?Qu¨¦ Universidad?: de nuevo Ortega y Gasset
"Esa condici¨®n de no escuchar, de no someterse a instancias superiores que reiteradamente he presentado como caracter¨ªstica del hombre-masa, llega al colmo precisamente en estos hombres parcialmente cualificados. Ellos simbolizan, y en gran parte constituyen, el imperio actual de las masas, y su barbarie es la causa m¨¢s inmediata de la desmoralizaci¨®n europea". Con estas palabras, Jos¨¦ Ortega y Gasset denunciaba las perniciosas consecuencias de la barbarie del "especialismo" en su ensayo La rebeli¨®n de las masas; una meditaci¨®n sobre el hombre-masa en la sociedad moderna que apareci¨® primero en los folletones de El Sol, siendo publicado el libro en agosto de 1930.
"El car¨¢cter catastr¨®fico de la situaci¨®n presente europea se debe a que el ingl¨¦s medio, el franc¨¦s medio, el alem¨¢n medio son incultos, no poseen el sistema vital de ideas sobre el mundo y el hombre correspondientes al tiempo. Ese personaje medio es el nuevo b¨¢rbaro, retrasado con respecto a su ¨¦poca, arcaico y primitivo en comparaci¨®n con la terrible actualidad y fecha de sus problemas. Este nuevo b¨¢rbaro es principalmente el profesional, m¨¢s sabio que nunca, pero m¨¢s inculto tambi¨¦n". La misma tesis de la barbarie del "especialismo"; una consideraci¨®n mediante la que Ortega y Gasset se preguntaba, coet¨¢neamente a la publicaci¨®n de su libro La rebeli¨®n de las masas, acerca de cu¨¢l es la tarea de la Universidad en la sociedad moderna.
"No seamos paletos de la ciencia. La ciencia es el mayor portento humano; pero por encima de ella est¨¢ la vida humana misma, que la hace posible". As¨ª continuaba afirmando en Misi¨®n de la Universidad. La sociedad necesita buenos profesionales, pero puntualizaba Jos¨¦ Ortega y Gasset que necesita asegurar, antes que eso, y m¨¢s que eso, la capacidad de mandar, no tanto con el ejercicio jur¨ªdico de una autoridad, sino con la presi¨®n y el influjo difusos sobre el cuerpo social, es decir, la pr¨¢ctica de una ¨¦tica a la altura del tiempo vital. Por eso sosten¨ªa que ineludiblemente hay que crear, en la Universidad, la ense?anza de la cultura o sistema de las ideas vivas que el tiempo posee. Esto tiene que ser, antes y m¨¢s que ninguna otra cosa, la Universidad.
"La gran tarea inmediata tiene algo de rompecabezas, sea dicho sin alusi¨®n contundente. Hay que reconstruir con los pedazos dispersos -disiecta membra- la unidad vital del hombre europeo. Es preciso lograr que cada individuo o -evitando utopismos- muchos individuos lleguen a ser, cada uno por s¨ª, entero ese hombre. ?Qui¨¦n puede hacer esto sino la Universidad?". Esta ¨²ltima afirmaci¨®n a modo de pregunta sirve de referente, que no de canon, para volver a reflexionar en otro momento, el actual, y en el mismo lugar, este pa¨ªs, sobre la tarea de la Universidad en la sociedad. Una necesaria reflexi¨®n que no puede dejarse arrastrar por la urgencia de una reforma m¨¢s ni por la asunci¨®n de un determinado modelo de Universidad en relaci¨®n con los sistemas universitarios de otros pa¨ªses; informaci¨®n, s¨ª; pero no modelo.
"Ha sido desastrosa la tendencia que ha llevado el predominio de la investigaci¨®n en la Universidad. Ella ha sido la causa de que se elimine lo principal: la cultura. Adem¨¢s, ha hecho que no se cultive intensamente el prop¨®sito de educar profesionales ad hoc". Una nueva cita a modo de flash-back, de interrupci¨®n de la reflexi¨®n emprendida para exponer una idea anterior que permita seguir avanzando. La idea orteguiana era que el estudiante normal no es un aprendiz cient¨ªfico. La ciencia es creaci¨®n, s¨®lo investigaci¨®n, mientras que la acci¨®n pedag¨®gica se propone ense?ar esa creaci¨®n; la Universidad es primariamente instituci¨®n docente.
La Universidad actual precisa, antes que una precipitada reforma, una pausada reflexi¨®n que permita contestar por qu¨¦ el sistema universitario no forma adecuadamente profesionales y, sobre todo, por qu¨¦ apenas consigue hacer hombres cultos. Se trata de dar respuestas primariamente a por qu¨¦ la situaci¨®n de mediocridad, que las universidades sancionan con un t¨ªtulo oficial. Por el contrario, la escasa atenci¨®n pol¨ªtica a esas respuestas sobre la situaci¨®n de la Universidad est¨¢ condicionando su actual reforma. As¨ª, la Ley Org¨¢nica de Universidades ha repercutido m¨¢s bien en la reglamentaci¨®n del gobierno universitario, procurando esencialmente un mayor control de su gesti¨®n, y en la "liberalizaci¨®n" de la ense?anza superior, favoreciendo el desarrollo de las universidades privadas, adem¨¢s de no garantizar el acceso a la funci¨®n docente de manera m¨¢s clara.
La creaci¨®n de un espacio europeo de ense?anza superior no puede quedarse, por otra parte, en la mera armonizaci¨®n de cr¨¦ditos docentes y t¨ªtulos universitarios. Pero la pretensi¨®n de establecer realmente un sistema m¨¢s competitivo puede hacer que se caiga en el profesionalismo sin atender la radical tarea universitaria de ense?anza de la cultura, olvidando tambi¨¦n que la Universidad, si no exclusivamente, es adem¨¢s ciencia. Advert¨ªa Ortega y Gasset que si la cultura y las profesiones quedaran aisladas en la Universidad, sin contacto con la incesante fermentaci¨®n de la investigaci¨®n, se anquilosar¨ªan muy pronto. La ciencia debe constituir el humus donde el ¨¢rbol de la ense?anza superior tenga hincadas sus ra¨ªces.
Francisco Sevillano Calero es profesor titular de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad de Alicante.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.