Est¨¦tica, poes¨ªa, historia
Russell P. Sebold es una figura de primer orden en la tradici¨®n y en la actualidad viva del hispanismo norteamericano. Tiene en su haber una trayectoria de cuarenta a?os dedicados a la investigaci¨®n, la docencia y la edici¨®n de cl¨¢sicos espa?oles, y la direcci¨®n de la Hispanic Review, la m¨¢s enjundiosa y cl¨¢sica de las publicaciones peri¨®dicas de su ¨¢mbito al otro lado del Atl¨¢ntico. En L¨ªrica y po¨¦tica en Espa?a nos ha venido a ofrecer, con el aval de su nutrida madurez, una s¨ªntesis de sus asuntos predilectos, los que en el mundo cient¨ªfico se asocian a su nombre; una sinfon¨ªa en la que resuenan, cuidada y novedosamente orquestadas, algunas de sus melod¨ªas favoritas.
Al recorrer sus casi seiscientas p¨¢ginas hubi¨¦ramos llegado a deducir un prop¨®sito y un m¨¦todo que se nos apuntan ya en el prefacio. El primero ha sido exponer cu¨¢l es la idea que, a lo largo de un recorrido de tres siglos y medio, se han hecho de su actividad creativa los poetas, los dramaturgos, los novelistas y los preceptistas. El segundo, evitar la proyecci¨®n abusiva sobre el pasado de prejuicios contempor¨¢neos acerca de la entidad y la periodizaci¨®n de la literatura, dando siempre la palabra a los testimonios documentales de la ¨¦poca y ley¨¦ndolos m¨¢s all¨¢ de los superficiales y t¨®picos esquemas de sucesi¨®n lineal de tendencias o generaciones.
L?RICA Y PO?TICA EN ESPA?A (1536-1870)
Russell P. Sebold
C¨¢tedra. Madrid, 2003
574 p¨¢ginas. 16,90 euros
Ninguna ¨¦poca es un com-
partimento estanco, y todo estudioso que haya profundizado en el estudio de cualquiera de ellas lo sabe. Este libro es una ilustraci¨®n de ese principio: si su atenci¨®n primordial se dirige al siglo XVIII, la necesaria consideraci¨®n de sus antecedentes gen¨¦ticos y su continuidad evolutiva ha ampliado necesariamente el horizonte hasta el siglo XVI, por una parte, y hasta fines del XIX, por la otra. Entramos as¨ª en materia con Garcilaso y su actualidad en el seno de uno de los dogmas del neoclasicismo, la claridad del discurso art¨ªstico frente al inmediato pasado barroco, asunto directamente relacionado con la restricci¨®n dieciochesca al siglo XVI de la expresi¨®n "Siglo de Oro".
La periodizaci¨®n de neoclasicismo y romanticismo es otro de los asuntos centrales en la panoplia de Sebold. El neoclasicismo no fue una doctrina de origen exclusivamente franc¨¦s, ni una est¨¦tica de corta duraci¨®n: con fuentes de distinto origen europeo, y con una expl¨ªcita voluntad de restauraci¨®n de lo renacentista, se mantuvo vigente durante el siglo que corre de 1740 a 1840, dando lugar a una aparente paradoja: la formaci¨®n neocl¨¢sica de rom¨¢nticos tan se?eros como Espronceda, Larra y hasta B¨¦cquer. Por otro lado, el romanticismo no sustituye al neoclasicismo, ni es un fen¨®meno estrictamente decimon¨®nico: se sit¨²a entre 1770 y 1870 y, por tanto, transcurre paralela y simult¨¢neamente al neoclasicismo durante la mayor parte de la trayectoria de ambos. Queda as¨ª anulado el viejo concepto de "prerromanticismo", que se introdujo har¨¢ un siglo para dar carta de naturaleza a manifestaciones plenamente rom¨¢nticas aparecidas a partir del ¨²ltimo tercio del XVIII, pero rescatado su contenido, pues rom¨¢nticos son para Sebold, en mayor o menor medida, Cadalso, Jovellanos, Mel¨¦ndez Vald¨¦s, Quintana y Cienfuegos.
No cabe ni siquiera enumerar aqu¨ª la multitud de perspectivas que abre este libro. Sus referencias eruditas se exponen con claridad neocl¨¢sica, sin que ninguna de ellas se d¨¦ por supuesta para no desorientar ni inquietar a un lector siempre halagado por el castellano brillante, pulcro y funcional que Sebold maneja.
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