Maestros y alevines

El D¨ªa de Andaluc¨ªa, Mario Maya volvi¨® al escenario del Villamarta con espect¨¢culo propio. En funciones de maestro, puesto que ¨¦l hace a?os que dej¨® de bailar.

Maya dirige actualmente, en Granada, el Centro de Estudios Esc¨¦nicos que lleva su nombre, y dise?¨® el espect¨¢culo desde esa perspectiva did¨¢ctica, mostrando el trabajo que en su centro realizan 15 alumnos, los que conforman el cuerpo de baile de la compa?¨ªa. El planteamiento, pues, sin que suponga descubrir ning¨²n nuevo mundo de la danza, tiene cierta originalidad, y en ¨¦l ese grupo de alumnos se convierte realmente en protagonista.

Las bailarinas, las bailaoras y los bailaores forman un cuerpo bastante homog¨¦neo que refleja muy bien lo que es este duro aprendizaje. Demuestran voluntad, disciplina y esfuerzo en una serie de temas coreografiados por Mario Maya hace ya como un par de d¨¦cadas, sobre m¨²sicas grabadas de ¨¦l mismo, de Diego Carrasco, de Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez y de otros. Hay, incluso, concesiones a un cierto individualismo, como ese simp¨¢tico n¨²mero que se titula Dos barrios (Sacromonte y El Bronx) y que bailan tres alumnos, Ben¨ªtez, ?lvarez y Vargas Heredia. En t¨¦rminos generales, todos los aprendices bailan con soltura y sirven adecuadamente lo que se demanda de ellos, incluso con las peque?as imprecisiones de un grupo no perfectamente estructurado, lo que puede aumentar el encanto, como de hecho ocurri¨®.

Mario Maya, maestro de maestros a su vez. Los profesionales solistas -su hija Bel¨¦n, Rafaela Carrasco y Alejandro Granados-, quienes son profesores en el Centro de Estudios Esc¨¦nicos, actuaron en el espect¨¢culo ocasionalmente dirigiendo a los estudiantes y en solitario, interpretando sus propios temas y coreograf¨ªas. Los tres tienen muchos a?os de profesi¨®n, y l¨®gicamente su arte hay que valorarlo con criterios m¨¢s exigentes.

Criterios subjetivos

Bel¨¦n Maya, por supuesto, brill¨® en todo momento como la gran bailaora que es; su pincelada por alegr¨ªas, a d¨²o con la Carrasco, tuvo frescura y genialidad; en el Ritual de seguiriyas hizo una compleja creaci¨®n en la que quiz¨¢ se complic¨® demasiado la vida con una superposici¨®n de vestidos que no entend¨ª muy bien. Rafaela Carrasco hizo un sorprendente y sugestivo baile por malague?as, g¨¦nero que no recuerdo haber visto bailado en el flamenco. Por ¨²ltimo, Alejandro Granados; es bailaor cuyo estilo, a mi juicio excesivamente convencional y quiz¨¢ obsoleto, no me convence; he de decir, sin embargo, que sus buler¨ªas fueron seguramente lo m¨¢s aplaudido de la noche. En el arte jondo no es raro que ocurran cosas de ¨¦stas: una disparidad de criterios que recorre de extremo a extremo todos los pareceres, lo que nos est¨¢ diciendo que el espectador tiene tambi¨¦n una gran subjetividad.