Ni peras para Sevilla ni perejil para los ingleses
Los camioneros culpan m¨¢s a los pol¨ªticos que a la nieve del colapso que sufrieron 5.000 de ellos en las carreteras de Francia y Espa?a
Los hermanos Mar¨ªn se iban a cruzar en el camino. Aurelio ven¨ªa de Holanda cargado de peras y Fernando llevaba perejil para los ingleses. Pero a Aurelio los gendarmes franceses le mandaron parar el viernes a mediod¨ªa en Capbreton, a unos 60 kil¨®metros de la frontera espa?ola, y a Fernando la Guardia Civil le dio el alto en Boceguillas, provincia de Segovia. Y as¨ª segu¨ªan a las cinco de la tarde de ayer, cada uno a un lado del temporal, matando las horas como buenamente pod¨ªan y d¨¢ndose el parte de guerra por tel¨¦fono m¨®vil. Aurelio Mar¨ªn, que tiene 56 a?os, un cami¨®n frigor¨ªfico de 40 toneladas y una huerta de aguacates en V¨¦lez-M¨¢laga, dec¨ªa que le daban ganas hasta de llorar: "Cuando mi hermano llegue a Inglaterra tendr¨¢ que tirar el perejil, y cuando yo llegue a Sevilla, tendr¨¦ que tirar las peras. Y todo, mire usted, por cuatro gotas de nieve".
Polic¨ªas y bomberos franceses repartieron caf¨¦ y bocadillos. De Espa?a no lleg¨® nada
"Esto es una maniobra del Gobierno vasco, que le pasa el problema a Francia"
Nada m¨¢s decir Aurelio lo de las cuatro gotas de nieve, los camioneros espa?oles y portugueses que lo rodeaban en una suerte de asamblea improvisada se pusieron a mover la cabeza diciendo que s¨ª, que en esta ocasi¨®n la culpa no hab¨ªa sido de la nieve y s¨ª de los pol¨ªticos. "Nosotros mejor que nadie sabemos que si no se puede pasar, no se puede pasar", explicaba Aurelio blandiendo una vara de mimbre a la que le estaba sacando punta con una navaja, "pero que no podamos pasar por una manada de granujas que se dicen llamar pol¨ªticos..., eso clama al cielo".
El enfado de los camioneros, atascados durante tres d¨ªas en las carreteras de Francia, ten¨ªa ayer un destinatario muy claro, el Gobierno vasco, que cada fin de semana, llueva o haga calor, impide que los veh¨ªculos de m¨¢s de 7.500 kilos circulen por sus carreteras. El viernes pasado, como cada viernes, los camioneros se acercaban a la frontera de Biriatou con el tiempo justo para salvar las carreteras vascas antes de la medianoche. Cu¨¢l ser¨ªa su sorpresa cuando se enteraron de que, por mor del temporal, la Ertzaintza ten¨ªa ¨®rdenes de no dejarlos pasar. Pascal Mu?oz, que llevaba piezas de cami¨®n para la factor¨ªa de Renault en Villaverde (Madrid), Eduardo Santaella, cargado con piscinas de pl¨¢stico para los hipermercados Alcampo, y ?ngel Mier, con un cargamento de caucho destinado a Santander, circulaban en fila india. Les quedaban dos kil¨®metros, s¨®lo dos kil¨®metros, para cruzar la frontera, atravesar Euskadi, descargar sus camiones y disfrutar de un fin de semana con sus familias. Pero no pudo ser.
Ayer, a eso de las cuatro de la tarde, segu¨ªan all¨ª, ellos y otros 5.000 camioneros, la mayor¨ªa de Espa?a y Portugal, a pocos kil¨®metros de la frontera, abandonados de la mano de Dios, teniendo que hacer sus necesidades en plena autopista, con barba de tres d¨ªas y un enfado dif¨ªcil de disimular. Algunos de ellos, adem¨¢s, se hab¨ªan quedado con los dep¨®sitos casi vac¨ªos de gasoil. La situaci¨®n de cabreo se ve¨ªa acrecentada porque ayer amaneci¨® un d¨ªa soleado, precioso, en el suroeste de Francia. El suelo estaba limpio y no hab¨ªa ni rastro del temporal que los manten¨ªa all¨ª parados. "Cuando pas¨¦ por Burdeos", dec¨ªa Pascal, "la cosa estaba fea, las carreteras llenas de nieve y pas¨¦ sin grandes dificultades. Y ahora llego aqu¨ª, donde no hay ni pizca de blanco, y me dejan parado. Esto no hay quien lo entienda".
Juli¨¢n Mateo, de 60 a?os, una vida en la cabina de un cami¨®n y un cargamento de papel con destino a Madrid, se esforzaba en explicar a los m¨¢s j¨®venes: "Yo soy de Soria, he nacido y crecido entre la nieve y s¨¦ lo que es un temporal y una cat¨¢strofe. Y esto no lo es. Esto debe ser una maniobra pol¨ªtica del Gobierno vasco, que quiz¨¢ no tenga infraestructura para limpiar las carreteras y as¨ª le pasa el problema a los franceses".
Unos franceses, polic¨ªas y bomberos incluidos, para los que los camioneros espa?oles no ten¨ªan ayer m¨¢s que elogios. "Nos han tra¨ªdo caf¨¦ y bocadillos", dec¨ªa Pascal mientras el resto asent¨ªa, "bocadillos normalitos, no de jam¨®n ni nada de eso, pero se lo hemos agradecido". Angel Mier terciaba: "S¨ª, porque bocadillos espa?oles no hemos visto ni uno. Y eso que la frontera est¨¢ a dos kil¨®metros". Los cuatro camioneros, ya amigos despu¨¦s de tres d¨ªas plantados en la carretera, coincid¨ªan en una cosa: "Se nos cae la cara de verg¨¹enza como espa?oles. Vas por toda Europa, cayendo nieve a todo meter, y las carreteras siguen funcionando, pero aqu¨ª...".
A Juan Estepa, de Gij¨®n, la prohibici¨®n de circular tambi¨¦n le pill¨® muy cerca de la frontera con Espa?a, pero tuvo peor suerte que sus compa?eros. Acababa de dejar en Francia un cargamento de naftalina y entre la frontera y ¨¦l ya nada m¨¢s que hab¨ªa tres camiones. Cruz¨® los dedos apelando a la buena suerte pero no le sirvi¨® de nada. La polic¨ªa francesa le conmin¨® a darse la vuelta y ayer ya llevaba tres d¨ªas junto a una estaci¨®n de servicio de Bidart, aburri¨¦ndose mucho, pasando fr¨ªo y comiendo "chuchimierdas". "Lo que no entiendo", se desesperaba, "es que si el problema est¨¢ en ?lava y yo voy para Asturias, por qu¨¦ no me dejan pasar. Dice la radio que la autopista a Bilbao est¨¢ buena, y la de Santander, tambi¨¦n, ?por qu¨¦ me tienen aqu¨ª parado?".
Por fin, a las cinco y media de la tarde de ayer, el departamento de Interior del Gobierno vasco comunic¨® que levantaba la prohibici¨®n de circular a los veh¨ªculos de m¨¢s de 7.500 kilos. Las autoridades francesas, no obstante, dijeron que hasta las nueve de la noche no permitir¨ªa que los camiones estacionados se pusieran en marcha. Un atasco de 5.000 camiones no se soluciona en un pis pas, y mucho menos si se le a?ade el tr¨¢fico habitual del domingo por la noche. El Centro Nacional de Informaci¨®n Vial (CNIR) de Francia inform¨® anoche de atascos de colas de 10 kil¨®metros en Biriatou y de otros tantos en B¨¦nesse Maremne, al sur de Las Landas.
"Y yo entiendo", dec¨ªa Aurelio Mar¨ªn, el camionero de V¨¦lez-M¨¢laga que llevaba peras holandesas a Sevilla, "y yo entiendo que las autoridades protejan a los padres de familia que les gusta irse al campo a darse pelotazos de nieve con la familia, pero nosotros los camioneros tambi¨¦n somos personas, tenemos familia y tambi¨¦n nos gusta darnos pelotazos de nieve, no te digo...". Al otro lado del temporal, pero en la parte espa?ola, Fernando, el hermano de Aurelio, tambi¨¦n esperaba la mejora del tiempo. Cerca de ¨¦l, sufriendo una temperatura de dos grados bajo cero y precipitaciones de nieve a rachas, Emilio G¨¢miz, un camionero de Sanl¨²car de Barrameda (C¨¢diz), trataba de pasar la ma?ana charlando con varios compa?eros, haciendo tiempo hasta que llegara la hora de comer, aburrido de matar el rato con todos los medios a su alcance, desde la radio al tel¨¦fono m¨®vil o sentado frente al televisor en la cafeter¨ªa. Esa era la suerte que corr¨ªan, con escasos detalles de diferencia, los conductores de m¨¢s de 150 camiones a los que la Guardia Civil de Tr¨¢fico hab¨ªa dejado en dique seco, estacionados en el entorno de la localidad segoviana de Boceguillas en la autov¨ªa del Norte A-1, en direcci¨®n Burgos. M¨¢s de un millar de camiones hab¨ªan sido retenidos en Castilla y Le¨®n distribuidos por ¨¢reas de servicio de Burgos, Segovia, Palencia, Salamanca y Valladolid. Muchos de ellos procedentes del sur de la pen¨ªnsula, y otros de Portugal.
G¨¢miz, cargado de flores de Chipiona (C¨¢diz) con destino a Holanda, se expresaba en un tono m¨¢s moderado que el de otros colegas, pero el fondo era muy parecido. No entend¨ªa por qu¨¦ pueden viajar por Europa en situaciones extremas de hielo, nieve y temperaturas de hasta 20 grados bajo cero, y aqu¨ª se les detiene a la mitad de camino, en un punto donde la carretera se encuentra totalmente limpia. Otro camionero que no se quiso identificar lo atribuy¨® a "razones pol¨ªticas de los vascos contra Espa?a".
A pesar del calent¨®n de unos y otros, no se registraron incidentes. Los agentes de la Guardia Civil patrullaban por las zonas de descanso, cuidando de que los camioneros no interrumpieran el paso de autobuses y turismos, s¨ª autorizados a circular.
A diferencia de en la parte francesa, donde muchos camioneros se quedaron atascados a muchos kil¨®metros de gasolineras y ¨¢reas de servicio, sus colegas inmovilizados en el lado espa?ol pudieron aparcar cerca de restaurantes y hostales. No obstante, la mayor¨ªa prefiri¨® dormir en sus veh¨ªculos, dotados de calefactor aut¨®nomo, m¨¢s inc¨®modos pero m¨¢s barato.
Juegos de de cartas, lectura y charla fueron ganando la partida al tedio y haciendo m¨¢s corta la espera, ahogada tambi¨¦n por algunos con una copa de m¨¢s. "?Pero qu¨¦ vamos a hacer todo el d¨ªa delante de la barra?", se preguntaba uno de los conductores, ya con media cogorza en las espaldas, al tiempo que amenazaba con no ponerse en marcha en el momento en que llegara la autorizaci¨®n, a lo que en tono jocoso le respondi¨® otro colega: "No te preocupes. Si es que no te van a dejar..."
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