El sexo con el que nacemos
Millones de mujeres en el mundo sufren persecuciones cuyo origen es precisamente el hecho de haber nacido mujeres. Las mutilaciones genitales femeninas, las lapidaciones o los matrimonios forzosos y los mal llamados "cr¨ªmenes de honor" constituyen un grav¨ªsimo atentado contra los derechos humanos y, sin embargo, todav¨ªa no disponemos de una legislaci¨®n internacional que proteja a las v¨ªctimas de semejantes agresiones. Cuando una ni?a o una mujer -como es el caso de Tulia Omang-, salvando enormes dificultades y obst¨¢culos, llama a la puerta de un pa¨ªs democr¨¢tico y desarrollado como el nuestro, pidiendo asilo por haber sido mutilada genitalmente y estar amenazada de matrimonio forzoso, la respuesta suele ser una negativa.
?Hasta cu¨¢ndo la pol¨ªtica de asilo va a seguir ignorando a las mujeres?
La persecuci¨®n por raz¨®n de g¨¦nero es, si cabe, m¨¢s terrible que aquella originada por ideas pol¨ªticas o religiosas, ya que del sexo con el que nacemos no podemos abdicar.
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