El instinto de una madre
Una mujer encuentra a su hija seis a?os despu¨¦s de que la dieran por muerta
No hay como el instinto de una madre. Cuando Luz Cuevas vio a aquella ni?a morena y risue?a supo enseguida que era la hija que cre¨ªa haber perdido en un incendio hace seis a?os. Pero ?c¨®mo demostrarlo? Era una fiesta de cumplea?os, no hab¨ªa que despertar sospechas. Fingi¨® que la cr¨ªa ten¨ªa chicle en el pelo, le cort¨® unos mechones y los someti¨® a pruebas de ADN. La ciencia confirm¨® su intuici¨®n y desvel¨® una historia incre¨ªble.
La polic¨ªa de Filadelfia piensa que Carolyn Correa prendi¨® fuego a la casa, rapt¨® a la peque?a y la hizo pasar por suya durante todos estos a?os. El martes pasado, Correa se entreg¨® a las autoridades, acusada de secuestro e incendio premeditado.
Luz Cuevas volvi¨® a ver a su hija otra vez el pasado 24 de enero, en una fiesta de cumplea?os que organizaba Correa, pariente lejana de su marido y a quien no hab¨ªa visto desde hac¨ªa a?os. Estaba rodeada de otros ni?os, pero enseguida la distingui¨®. "Al sonre¨ªr, se le hac¨ªan hoyuelos cerca de los ojos, los mismos que ten¨ªa cuando era beb¨¦", cont¨® a una cadena local. "Hab¨ªa visto en la televisi¨®n que necesitaba cabello para las pruebas de ADN", asegur¨® para llevarse un mech¨®n de la ni?a. Tambi¨¦n sab¨ªa que deb¨ªa ser prudente y no delatar sus intenciones, as¨ª que imagin¨® el truco del chicle.
Delimar Vera, su hija reci¨¦n nacida, ten¨ªa tan s¨®lo diez d¨ªas cuando supuestamente muri¨® en el incendio que arras¨® su cuarto, una noche de mediados de diciembre de 1997. El fuego fue r¨¢pidamente controlado, pero no qued¨® rastro de la peque?a y los m¨¦dicos forenses dedujeron que hab¨ªa fallecido. Cuevas ten¨ªa sus dudas. "Cuando entr¨¦ en la habitaci¨®n, la cuna hab¨ªa desaparecido y la ventana estaba abierta". La polic¨ªa no le hizo caso y lo achac¨® todo a los nervios y al traumatismo.
Pero hab¨ªa otras cosas sospechosas. Carolyn Correa, alguien con quien manten¨ªa un contacto regular, dej¨® de dar noticias y de pronto apareci¨® con un beb¨¦. Correa, de 42 a?os, madre soltera de otros tres hijos, viv¨ªa en una granja destartalada de Willingboro (Nueva Jersey) y se ganaba duramente la vida como vendedora de supermercado. La investigaci¨®n ha revelado que Correa ten¨ªa antecedentes. En 1996 incendi¨® un consultorio m¨¦dico donde hab¨ªa estado trabajando, despu¨¦s de que la despidieran, suceso por el que fue multada.
Tras conseguir los mechones de su hija, Cuevas acudi¨® a ?ngel Cruz, el representante de su distrito, uno de los barrios latinos m¨¢s pobres de Filadelfia. Al principio el diputado no se crey¨® su historia. "No es que dudara de ella, pero la verdad es que era un poco dif¨ªcil de digerir", cont¨® Cruz. "Insisti¨® mucho y al final me convenci¨®. El instinto de una madre nunca falla".
Cruz y la polic¨ªa de Filadelfia se pusieron en contacto con las autoridades de Nueva Jersey, que finalmente detuvieron a la secuestradora hace dos d¨ªas. Correa apareci¨® brevemente por las televisiones locales enfundada en un ch¨¢ndal azul claro, esposada y custodiada por dos agentes. Los vecinos que fueron testigos del incendio hace seis a?os no se lo pod¨ªan creer. "Estoy tan contenta de que est¨¦ viva", dijo Rosario, que la noche del incidente intent¨® apagar el fuego con un extintor. "Cualquiera hubiera podido morir al intentar rescatar a alguien que no estaba. Deber¨ªan meterla en un manicomio".
La ni?a est¨¢ por ahora en un centro de adopci¨®n. Se reunir¨¢ con su aut¨¦ntica familia, cuando los especialista estimen que est¨¢ lista. "No sabemos c¨®mo se lo va a tomar", explic¨® Cruz. Los psiquiatras deber¨¢n encontrar la forma de decirle a una ni?a de seis a?os que su vida ha sido una mentira y que aquella se?ora del cumplea?os es su madre de verdad.
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