Dios m¨¢s dios son cuatro
1Abstract
No hay noticia de que en los m¨¢s de 150 a?os de la Revista de la Real Academia de Ciencias Exactas, F¨ªsicas y Naturales tres acad¨¦micos hubiesen retirado su nombre del encabezamiento para no legitimar con su firma uno de los art¨ªculos publicados. Ha sucedido en el ¨²ltimo n¨²mero (volumen 97, n¨²mero 1. 2003). El art¨ªculo, de 13 p¨¢ginas, lo firma Baltasar Rodr¨ªguez-Salinas (1925), catedr¨¢tico ya jubilado de An¨¢lisis Matem¨¢tico de la Universidad Complutense de Madrid. Los tres acad¨¦micos disidentes son: Ildefonso D¨ªaz y Miguel de Guzm¨¢n, matem¨¢ticos, y el ingeniero aeron¨¢utico Amable Li?¨¢n, premio Pr¨ªncipe de Asturias.
El art¨ªculo se titula Sobre los big bangs y el principio y el final de los tiempos del Universo y presenta 17 teoremas y un corolario. Su intenci¨®n es doblemente ambiciosa. En primer lugar, probar que el universo tiene un n¨²mero finito de elementos: "Se prueba que el Universo F¨ªsico es un conjunto finito, aunque seg¨²n la teor¨ªa cu¨¢ntica pareciese infinito, de donde resulta la primera demostraci¨®n de que U ha tenido un principio A y tendr¨¢ un final Z; y se compara los resultados con las cinco v¨ªas de Santo Tom¨¢s
Baltasar Rodr¨ªguez-Salinas, catedr¨¢tico jubilado de An¨¢lisis Matem¨¢tico, ha escrito un art¨ªculo de 13 p¨¢ginas en el que presenta 17 teoremas y un corolario
Esto tal vez quiera decir, parafraseando al matem¨¢tico Kronecker, que Rodr¨ªguez-Salinas ha demostrado la existencia de Dios; lo dem¨¢s es obra de los hombres
[los cinco argumentos de la Summa Teologica que aluden a la divinidad]". En segundo lugar, probar mediante formulaci¨®n matem¨¢tica la existencia de Dios: "En el caso de que U sea el linaje humano y E = hijo de, como consecuencia se prueba la existencia de un Ser Superior que, directa o indirectamente, y fuera de la Naturaleza, ha intervenido en la creaci¨®n de los seres humanos de forma que, si hay evoluci¨®n, ¨¦sta es brusca y no procede de la ley natural, y, por tanto, es milagrosa".
2. Tesis
El matem¨¢tico Ildefonso D¨ªaz, uno de los tres acad¨¦micos disidentes, sostiene que el art¨ªculo de su colega es una pura fantas¨ªa, atravesada por la m¨ªstica cristiana y un muy elemental armaz¨®n matem¨¢tico basado en la teor¨ªa de conjuntos. Y opina que desde ning¨²n punto de vista es compatible con el rigor que se le supone a una revista cient¨ªfica. D¨ªaz es el editor de otra publicaci¨®n de la Academia, Racsam, desgajada de la revista general y dedicada espec¨ªficamente a las matem¨¢ticas. En su momento rechaz¨® el art¨ªculo de Rodr¨ªguez-Salinas, que, sin embargo, s¨ª se admiti¨® en la revista general -cuyo editor, Pedro Garc¨ªa Barreno, no fue localizado por este peri¨®dico-, tras una votaci¨®n en el plenario de la Academia. D¨ªaz cree que ¨¦ste es el n¨²cleo del problema: "Las contribuciones de Rodr¨ªguez-Salinas, digamos que del ¨²ltimo Rodr¨ªguez-Salinas, son ya muy conocidas entre los profesionales. ?sta no es la ¨²nica fantas¨ªa que ha escrito. El problema es que los acad¨¦micos dieron su autorizaci¨®n para que el art¨ªculo se publicara. Si no autorizaci¨®n expl¨ªcita, como m¨ªnimo se limitaron a mirar hacia otro lado".
Entre los acad¨¦micos de n¨²mero no los hay irrelevantes. Figura, por ejemplo, la bi¨®loga Margarita Salas, una de las firmantes del reciente Pacto de Estado por la Ciencia. Precisamente uno de los p¨¢rrafos de ese documento, muy cr¨ªtico con el desarrollo de la ciencia en Espa?a, dice: "S¨®lo la producci¨®n de ciencia de calidad puede equilibrar los indicadores, hacer m¨¢s competitiva una econom¨ªa basada en el conocimiento y dar el salto cualitativo que precisa para situarse en la vanguardia de la econom¨ªa mundial". El matem¨¢tico D¨ªaz cree que el asunto es un s¨ªmbolo exacto de la consideraci¨®n que la propia ciencia merece entre algunos cient¨ªficos. "?Alguien imagina que en la publicaci¨®n oficial de la Royal Society o l'Acad¨¦mie des Sciences ocurriera algo as¨ª?".
Hay alguien. Se llama Carlos S¨¢nchez del R¨ªo y es el presidente de la Academia. Lo primero que quiere puntualizar es que ¨¦l nada tuvo que ver con la publicaci¨®n del art¨ªculo. "Yo no era presidente cuando el art¨ªculo fue aprobado". En diciembre de 2002, Carlos S¨¢nchez tom¨® posesi¨®n de su cargo. Sustitu¨ªa a ?ngel Mart¨ªn Municio, que muri¨®. Ha pasado m¨¢s de un a?o. "Oh, desde luego", responde, "pero el tiempo en la Academia se mide en lustros. Las cosas van muy lentas. Yo nada tengo que ver con el art¨ªculo". El presidente cree perfectamente posible que un caso as¨ª se diera en otras academias. Y apunta que en la historia de la revista espa?ola hay otros incidentes sonados del mismo tipo: "Deber¨ªa recordar usted cuando el f¨ªsico don Julio Palacios decidi¨® enmendarle la plana al mismo Einstein. Y la enmienda la dej¨® escrito en la revista de la Academia". El presidente dice escuchar todo el d¨ªa desprop¨®sitos: "Por ejemplo: un cient¨ªfico catal¨¢n, muy apreciado, ha dejado dicho: 'La Nada se rebela contra s¨ª misma y entonces se produce la materia". El presidente no quiere dar el nombre del cient¨ªfico catal¨¢n. S¨®lo remacha que detras de la actitud disidente de los tres acad¨¦micos hay tambi¨¦n razones ideol¨®gicas: "No se le trata a todo el mundo con el mismo rasero".
Baltasar Rodr¨ªguez-Salinas. No es f¨¢cil entenderle. Pero comparte las palabras del presidente. "Cuando estaba en la Universidad, ya me hac¨ªan la vida imposible ¨¦stos. No han le¨ªdo el art¨ªculo, lo ¨²nico que pasa es que no han le¨ªdo el art¨ªculo". El matem¨¢tico alude a la continuidad que Sobre los big bangs... mantiene con su obra anterior. En su obra anterior est¨¢ Fermat (1601-1665) y el famoso teorema para el que Andrew Wiles ha dado una demostraci¨®n en la que nadie ha encontrado hasta ahora un error. "S¨ª", dice Rodr¨ªguez, "Salinas Wiles lo ha demostrado con cientos de hojas de f¨®rmulas. Yo s¨®lo he necesitado dos hojas".
3. Escolio
Impelido por la sentencia del prusiano Hilbert: "Wir m¨¹ssen wissen, wir werden wissen" ("Debemos saber; de modo que sabremos"), el art¨ªculo de Rodr¨ªguez-Salinas se adentra en su escolio, es decir, en la explicaci¨®n final de su texto. Precedidos de algunas consideraciones teol¨®gicas y antes de que un breve desarrollo ecuacional deduzca la fecha (t) del nacimiento de Cristo, se producen algunos p¨¢rrafos medulares de selecci¨®n dif¨ªcil, pero entre los que, a la hora de transmitir una idea general del escolio, y por tanto de la intenci¨®n ¨²ltima del texto, quiz¨¢ destaque ¨¦ste: "Ahora, despu¨¦s de hacer la anterior exposici¨®n religiosa, humanista y cient¨ªfica con motivo de la estrella que vieron en el Cielo los magos que fueron a adorar al Mes¨ªas, seg¨²n cuenta San Mateo, hemos logrado probar que el instante (t) del nacimiento del Mes¨ªas est¨¢ determinado por la propiedad de que en ese mismo instante la velocidad de expansi¨®n del Universo es igual a la velocidad de la luz, manifestando con ello, como ya hemos dicho, que ser¨ªa Luz de Verdad. Con ellos tendremos una nueva manifestaci¨®n moderna del Mes¨ªas
". Las ¨²ltimas palabras del matem¨¢tico son de reconocimiento. Y vuelven a la s¨ªntesis entre fe y ciencia: "Es una cosa muy curiosa que nuestra empleada del hogar, Paula Aparicio, fue la que me proporcion¨® una cinta sobre el Cosmos de Carl Sagan en la que se cita a Aristarco de Samos (...). Y, seguidamente, a los pocos d¨ªas, Paula nos trajo dos recordatorios del funeral de una hermana suya con la imagen del Cristo de la...". Etc¨¦tera.
Se le coment¨® al matem¨¢tico Rodr¨ªguez-Salinas, partiendo del escolio pero haciendo referencia al conjunto del art¨ªculo, si ¨¦ste no habr¨ªa tenido una intenci¨®n aviesa, similar a la que anim¨®, por ejemplo, al f¨ªsico Alan Sokal cuando envi¨® a la revista Social Text, de la Universidad de Duke, un texto completamente ininteligible, que est¨¢ en el origen de su famoso libro Imposturas intelectuales, y que, adem¨¢s de la denuncia de algunas escrituras posmodernas, pretend¨ªa poner en evidencia la falta de mecanismos de control intelectual de la citada revista y de la prestigiosa instituci¨®n que la cobijaba. Pero Rodr¨ªguez-Salinas, sorprendido, contest¨® ante la hip¨®tesis que en absoluto y de ninguna manera.
A pesar de su escepticismo e insistiendo en su falta de responsabilidad en el concreto asunto, el presidente de la Academia, S¨¢nchez del R¨ªo, anunci¨® prop¨®sito de reformas para que la historia no se repita: "Ver¨¦ qu¨¦ puedo hacer; pero, por de pronto, voy a intentar que todos los art¨ªculos que pretendan publicarse pasen por la junta directiva antes que por cualquier otra instancia".
En el escolio ya s¨®lo queda Ildefonso D¨ªaz. Desaliento: "Esta historia ensombrece el trabajo de los j¨®venes y brillantes matem¨¢ticos espa?oles. Despu¨¦s de muchos desiertos, estos j¨®venes han conseguido que la matem¨¢tica sea la tercera ciencia en el total de la aportaci¨®n cient¨ªfica espa?ola. No se merecen la dejadez de su Academia". Lo que tal vez quiera decir, en libre par¨¢frasis de la frase atribuida al matem¨¢tico Leopold Kronecker: "Rodr¨ªguez-Salinas ha demostrado la existencia de Dios, pero todo lo dem¨¢s es obra de los hombres".
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