Cerco a Schumacher
Raikkonen, Montoya y Alonso aspiran a que el alem¨¢n no alcance, a sus 35 a?os, su s¨¦ptimo t¨ªtulo
No es una cuesti¨®n de edad. Michael Schumacher tiene s¨®lo 35 a?os y los b¨®lidos de hoy en d¨ªa, pese a lo mucho que se insiste en el desgaste f¨ªsico que realizan los pilotos, son infinitamente m¨¢s f¨¢ciles de conducir que el Lotus Ford que llevaba Graham Hill en 1968, cuando, con 39, gan¨® el Campeonato del Mundo de f¨®rmula 1 o, por descontado, que los descomunales Maserati 250F, con motor delantero, con los que Juan Manuel Fangio consigui¨® su quinta corona a los... 42. F¨ªsicamente, el alem¨¢n no tiene ni el m¨¢s m¨ªnimo problema para competir al m¨¢ximo nivel.
Psicol¨®gicamente, es distinto. Son ya muchos a?os soportando la presi¨®n de ser el mejor, jugando al l¨ªmite. Lo ha ganado todo, ha batido todos los r¨¦cords. Es multimillonario y parece ser un hombre poco dado al bullicio de la vida mundana y amante de la rutina familiar que gusta de estar con los suyos. ?Qu¨¦ motivaci¨®n le queda para seguir corriendo, para arriesgar su vida en el l¨ªmite de lo posible en busca de esa mil¨¦sima de segundo que marca la diferencia?
La respuesta deber¨ªa ser: ninguna. Pero los hechos lo desmienten. Hay un detalle; durante los ensayos de esta pretemporada, pese a que las nuevas reglas obligan este curso a utilizar el mismo motor durante todo el fin de semana, los grandes equipos, y alguno no tan grande, han dinamitado los mejores tiempos por vuelta de todos los circuitos en los que se han entrenado, mostrando de nuevo aquello de que no se le pueden poner vallas al campo; la tecnolog¨ªa avanza mucho m¨¢s r¨¢pido que las limitaciones que intentan aplicar los jefes del negocio. Durante el invierno todos se han pavoneado de sus nuevos coches.
Todos menos Ferrari. La escuder¨ªa italiana ha esperado hasta el ¨²ltimo momento para ense?ar los dientes, cuando ya empezaban a surgir los primeros rumores que atribu¨ªan una cierta superioridad de los neum¨¢ticos Michelin sobre los Bridgestone que calza ella. El mi¨¦rcoles pasado, como para dejar bien claro que no va a tener un comienzo de temporada tan accidentado como el pasado, a menos de diez d¨ªas del Gran Premio de Australia, Schumacher se ha sacado de la manga un asombroso tiempo en Imola, bajando por primera vez de 1m 20s. En resumen: el viejo escualo no se va a montar en el coche para pasear su gloria por los circuitos. Va a por todas.
Desde la retirada de Mika Hakinen, nadie ha podido con el alem¨¢n. Hace tres a?os, un colombiano de nombre Juan Pablo Montoya se atrevi¨® a adelantarle al final de la recta del circuito brasile?o de Interlagos y aquel descaro le convirti¨® en el primer pretendiente. Pero a Montoya le faltaba aprender mucho para convertirse en un aut¨¦ntico aspirante y, mientras se doctoraba, surgi¨® otro finland¨¦s, Kimi Raikkonen, que, sentado en el mismo asiento de Hakkinen, se qued¨® en 2003 a tres puntos -91 por 93, pero el empate habr¨ªa favorecido al germano- de robar el trono a Schumacher. Y junto al n¨®rdico, un espa?ol, Fernando Alonso, se sum¨® al tr¨ªo que se postula para definir una nueva hegemon¨ªa.
?ste es el reto que va a motivar a Schumacher. A su favor tiene muchas cosas. Probablemente, el mejor motor y uno de los mejores chasis. Adem¨¢s, dispone de un fabricante de neum¨¢ticos dedicado casi en exclusiva. Bridgestone calza a Ferrari, Sauber, que no deja de ser una segunda marca del equipo de Maranello; y a las dos cenicientas del circo: Jordan y Minardi.
En la escuder¨ªa italiana se respira tranquilidad. No hay conflictos, no se ha movido ni una sola pieza en los ¨²ltimos a?os y el segundo piloto, Rubens Barrichello, parece conforme con su papel. Todo lo contrario que en Williams, donde la ya confirmada salida de Montoya hacia McLaren en 2005 puede ser una fuente de conflictos, o en el propio McLaren, donde David Coulthard querr¨¢ demostrar que se han equivocado dando su asiento al colombiano. Y en Renault tampoco hay calma chicha, como mostraron las quejas de Alonso el a?o pasado.
Hay quien piensa que azuzar la competencia puede tener efectos revigorizantes, como Frank Williams. Lo cierto es que, como han demostrado sobradamente Ferrari y Michael Schumacher, lo que de verdad funciona es la calma y la disciplina de equipo.
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