Avidez
Uno de los temas-estrella de ambas campa?as es el precio de la vivienda. En los debates andaluces que he visto todos proponen pa?os calientes. Incluso el PP. Recordemos que los populares consideraban que el problema no era tal, sino un s¨ªntoma de prosperidad. Ahora, metidos en campa?a, les han dicho que dibujen un moh¨ªn de preocupaci¨®n, que muevan la cabeza de arriba a abajo, como aquellos perritos que se pon¨ªan en la bandeja trasera de los Seiscientos, y que digan con voz engolada: "Mire usted, el precio del viviendo y de la vivienda es hoy uno de los mayores problemos y problemas que tienen planteados y planteadas los andaluces y las andaluzas".
En estos debates ni siquiera Izquierda Unida, que en estas cosas sociales suele proponer medidas muy razonables, se ha preguntado por qu¨¦ el precio de la vivienda no est¨¢ sujeto, como el pan, los combustibles, la electricidad y el tel¨¦fono, a un control por parte del Consejo de Ministros. Todos sabemos la raz¨®n, naturalmente; pero las fuerzas pol¨ªticas que no est¨¢n relacionadas con el ladrillo podr¨ªan dejar caer esta sugerencia sin otro af¨¢n que el de empezar a hablar de ella. Los vascos y los catalanes sueltan de vez en cuando la idea de la independencia para que acabemos hablando de ella con naturalidad. Y luego, pasado un tiempo, la recogen.
Como siempre, en Almer¨ªa, tierra aut¨¦ntica donde el bien y el mal se presentan sin ambages, los intereses del cemento se manifiestan en toda su crudeza, sin ambig¨¹edades. La asociaci¨®n de constructores y promotores de Almer¨ªa se ha reunido estos d¨ªas para analizar la carest¨ªa del suelo y su repercusi¨®n en las viviendas que construyen. Con qu¨¦ habilidad la Econom¨ªa se ha apropiado del lenguaje de la F¨ªsica. O sea: que la carest¨ªa del suelo repercute en el precio de la vivienda como se propaga el calor por los metales conductores, de modo natural, sin intervenci¨®n humana. O sea: que la codicia de promotores y constructores y el mantenimiento de un mont¨®n de pisos vac¨ªos en Almer¨ªa, en Andaluc¨ªa y en toda Espa?a, precisamente para que los pisos suban de precio, no influye un ¨¢pice en la carest¨ªa del metro cuadrado construido. O sea: que lo que hace subir los precios no es la desbocada avaricia de quienes los venden, y a la que nadie se atreve a poner freno, sino la intransigencia de la Junta de Andaluc¨ªa, empe?ada en proteger la naturaleza y en declarar Lugar de Inter¨¦s Comunitario (LIC) lo que de otro modo ser¨ªa un pastel inmobiliario. Si nos dejaran hincarle el diente, han venido a decir en esa reuni¨®n, bajar¨ªan r¨¢pidamente los precios.
Constructores y promotores quieren que la Junta desproteja el valioso entorno ecol¨®gico de lo que ser¨¢ el futuro Parque de Innovaci¨®n y Tecnolog¨ªa de Almer¨ªa (PITA). Este pol¨ªgono industrial va a levantarse en un lugar protegido que nuestros amigos querr¨ªan ver recalificado. No nos vamos a rasgar las vestiduras por eso: nos tienen acostumbrados a estas imp¨²dicas exhibiciones de insaciable avidez. Lo inquietante es que est¨¦ por medio, pidiendo lo mismo, el serpenteante, silencioso y sibilino concejal de urbanismo del Ayuntamiento de Almer¨ªa. Juan Megino. Cuidado con este hombre, cuidadito.
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