ZF

Las siglas de la Zona Franca de C¨¢diz (ZF) han irrumpido en la campa?a electoral en Andaluc¨ªa en pat¨¦tica contraposici¨®n a las de ZP, correspondientes al candidato socialista a la presidencia del Gobierno de la naci¨®n, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. De ellas se ha beneficiado, desde el punto de vista pol¨ªtico, de forma extraordinaria, la candidata popular, Teofila Mart¨ªnez quien preside, por su condici¨®n de alcaldesa, el pleno del Consorcio de ese recinto fiscal y portuario. Por ¨¦l desfilaron, de su mano, ministros y altos mandatarios del PP, a los que exhib¨ªa las bondades de un organismo p¨²blico en manos de un Manuel Rodr¨ªguez de Castro al que puso en el puesto, nada m¨¢s y nada menos, que Rodrigo Rato. Aterriz¨® en ese despacho tras ser asesor personal de Mart¨ªnez y avalado, directamente, por la sede central de los populares en Madrid, en la calle G¨¦nova, de donde proced¨ªa. Eran las mejores cartas de presentaci¨®n para un controvertido individuo que desplazaba as¨ª para el cargo a otros aspirantes locales que nunca vieron con buenos ojos las andanzas de este singular personaje.

Al estallar el esc¨¢ndalo hace tres a?os, gracias a investigaciones period¨ªsticas, Mart¨ªnez, que propugna ahora la regeneraci¨®n democr¨¢tica, tuvo un comportamiento bastante convencional en estos casos. Esto es, arremeti¨® contra el mensajero que desvelaba el asunto y orden¨® cerrar filas con el aludido, apoy¨¢ndolo al m¨¢ximo hasta que se comprob¨® como insostenible su mantenimiento en el puesto debido al calado de las denuncias. Nunca admiti¨® que se hubieran cometidos fallos y ni siquiera reclam¨® a Rodr¨ªguez de Castro, no ya que devolviera el dinero p¨²blico mal empleado, sino, simplemente, que pidiera perd¨®n ante los ciudadanos. De su boca no sali¨®, jam¨¢s, una palabra de cr¨ªtica hac¨ªa la gesti¨®n de su "protegido". En todo caso, opt¨® por el ataque y el ya conocido recurso del "y tu m¨¢s" apuntando hacia supuestas irregularidades cometidas por los anteriores gestores bajo la etapa socialista sin importarle echar basura, en concreto, sobre uno que ya no se pod¨ªa defender pues hab¨ªa fallecido recientemente. Fue una apelaci¨®n que tuvo una contundente y emotiva respuesta en defensa de su memoria por parte de su viuda en una carta, cuya lectura, pon¨ªa los pelos de punta y en donde se reclamaba lo que ahora demanda el mismo Aznar, esto es, que dejara a los muertos en paz.

Tambi¨¦n habla la candidata de la represi¨®n que, a su juicio, se va vivir en Andaluc¨ªa si los socialistas ganan de nuevo las elecciones. Sin embargo, basta recordar c¨®mo se emplearon al estallar el esc¨¢ndalo para conocer el verdadero sentido de ese concepto. Quienes en primer lugar lo pagaron bien caro fueron los dirigentes sindicales que dieron la voz de alarma sobre la peculiar manera de gobernar la Zona Franca, Manuel Rodr¨ªguez de Castro, luego los medios que desvelaron inicialmente las irregularidades y, m¨¢s tarde, algunos parlamentarios que se atrevieron a llevar el asunto al Congreso de los Diputados hecho por el que arrastran a¨²n demandas y querellas. Eso s¨ª fue represi¨®n pura y dura. Tal vez a ello se refiera una Mart¨ªnez que, a la desesperada, trata de distanciarse del asunto que ha alcanzado su punto ¨¢lgido en plena campa?a y al que no ha sabido dar una respuesta clara, sencillamente, porque nunca quiso resolverlo de una forma clara o bien porque Rodr¨ªguez de Castro, sencillamente, siempre tuvo las espaldas cubiertas por Madrid.

Pero ya es tarde para poner tierra de por medio, m¨¢xime cuando ha permanecido en silencio hasta ahora a pesar de que el informe del Tribunal de Cuentas tiene fecha del pasado mes de diciembre. Sus rivales van a seguir esta semana tirando del asunto, reclamando responsabilidades pol¨ªticas que nunca antes se hab¨ªan asumido y pidiendo que, de una vez por todas, intervenga la Justicia en lo que parece es todo un saqueo organizado de las arcas p¨²blicas de la Zona Franca gaditana. Bajo estas coordenadas va a tener que moverse la candidata popular quien no debe extra?arse de que estas cuestiones cobren su mayor virulencia en el per¨ªodo m¨¢s delicado. Algo similar le puede suceder con las trayectorias bajo sospecha de otros responsables p¨²blicos que cuentan con su amparo y complicidad, tal y como ocurre con los alcaldes de La L¨ªnea, Juan Carlos Ju¨¢rez o el de Sanl¨²car de Barrameda, Juan Rodr¨ªguez. M¨¢s pronto que tarde, estos personajes pueden complicarle las cosas si es que antes no act¨²a como es debido.

Es por eso que su llamamiento a favor de la regeneraci¨®n democr¨¢tica carezca de la suficiente credibilidad como para conmover a las conciencias de sus propios militantes y potenciales votantes. Ni siquiera las lagrimas de cocodrilo de Javier Arenas lament¨¢ndose de que les insulten a diario va a suponer un cambio radical de la situaci¨®n. Tampoco es que al vicepresidente segundo del gobierno se le observe entreg¨¢ndose a fondo en esta pelea que parece que no va con ¨¦l, cuando en realidad es mucho lo que se juega si aqu¨ª fracasa otra vez m¨¤s.