes, tambi¨¦n siguiera intentando matar en Catalu?a. Algunos comentaristas parecen reclamar a los catalanes que se manifiesten, en nombre de la igualdad de los hombres y los pueblos, bajo el eslogan: "ETA, m¨¢tanos a nosotros tambi¨¦n".
En cualquier caso, lo que es sin duda alguna una inmejorable noticia (toco madera) es que ETA no pueda intervenir pol¨ªticamente de otra manera que mediante un v¨ªdeo, pues pocas dudas ha dejado su criminal historia de que si pudiera matar matar¨ªa. Lo haga o no en el futuro, su comunicado es un s¨ªntoma indudable de extrema debilidad, lo cual no deja de ser tambi¨¦n una muy buena noticia, s¨®lo mejorable por la noticia de su defunci¨®n. ?No cabe inferir incluso del comunicado de ETA que es tanta su debilidad actual que ha entrado en agon¨ªa y anda buscando excusas para declarar treguas y abandonar definitivamente? A poco consecuente que ETA logre llegar a ser con sus propios delirios ideol¨®gicos de enfermo terminal, ?no cabe esperar que las mismas razones que ha invocado para la tregua en Catalu?a (el avance pol¨ªtico del independentismo) le lleven tarde o temprano a declarar la tregua tambi¨¦n en Euskadi (donde el avance del independentismo es, pese a su acci¨®n terrorista, a¨²n mayor) y, por extensi¨®n l¨®gica, en toda Espa?a? ?O acaso piensa ETA que Maragall es m¨¢s independentista que Ibarretxe y la proyectada reforma del Estatuto de Catalu?a m¨¢s nacionalista que el plan Ibarretxe?
Todo indica que ETA se ha hecho un l¨ªo monumental y tiene un cacao mental a¨²n supe
rioral habitual en ella, que ha sido siempre bastante notable, lo cual -sumado a su debilidad- tambi¨¦n es una buena noticia, pues no debe olvidarse que tambi¨¦n los criminales necesitan psicol¨®gicamente encontrar alg¨²n sentido a sus acciones. Afortunadamente, ETA parece ya no saber muy bien lo que le conviene para sobrevivir y olvida cada vez con mayor frecuencia una regla de oro de todo terrorismo competente: que las treguas, parciales o totales, incluso las "treguas-trampa", le debilitan. Como estos ¨²ltimos a?os han mostrado, la ETA que rompi¨® la tregua de Lizarra era a¨²n m¨¢s d¨¦bil que la que la proclam¨®.
Y en cuanto al controvertido asunto de si la entrevista con Carod ha tenido o no algo que ver con esa declaraci¨®n, lo ¨²nico pol¨ªticamente relevante -como muy bien dijo Miguel ?ngel Aguilar en La hora 25 de la cadena SER el d¨ªa 17- es si ERC ha concedido o no a ETA, a cambio de ella, alguna contrapartida pol¨ªtica inaceptable. Si como todo parece indicar no ha habido concesiones ni contrapartidas de ning¨²n tipo y todas esas buenas noticias se han obtenido gratis, s¨®lo queda darle las gracias a Carod y recomendarles a Bono, Rodr¨ªguez Ibarra, Esperanza Aguirre y dem¨¢s presidentes auton¨®micos que se den una vuelta por Perpignan para que la tregua se extienda y ETA se disuelva.
En los a?os ochenta ETA exig¨ªa negociar directamente con el Ej¨¦rcito espa?ol para dejar de matar, en Lizarra se conform¨® con negociar con el PNV-EA un giro soberanista en la pol¨ªtica del nacionalismo vasco pac¨ªfico y democr¨¢tico, hoy parece contentarse con que alg¨²n l¨ªder pol¨ªtico de poca monta le haga una visita de cortes¨ªa para charlar.
En definitiva, quien compare la situaci¨®n actual del terrorismo y el golpismo con la que desemboc¨® en el golpe de Tejero s¨®lo podr¨¢ mostrar un monumental asombro ante el apocal¨ªptico clima pol¨ªtico promovido en los medios de comunicaci¨®n por una grotesca legi¨®n de rid¨ªculos profetas de desastres. Un monumental asombro y un notable regocijo: al fin y al cabo, good-bye ETA!
Juan Aranzadi es escritor y profesor de Antropolog¨ªa de la UNED.
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