"El espect¨¢culo pol¨ªtico, con su juego sucio, no es nada educativo"
Llevar la educaci¨®n para la paz a las aulas es una de las asignaturas pendientes en Euskadi. As¨ª lo cree Xabier Etxeberria (Arroniz -Navarra-, 1944), Catedr¨¢tico de Etica en la Universidad de Deusto y coordinador de Educaci¨®n para la paz en Bakeaz. "Los educadores hemos pecado de excesiva neutralidad ante ETA", dice tras publicar La educaci¨®n para la paz ante la violencia de ETA.
Pregunta. Llevamos una campa?a en la que los pol¨ªticos se acusan de usar el terrorismo para ganar votos. Pero de educaci¨®n para la paz, ni una palabra.
Respuesta. Es una ausencia lamentable. Deber¨ªan discernir la lucha pol¨ªtica partidaria, leg¨ªtima en ese tema, de la com¨²n unidad frente al terrorismo.
P. Los pol¨ªticos parecen expertos en mezclarlo todo.
"Los educadores hemos pecado de excesiva neutralidad ante la violencia"
R. Hemos tenido tiempos mejores. Ahora estamos m¨¢s en el estadio en el que los pol¨ªticos se dejan llevar por lo f¨¢cil, por la manipulaci¨®n de las emociones, en vez de cultivar con honestidad una pol¨ªtica de los sentimientos. El propio espect¨¢culo pol¨ªtico
, con su juego sucio, las mezclas interesadas, etc., no es nada educativo.
P. Resalta en el libro la importancia de las identidades complejas, no cerradas, que permiten poder ver el rostro humano de una posible v¨ªctima.
R. El problema es que las identidades simples acaban creando distancias insalvables entre los grupos; por ejemplo, los que estructuran su identidad atendiendo s¨®lo a los rasgos identitarios nacionales. As¨ª, el que no participa de mi identidad nacional es el totalmente otro y no tengo nada que ver con ¨¦l. Y la distancia absoluta favorece la violencia y el alegrarme de que otro practique la violencia sobre ¨¦l. La educaci¨®n para la paz prepara a las personas para ver al otro siempre humano, pese a todo lo que haya hecho.
P. Entona un mea culpa al considerar que los educadores en Euskadi han pecado en exceso de neutralidad.
R. Esto ha sido as¨ª y sigue siendo as¨ª. Uno no puede quedarse neutral ante lo que va contra la pluralidad, ese es el l¨ªmite. Ante el que mata y quita la libertad, no se puede ser neutral.
P. ?La intolerancia contra lo intolerable no puede engendrar un c¨ªrculo de venganza?
R. Seg¨²n con el esp¨ªritu que se viva y los medios que se utilicen. Lo intolerable hay que combatirlo con todas las garant¨ªas jur¨ªdicas que dan los derechos humanos. Y siempre reconociendo que no le toleras, pero le reconoces como sujeto de dignidad.
P. Habla de la no violencia como una gran provocaci¨®n, pero para algunos no deja de ser algo ingenuo.
R.Claro, porque se preguntan: ?como vas a enfrentarte con no violencia a la violencia? Pues, para empezar, m¨¢s despacio. La no violencia es una fuerza, lo que pasa que como estrategia pol¨ªtica es muy reciente.
P. Todo esto suena muy et¨¦reo. El problema es cuando lo que escuchas a tu alrededor son frases como: "El pueblo no perdonar¨¢" o "Ni olvido, ni perdono".
R. El perd¨®n no es olvido, es un cierto modo de memoria. Donde hubo violencia, injusticia, luego es necesaria una reparaci¨®n. El perd¨®n nunca ser¨¢ el sustituto de la justicia. Y, adem¨¢s, toda v¨ªctima necesita un tiempo de duelo.
P. ?Deber¨ªan las v¨ªctimas tener un papel en la resoluci¨®n del problema de la violencia?
R. Tienen que estar siempre presentes para recordarnos que nunca hay que tratar de resolver el conflicto a costa de las v¨ªctimas. Y debe haber una reparaci¨®n no s¨®lo econ¨®mica, tambi¨¦n de memoria, con la reescritura de la historia, con homenajes p¨²blicos. Una reparaci¨®n amplia, como en la Comisi¨®n de la Verdad de Sur¨¢frica.
P. Reivindica en el libro la palabra compasi¨®n frente a la solidaridad. Suena raro.
R. En su sentido etimol¨®gico es ponerte en la piel del otro hasta que parece que sufres con ¨¦l, vives su sufrimiento como tuyo. Y as¨ª quitas esa rigidez que a veces tenemos de no querer deber nada a nadie. Es cierto que la compasi¨®n tiene riesgos, como hacerla desde la superioridad paternalista, pero para conjurarlos debemos acompa?arla de la justicia.
P. ?Un terrorista debe pedir perd¨®n antes de incorporarse a la sociedad de nuevo?
R. Ser¨ªa positivo que lo hiciera. Lo m¨ªnimo que debe haber es un compromiso firme de abandono radical de la violencia.
P. El ¨²ltimo Euskobar¨®metro indica que ha retrocedido diez puntos el apoyo social a la reinserci¨®n de los etarras arrepentidos. Y casi un 40% s¨®lo aprueba esas medidas para los que no tengan delitos de sangre.
R. En eso vamos para atr¨¢s. De ning¨²n ser humano, por principio, se puede decir que no es reinsertable. El arrepentimiento, adem¨¢s, debe ser una actitud espont¨¢nea y no condicionada.
P. ?Por qu¨¦ grupos pacifistas como Gesto han perdido su capacidad movilizadora frente a plataformas como ?Basta Ya!?
R. Gesto siempre ha defendido que, aun distinguiendo claramente entre v¨ªctimas y victimarios, hay que tener cierta acogida del victimario como persona. Y por eso se manifiestan ante todas las muertes. En un momento determinado, hay un sector que piensa que esto no es suficientemente incisivo pol¨ªticamente. Y que hay que marcar con nitidez los bandos. La pena de ?Basta Ya! es que hayan nacido con vocaci¨®n de confrontrarse con lo otro, en vez de completar una perspectiva. La estrategia de Gesto es plenamente v¨¢lida.
P. Bobbio dijo que "la no violencia es un camino abierto hacia el porvenir, incluso en las relaciones internacionales". No parece que el gendarme estadounidense vaya por ese camino.
R. El liderazgo internacional de EE UU est¨¢ siendo lamentable. La no violencia a¨²n debe demostrar que es valida para las relaciones internacionales, estamos en mantillas. Se han hecho estrategias de intervenci¨®n de doble rasero, otras enormemente interesadas. Pero con determinadas presiones, gestiones diplom¨¢ticas o contactos con la oposici¨®n interna se pueden hacer cosas.
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