Expropiaciones
A mi padre tambi¨¦n le expropiaron. Fue un pedazo peque?o de terreno dentro de una finca de labor que hered¨®. Hab¨ªa que erigir all¨ª una torre de alta tensi¨®n y tuvo la mala suerte de que el punto id¨®neo estaba situado en medio de esa finca. Le impusieron un precio rid¨ªculo, solo tuvieron en cuenta la superficie, no el perjuicio que ocasionaba y la indemnizaci¨®n fue miserable. Cuando trat¨¦ de interponer un recurso, los propios funcionarios que tramitaban el expediente me aconsejaron, creo que honradamente, que no lo hiciera porque al final nos iba salir m¨¢s caro el collar que el perro. Comprend¨ª que ten¨ªan raz¨®n y sal¨ª de all¨ª con los cuatro duros para mi padre y una sensaci¨®n de impotencia irritante.
Si aquel episodio sin mayor trascendencia me dej¨® fatal, ?qu¨¦ sentir¨¢n las 2.500 familias cuyas tierras fueron expropiadas para construir las radiales de peaje aqu¨ª en Madrid? Son en su mayor¨ªa agricultores a los que hace tres a?os les lleg¨® una comunicaci¨®n del Ministerio de Fomento anunci¨¢ndoles que sus terrenos iban a ser enajenados con car¨¢cter inmediato.
Dicho y hecho, enseguida se pusieron en contacto con ellos los de Accesos Madrid, la concesionaria que gestiona las radiales 3 y 5 , para ofrecerles por cada metro cuadrado de terreno expropiado dos cochinos euros. Recuerden que estamos hablando de tierras que muchos de ellos cultivaban y constitu¨ªan, por tanto, su forma de ganarse la vida.
Esta gente recurri¨® al Jurado Provincial de Expropiaci¨®n, organismo encargado de establecer un justiprecio cuando no hay acuerdo, y que estableci¨® las indemnizaciones entre los 11 y los 23 euros por metro. Es decir hasta once veces mas de lo que los se?ores de las constructoras hab¨ªan decidido pagar. Esta diferencia abismal entre lo que pretend¨ªan pagarles y lo que un jurado t¨¦cnico neutral consider¨® justo da buena idea de hasta que punto trataron de robarles vilmente la cartera. Cuando los propietarios esperaban cobrar sus indemnizaciones en la confianza de que aun quedaba algo de justicia el se?or Ministro de Fomento, m¨¢s conocido como Francisco ?lvarez Cascos, decidi¨® declarar lesivo para el inter¨¦s p¨²blico el justiprecio decretado por el jurado. Es decir, que el Ministerio que dirige don Francisco intervino para velar realmente por los intereses de las siete constructoras que forman la empresa concesionaria y en contra de los ciudadanos que resultaron perjudicados. Para que se hagan una idea del tremendo quebranto que les causan, el asunto pasa ahora al Tribunal Superior de Justicia de Madrid quien decidir¨¢, despu¨¦s de a?os de litigio y gastos en abogados, cu¨¢l ha de ser el precio justo. P¨®nganse en la piel de los afectados e imaginen c¨®mo se les ha quedado el cuerpo despu¨¦s de quitarles las tierras y saber que la indemnizaci¨®n, tal y como funciona aqu¨ª la justicia, igual la cobran sus nietos.
Hay casos especialmente sangrantes como el del propietario de unas fincas de Navalcarnero en las que su familia cultivaba la vid y el cereal desde hac¨ªa tres generaciones. El trato fue tan expeditivo que la enajenaci¨®n fue ejecutada 15 d¨ªas antes de la vendimia y ni siquiera le dieron permiso para recoger la cosecha.
Otro asunto que huele tambi¨¦n a chamusquina es el de la desmesurada magnitud de la superficie expropiada. Cada radial necesita una franja de 60 metros de ancho y el propio Tribunal Superior de Justicia ha pedido al Ministerio de Fomento que le explique qu¨¦ pretende hacer con los 120 metros cuadrados sobrantes.
Ni que decir tiene que quienes est¨¢n sufriendo en sus carnes el atropello piensan que con el excedente de terreno al borde de la autopista alguien terminar¨¢ forr¨¢ndose. La historia de Madrid ofrece ejemplos notables de grandes negocios que se han hecho con terrenos tambi¨¦n expropiados invocando el inter¨¦s p¨²blico. Ah¨ª est¨¢n, sin ir m¨¢s lejos, las torres inclinadas de Plaza de Castilla erigidas sobre un suelo que en su d¨ªa le fue enajenado a sus leg¨ªtimos due?os para dotaciones ferroviarias. Habr¨¢n observado que el tren no pasa entre los edificios pero, en cambio, unos se?ores con gabardina recogieron vagones de oro con las plusval¨ªas. Los pol¨ªticos que son d¨¦biles con los fuertes y fuertes con los d¨¦biles permiten cosas as¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.