Pavor al agravio
Cuenta Luis Carandell en Vida y Milagros de Monse?or Escriv¨¢ de Balaguer que las traducciones a otros idiomas de Camino, la obra cumbre del fundador del Opus Dei, difer¨ªan de la versi¨®n original espa?ola en algunos de sus puntos para no contravenir los referentes culturales de cada pa¨ªs y, de paso, eliminar tambi¨¦n menciones comprometedoras. A Carandell estos cambios le parec¨ªan l¨®gicos en una organizaci¨®n con aspiraciones universales.
Salvando las distancias pertinentes, resulta llamativo el cuidadoso esmero que los partidos han tenido en estas elecciones con sus programas electorales para no ofender ni crear agravios entre las provincias andaluzas. Salvo proyectos emblem¨¢ticos que han sido objeto de pol¨¦mica en los ¨²ltimos a?os -como la supresi¨®n del peaje de la autopista Sevilla-C¨¢diz, los proyectos ferroviarios de alta velocidad o importantes infraestructuras incompletas-, nada se dice de los territorios a donde ir¨¢n a parar las pregonadas inversiones. En comicios anteriores hubo m¨¢s alegr¨ªas, sobre todo en la Costa del Sol.
Especialmente ilustrativas del pavor que producen los enfrentamientos localistas son las declaraciones del secretario de Organizaci¨®n del PSOE de Sevilla, Francisco P¨¦rez Moreno, le¨ªdas el domingo en El Correo de Andaluc¨ªa. Dice Moreno: "No son incompatibles las inversiones en Sevilla con las de otras provincias, pero vemos err¨®neas destacarlas en campa?a (...) los de M¨¢laga nos acusar¨ªan de centralismo y los del PP de dejar a Sevilla desatendida". Manuel Chaves se refiri¨® precisamente ayer al problema de los agravios provinciales y al riesgo de regalar el o¨ªdo de los aut¨®ctonos con lo que ¨¦l llama "pol¨ªtica de campanario" que luego pasan factura.
Los socialistas andaluces tambi¨¦n est¨¢n siendo muy prudentes con sus propuestas gen¨¦ricas. Los proyectos novedosos del programa se han redactado de forma que es su candidato quien ha ido poniendo cifras y plazos. Chaves, el aspirante m¨¢s veterano, tiene acumulada mucha experiencia: todav¨ªa le echan en cara en algunos foros la infausta promesa que hizo a las amas de casa de procurarles vacaciones gratis, y de eso hace ya una d¨¦cada (1994).
Menos cuidado ha tenido el PP de Te¨®fila Mart¨ªnez, ya que, a decir de los entendidos, el list¨®n de sus planes choca con lo veros¨ªmil de las cuentas. En la precampa?a, IU invit¨® a las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas a registrar sus compromisos en la oficina del Defensor del Pueblo, de forma que los ciudadanos puedan requerir su cumplimiento. No hubo respuesta. De hecho, s¨®lo a partir de una paciente investigaci¨®n es posible hallar los programas de los comicios de 2000, que se han esfumado de las correspondientes web partidarias como por encanto.
En esta recta final, en la que priman m¨¢s las llamadas a todo tipo de voto (concentrado, ¨²til, valiente, encorajinado, responsable, andaluz y espa?ol) los planes concretos van pasando a un segundo t¨¦rmino. El peligro de crear agravios, pues, se aleja, aunque la premura por arrastrar hasta la ¨²ltima papeleta puede producir cierto relajo en el miedo a molestar a la provincia vecina y regalar una promesa-perla que rastrear a?os despu¨¦s en las hemerotecas, siempre tan terribles para los pol¨ªticos.
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