La vertiente vasca que todo lo marca
La incertidumbre electoral parece m¨¢s grande en el Pa¨ªs Vasco que en el resto de Espa?a y no porque las encuestas prevean aqu¨ª grandes cambios, sino porque todo el mundo cree que est¨¢ en juego no solo el Gobierno "de Madrid" sino, muy concretamente, la pol¨ªtica respecto a Euskadi en los pr¨®ximos, y decisivos, cuatro a?os. Los socialistas aseguran que una nueva mayor¨ªa absoluta del PP consolidar¨ªa la l¨ªnea de enfrentamiento pol¨ªtico, jur¨ªdico e institucional con el PNV y con el Gobierno vasco, mientras que el avance del PSOE colocar¨ªa a los nacionalistas ante una v¨ªa diferente: un camino de reformas, compartidas con otros comunidades aut¨®nomas, que aseguren un nuevo consenso para 20 o 25 a?os. El lema socialista refleja bien esa vertiente "vasca" que marca todo en Euskadi, incluidas las elecciones generales: Un cambio de gobierno para que otra Euskadi sea posible. En el mejor de los casos, el PSE aspira a volver a ser la segunda fuerza en el Pa¨ªs Vasco, un papel que le arrebat¨® el PP en los a?os noventa. En el peor, est¨¢ convencido de que lograr¨¢ un segundo esca?o en Guip¨²zcoa y, quiz¨¢s, un tercero en Vizcaya. La idea es pasar de los cuatro esca?os actuales (frente a siete del PNV y otros siete del PP) a cinco o seis puestos en Madrid.
Para luchar por el dif¨ªcil tercer esca?o de Vizcaya, el PSE ha elegido al joven Eduardo Madina (que en el ¨²ltimo momento tuvo que ceder su segunda, y segura, plaza al veterano Txiki Benegas).
Madina va jugando, poco a poco, un mayor papel pol¨ªtico en Euskadi. La polic¨ªa detuvo hace poco a los etarras presuntos responsables del atentado que le cost¨® una pierna, pero Madina es poco dado a hablar de eso. Parece realmente decidido a seguir trabajando en pol¨ªtica y no para en sus cr¨ªticas tanto al PP como al PNV. "El PP, que me insulta diciendo que los socialistas no respetamos las reglas constitucionales, pretende darme una medalla. Y el PNV, que jam¨¢s se ha preocupado de la v¨ªctimas, hace ahora como si le importaran, con una campa?a que mejor hubieran retirado".
Retirada o no, lo m¨¢s chocante de la dichosa campa?a del pintalabios es que no parece haber llegado a los pueblos donde m¨¢s necesaria hubiera sido. Por ejemplo, en Ondarroa, un pueblo costero que fue gobernado por Batasuna hasta su ilegalizaci¨®n y que ahora controla el PNV con 12 concejales, nadie recordaba ayer haber visto uno de esos carteles. Y, te¨®ricamente, ¨¦ste deber¨ªa haber sido uno de los destinatarios de la campa?a de apoyo a los amenazados, porque aqu¨ª viven casi 400 personas que votan al PP en las municipales y que, convocatoria tras convocatoria, eligen, sin un solo cartel y sin un solo acto electoral, a un concejal popular, Germ¨¢n L¨®pez Bravo, que vive en Bilbao y acude s¨®lo a los plenos, fuertemente protegido.
El Ayuntamiento no exhibe en su fachada un llamamiento a la pluralidad o el lema Cuando silencian una voz, nos callan a todos sino un gran cartel que pide la libertad de los presos de ETA. Es cierto que la salida de Batasuna del Ayuntamiento ha mejorado la est¨¦tica del pueblo y que han desaparecido muchas pintadas de EH, pero se podr¨ªa decir que no existe pr¨¢cticamente en la calle otra propaganda que no sea la vinculada a los presos. Nadie en Ondarroa, como en muchos pueblos de Euskadi, dir¨ªa, hoy por hoy, que se van a celebrar elecciones generales.
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