La ayuda llega a las zonas rurales de Alhucemas d¨ªas despu¨¦s del terremoto
El Gobierno de Marruecos reconoce errores en la distribuci¨®n
El Gobierno marroqu¨ª reconoci¨® ayer que han existido errores de coordinaci¨®n en el reparto de la ayuda humanitaria a las v¨ªctimas del terremoto de Alhucemas. El reconocimiento hecho por el ministro portavoz, Nabil Benabdalah, llega cuatro d¨ªas despu¨¦s del se¨ªsmo y cuando la ayuda empieza a llegar a las zonas m¨¢s alejadas. Las ONG que trabajan en la zona critican la burocratizaci¨®n del reparto, dirigido en parte por el Ej¨¦rcito, aunque reconocen la dificultad de llevar la ayuda a algunos pueblos.
El terremoto de Alhucemas no ha sido un se¨ªsmo al uso. El temblor no dej¨® grandes n¨²cleos de poblaci¨®n derruidos (salvo Imzuren, con una treintena de edificios ca¨ªdos). Los da?os se dispersan en una zona de 1.000 kil¨®metros cuadrados al sur de Alhucemas. Las casas all¨ª a menudo est¨¢n situadas de una en una. Los 571 muertos est¨¢n muy repartidos. Y lo que los lugare?os llaman pueblo no son a veces m¨¢s que tres casas que uno puede pasar de largo si parpadea. Los habitantes y las ONG han criticado la tardanza en llevar la ayuda a esas zonas. Muchas de ellas segu¨ªan ayer desabastecidas. Otras recibieron su primer cami¨®n con pan, leche, huevos, mantas y tiendas.
El ministro portavoz del Gobierno marroqu¨ª, Nabil Benabdalah, reconoci¨® en una rueda de prensa que emiti¨® la televisi¨®n local ciertos errores de coordinaci¨®n y pidi¨® m¨¢s ayuda internacional. El ministro pidi¨® calma a la poblaci¨®n de la zona aunque reconoci¨® que aquellos que no han tenido ayuda tienen motivos para estar enfadados. Benabdalah hab¨ªa recibido cr¨ªticas los d¨ªas anteriores de la prensa marroqu¨ª por la cobertura informativa de la televisi¨®n de Marruecos, que ha ignorado las protestas de los habitantes de la zona, que ayer disminuyeron. Ayer acudi¨® a Alhucemas.
En muchas zonas rurales, las primeras ayudas se ve¨ªan ayer, como en la carretera de Tammasint. All¨ª, un convoy organizado por el ex alcalde de Nador Tarik Yahya repart¨ªa comida, mantas y ropa a gente que lo ha perdido todo. "Por aqu¨ª no ha pasado nadie. Nadie nos ha tra¨ªdo nada. Las mujeres y los ni?os duermen bajo caba?as muy pobres. Necesitamos tiendas", explica Mohamed Abdsalam, de 62 a?os. Abdisalam tiene barba blanca y mala leche. Yahya asegura que el reparto ha sido ineficaz por la burocracia: "El Ej¨¦rcito no sabe hacer esto, pero no han dejado que lo hagan expertos internacionales. El coronel pregunta al comandante, ¨¦ste al general y los tres est¨¢n en un despacho y no saben organizarlo". Por la zona se ven camiones y camiones de ayuda. Muchos van sin rumbo definido y preguntan a los periodistas cu¨¢l es el destino del cargamento. Adem¨¢s de la ayuda, se ven militares. Muchos parados al borde de la carretera. Yahya afirma que los miles de militares desplazados a la zona son "bocas in¨²tiles que alimentar".
A los habitantes se han sumado las ONG. La espa?ola Nuria Balbuena, de M¨¦dicos Sin Fronteras, asegura que la ayuda ha sido tard¨ªa. "Ha hecho encrespar los ¨¢nimos de una gente que ya ten¨ªa bastante con el terremoto. El Gobierno ha estado desbordado por la magnitud de la cat¨¢strofe y porque no tiene experiencia". Balbuena reconoce que las ONG reparten mantas y atenci¨®n sin saber si por donde van acaba de pasar un convoy del Gobierno u otra ONG.
Otro problema es el reparto. No basta con que la ayuda est¨¦ en el pueblo. En la comuna rural de Ait Karma se amontonan 600 tiendas para los habitantes. El responsable de la comuna, Hakim Deaduh, asegura que no puede repartirlas porque hay 1.500 familias en la zona y que si intenta repartirlas, ser¨¢ el caos. El Ej¨¦rcito ha montado un peque?o campamento junto a la comuna. El problema se agrava porque las 1.500 familias no viven junto a la comuna, sino a varios kil¨®metros por pista de tierra.
Latabi Hambdi tiene 67 a?os y en perfecto castellano (a¨²n queda algo de influencia espa?ola) asegura que le han ofrecido quedarse en Ait Karma, pero que no puede porque sus cabras est¨¢n en lo que queda de su casa, a cuatro kil¨®metros de all¨ª. Un responsable del Ej¨¦rcito marroqu¨ª asegura que es imposible llevar tiendas a todas las casas derruidas.
Manuel Lorenzo, del Movimiento para la Paz, el Desarme y la Liberaci¨®n, reconoce que la intrincada distribuci¨®n de las casas ha dificultado la llegada de la ayuda.
Otro problema son los asaltos a los camiones. La gente, sobre todo en la ciudad, ve pasar camiones y no ve que les llegue el contenido. As¨ª que a la m¨ªnima ocasi¨®n asaltan el cami¨®n y se impone la ley del m¨¢s fuerte. Ayer ocurri¨® en el puerto de Alhucemas con dos camiones de tiendas. Por la ma?ana, con dos de mantas.
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