La insoportable levedad del ser
Sol¨ªa decir Kennedy que no era f¨¢cil discutir con Nixon, porque ¨¦ste hab¨ªa hecho todas las promesas imaginables en todas las cuestiones imaginables. Con Zapatero pasa lo mismo, aunque lo peor es que el tono apocal¨ªptico con que describe la situaci¨®n nacional contrasta dram¨¢ticamente con la levedad de las soluciones que propone.
Seg¨²n ¨¦l, las libertades han sido masacradas en estos a?os, aunque ni el Tribunal Constitucional ni el Tribunal de Estrasburgo se hayan dado cuenta todav¨ªa. Para invertir esta, seg¨²n ¨¦l, ca¨®tica tendencia propone s¨®lo que se altere el orden de sucesi¨®n en la Corona, que el Presidente del Congreso no pueda votar con su grupo o que se le asegure una cuota de pantalla m¨¢s sustanciosa. Poca cosa para dolencias tan graves.
Seg¨²n ¨¦l, las autonom¨ªas regionales han padecido en estos a?os lo que no hab¨ªa padecido desde los tiempos de Felipe V, a pesar de que se han transferido m¨¢s servicios que nunca y se les han reconocido unas competencias financieras no so?adas hasta ahora. Soluci¨®n: una "Espa?a unida pero no uniforme" (ZP dixit). No he logrado entender si eso quiere decir federalismo asim¨¦trico, m¨¢s privilegios para Catalu?a o cargarse la solidaridad interterritorial.
Zapatero no sabe cu¨¢l ser¨¢ el tipo del impuesto sobre la renta pero nosotros s¨ª sabemos que las medidas a cuenta cuestan m¨¢s de 20.000 millones de euros. No sabe cu¨¢nto costar¨¢ el "gratis total" en materia de gastos, pero al parecer ha encontrado la piedra filosofal para que todos estos dislates no alteren el equilibrio presupuestario que ahora dice profesar. Todo un prodigio que ni siquiera los arbitristas llegaron a imaginar.
Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo es eurodiputado.
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