La C¨¢mara de los Lores bloquea la reforma constitucional impulsada por Blair
El Gobierno quiere transferir a un nuevo Tribunal Supremo la funci¨®n de los jueces-lores
La C¨¢mara de los Lores propin¨® anoche un serio rev¨¦s pol¨ªtico a Tony Blair al bloquear el proyecto de ley de reforma constitucional del Gobierno laborista. El conflicto se centra en la resistencia de buena parte de los lores a la desaparici¨®n del llamado lord chancellor y a la transferencia de las actuales funciones de la C¨¢mara como ¨²ltima instancia judicial a un Tribunal Supremo de nueva creaci¨®n. Detr¨¢s de las razones concretas palpita tambi¨¦n la querencia de los viejos lores por antiguas tradiciones y la resistencia del poder judicial y legislativo a perder terreno frente pol¨ªtico.
Los lores aprobaron por 216 votos a favor y 183 en contra una enmienda para enviar todo el proyecto de reforma al limbo mediante la creaci¨®n de un comit¨¦ espec¨ªfico que estudie las propuestas del Gobierno. La Administraci¨®n de Blair hab¨ªa advertido a los lores que si aprobaban la enmienda retirar¨ªa el proyecto de ley. Esto supone que lo presentar¨¢ a trav¨¦s de los Comunes, de manera que la C¨¢mara Alta -donde el Gobierno no tiene la mayor¨ªa- s¨®lo podr¨ªa retrasar su entrada en vigor durante un a?o pero no tendr¨ªa capacidad para modificarla sin el consenso de la C¨¢mara Baja, en la que el Gobierno tiene una ampl¨ªsima mayor¨ªa.
El Gobierno ha querido vestir con apelaciones a la separaci¨®n de poderes su propuesta de reforma constitucional. Pero incluso quienes se alinean en esto con el Gobierno le critican su torpeza en el calendario y la manera en que lanz¨® la reforma en junio pasado, aprovechando una inesperada remodelaci¨®n del Gabinete.
La tramitaci¨®n de la reforma en los lores coincide con fuertes pol¨¦micas entre el poder judicial y el ministro del Interior, David Blunkett, por el empe?o de este en recortar los procesos de apelaci¨®n de los demandantes de asilo. Un ambiente poco propicio para que el Gobierno consiga la comprensi¨®n de los lores para su propuesta de desgajarles sus actuales funciones de ¨²ltima instancia judicial y trasladar a los 12 jueces-lores a un nuevo Tribunal Supremo en el que sus posteriores integrantes ser¨ªan elegidos por un consejo independiente. Y tampoco es un buen aperitivo para la todav¨ªa pendiente segunda reforma de la C¨¢mara de los Lores, que, seg¨²n algunos, deber¨ªa ser una c¨¢mara elegida y, seg¨²n otros, debe seguir siendo una c¨¢mara designada, formada por expertos con escasa asignaci¨®n partidaria.
Los tories temen que el nuevo tribunal acabe teniendo menos poder del que hoy en d¨ªa tienen los jueces lores. Entre los principales cr¨ªticos est¨¢ el lord chief justice, lord Woolf, el juez de m¨¢s alto rango del pa¨ªs. Lord Woolf se opone tambi¨¦n a la supresi¨®n de la figura del lord Chancellor, una figura m¨¢s antigua que la del primer ministro, creada hace 1.400 a?os, y que hasta junio acumulaba casi 300 competencias, entre las que figuraba la de pertenecer a los tres poderes al mismo tiempo: el judicial (como juez-lord), el legislativo (como moderador de la C¨¢mara de los Lores) y el ejecutivo (ejerciendo las funciones de lo que en Espa?a ser¨ªa el ministro de Justicia). El ¨²ltimo lord Chancellor, lord Irvine, en tiempos mentor de Tony Blair, dej¨® el Gobierno en junio porque segu¨ªa considerando esencial esa figura de nexo entre los tres poderes.
Le sustituy¨® lord Falconer, en tiempos compa?ero de piso de Tony Blair, en una remodelaci¨®n que provoc¨® sonoras cr¨ªticas porque Blair aprovech¨® la inesperada crisis de Gobierno provocada por la retirada de uno de sus ministros para empezar a aplicar la reforma constitucional, de la que apenas hab¨ªa habido debate p¨²blico.
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