Pesadilla de Schr?der
Los resultados de las elecciones celebradas en la ciudad-Estado de Hamburgo son un desastre sin paliativos para el Partido Socialdem¨®crata (SPD) y para el canciller, Gerhard Schr?der. Por primera vez desde la II Guerra Mundial, la Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU) va a gobernar con una amplia mayor¨ªa absoluta en un Estado que fue incondicionalmente socialdem¨®crata desde 1946 a 2001. Que la CDU haya logrado aumentar en 21 puntos su resultado de los anteriores comicios y supere al SPD en la ciudad hanse¨¢tica en nada menos que un 17% refleja la magnitud del rev¨¦s para Schr?der y su paquete de reformas conocido como Agenda 2010, pues tanto en Hamburgo como en Berl¨ªn la pol¨ªtica federal ha influido en el resultado tanto o m¨¢s que la local.
El SPD ha perdido 6 puntos, para quedarse en el 30% de los votos emitidos, el peor resultado desde la Guerra Mundial. La CDU ha logrado un ins¨®lito 47,2%, partiendo del 26,2% de 2001. Para ello le ha arrebatado casi todo el electorado a la candidatura populista y antieurope¨ªsta ProDM, que ha sido su socio en la pasada legislatura. Tampoco han logrado representaci¨®n parlamentaria los liberales del FDP, presentes tambi¨¦n en la coalici¨®n de la legislatura pasada. Los Verdes, por el contrario, lograron incrementar el voto en un 3,7% hasta el 12,3%, un excelente resultado que resulta in¨²til ante la consistencia de la victoria de la CDU.
En Berl¨ªn, la c¨²pula del SPD aseguraba ayer que hay que dar dos a?os a las reformas para que cuajen y que mientras tanto hay que aguantar "el chaparr¨®n". Pero ¨¦ste puede ser un diluvio, porque hasta final de a?o se han de celebrar en Alemania 13 elecciones m¨¢s, entre regionales y municipales. As¨ª las cosas, a nadie sirve el intercambio de acusaciones en el seno del SPD entre partidarios y adversarios de las reformas. Lo que s¨ª parece claro es que la cesi¨®n de la secretar¨ªa general del partido a M¨¹nterfering, m¨¢s cercano al aparato que el propio Schr?der, no ha tenido ning¨²n efecto positivo.
Tambi¨¦n es evidente que este espectacular triunfo del alcalde Ole von Beust, que rompi¨® la coalici¨®n que gobernaba tras recibir amenazas de su socio Schill de revelar su homosexualidad, es, adem¨¢s de una reconfortante victoria en la lucha contra la homofobia, un paso m¨¢s de la CDU en su ofensiva contra un Gobierno de Schr?der del que nadie sabe si sobrevivir¨¢ a tan largo e intenso calvario como le espera.
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