El 'padre' de los dinosaurios del Gobi viaja a Lisboa para preparar una gran exposici¨®n
Rinchen Barsbold ha pasado 40 de sus casi 70 a?os en el desierto de Gobi, en Mongolia, lugar m¨ªtico de la paleontolog¨ªa por los cientos de esqueletos de dinosaurios que han sido desenterrados de sus arenas durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Este paleont¨®logo mongol es un hombre del desierto que ha llegado a Lisboa para ense?ar algunos tesoros del Gobi en un escenario muy distinto al que est¨¢ acostumbrado. La Torre Vasco da Gama, un edificio nuevo construido en medio del Tajo, acoge desde el viernes pasado y hasta el 5 de julio la exposici¨®n Gobissauros, que re¨²ne esqueletos y f¨®siles -algunos de ellos ¨²nicos- de una de las mayores y m¨¢s importantes colecciones del mundo, la del Centro de Paleontolog¨ªa de la Academia de Ciencias de Mongolia, dirigida por el propio Barsbold.
"Amo el Gobi". As¨ª habla este paleont¨®logo acerca del gran desierto de Mongolia: "Soy como los n¨®madas que lo habitan que dicen que es el mejor lugar del mundo, pese a sus condiciones tan adversas. Es un desierto imposible, donde las temperaturas oscilan entre los 45 grados bajo cero y los 50 grados. Pero es m¨¢gico, por sus colores y su gente".
Estos grupos n¨®madas desarrollan un papel esencial en el trabajo de los paleont¨®logos que se aventuran en el Gobi, uno de los lugares m¨¢s inh¨®spitos del mundo. "Utilizamos a estos grupos para nuestras expediciones y muchas veces dormimos en sus chabolas tradicionales. De todas formas, cada expedici¨®n debe ser muy bien preparada, porque hay regiones muy remotas en las que no hay ni agua, ni comida, ni plantas, ni gente: s¨®lo dinosaurios".
Lo que no es poco. El Gobi posee algunos de los yacimientos de dinosaurios m¨¢s importantes del mundo. "Por la enorme variedad de f¨®siles encontrados, pero, principalmente, por las excelentes condiciones de conservaci¨®n de los hallazgos. Hemos encontrado cientos de esqueletos completos de much¨ªsimos tipos de dinosaurio, miles de huevos y hasta embriones", aclara el profesor Barsbold, como prefiere ser llamado.
El incre¨ªble estado de conservaci¨®n de los hallazgos ha despertado la curiosidad de los expertos en sedimentolog¨ªa. Seg¨²n Barsbold, "todos coinciden en que el fen¨®meno est¨¢ relacionado con antiguas dunas que exist¨ªan en tiempos de los dinosaurios en las m¨¢rgenes de r¨ªos y lagos. Los animales, probablemente, fueron tragados por el lodo o quedaron atrapados en las dunas. S¨²bitas tempestades de arena debieron de sepultarlos, quedando conservados durante millones de a?os. Las dunas son el mejor aliado del paleont¨®logo. Adem¨¢s, varios f¨®siles de plantas encontrados en el Gobi confirman que hace 80 millones de a?os era una regi¨®n similar a la sabana africana, con vegetaci¨®n, pero semi¨¢rida. Todo esto cre¨® extraordinarias y ¨²nicas condiciones de fosilizaci¨®n y conservaci¨®n".
El resultado es patente en la muestra de Lisboa. "Es una de las mejores exposiciones de dinosaurios del mundo", dice Barsbold sin dudar. La exposici¨®n re¨²ne 14 esqueletos completos, desde los gigantes tarbosaurios (el tiranosaurio asi¨¢tico) hasta un embri¨®n de ovirraptor (un dinosaurio parecido a un avestruz). La gama es completa: carn¨ªvoros, herb¨ªvoros y anfibios; adem¨¢s de una amplia variedad de ejemplares: j¨®venes, beb¨¦s y embriones, a los que se suman huevos de todas las especies. Tampoco faltan plantas, tortugas y cocodrilos. Se muestran tambi¨¦n rarezas, como los brazos y piernas de dinosaurio m¨¢s grandes que se conocen y que es imposible incluir en una familia o edad.
"La mayor¨ªa son f¨®siles del cret¨¢cico superior, el ¨²ltimo estadio de evoluci¨®n de los dinosaurios. De los primeros tenemos pocos f¨®siles en Gobi", dice Barsbold. Los dinosaurios dominaron la Tierra durante 150 millones de a?os y desaparecieron hace 65, "en su estadio m¨¢s avanzado de evoluci¨®n", como subraya constantemente. Y a?ade: "No s¨¦ si los dinosaurios se extinguieron por cat¨¢strofes, como el encuentro de un meteorito con la Tierra, o no. Su desaparici¨®n podr¨ªa deberse tambi¨¦n a una lenta evoluci¨®n de la naturaleza que cambi¨® las condiciones ambientales que permit¨ªan su supervivencia".
"El hombre deber¨ªa pensar en ello, porque es una advertencia importante. Los dinosaurios desaparecieron cuando eran una forma de vida perfeccionada durante 150 millones de a?os. El hombre s¨®lo tiene 3 millones. La ecolog¨ªa de nuestro planeta es muy delicada y los desequilibrios que el hombre causa pueden ser fatales, en especial los originados en los ¨²ltimos 2.000 a?os", contin¨²a Barsbold, que s¨ª es optimista respecto al inter¨¦s actual por la paleontolog¨ªa. "De cada 10.000 ni?os fascinados por los dinosaurios, s¨®lo uno se dedicar¨¢ a su estudio, pero los dem¨¢s seguir¨¢n interesados y exigiendo m¨¢s a la ciencia". ?l mismo est¨¢ sintiendo los efectos de este inter¨¦s: el Gobierno de Mongolia le dio m¨¢s dinero para su investigaci¨®n y en los a?os 90 abri¨® el desierto a paleont¨®logos extranjeros.
Barsbold matiza: "En Mongolia es dif¨ªcil vivir, no s¨®lo ser cient¨ªfico. Pero pese a ser un pa¨ªs pobre, el Gobierno siempre nos ha apoyado y hoy somos una potencia en el estudio de los dinosaurios. La colaboraci¨®n con investigadores extranjeros es muy importante. Trabajamos con gente de China, Polonia o la [extinta] Uni¨®n Sovi¨¦tica, y ahora tambi¨¦n con estadounidenses".
Los primeros paleont¨®logos del Gobi, en los a?os veinte del siglo pasado, eran de EE UU. Ellos descubrieron los primeros dinosaurios e identificaron 20 yacimientos importantes, que todav¨ªa hoy son excavados. Despu¨¦s, el pa¨ªs estuvo cerrado durante 50 a?os. Los norteamericanos regresaron a finales de los ochenta. Casualidad o no, "los mayores hallazgos hechos en el Gobi son de los ¨²ltimos 20 a?os", reconoce Barsbold.
Huevos empollados y dos luchadores
L a gran estrella de la exposici¨®n de Lisboa -y de la colecci¨®n del Gobi- es el ovirraptor. Este dinosaurio carn¨ªvoro con aire de avestruz, el favorito de Barsbold, fue descubierto hace m¨¢s de 50 a?os. Recibi¨® este nombre porque sus esqueletos estaban siempre cerca de nidos con huevos que, pensaban los paleont¨®logos, pertenec¨ªan al protoceratops, el dinosaurio m¨¢s frecuente en Mongolia. La conclusi¨®n de los expertos fue que el ovirraptor, cuya estructura indicaba que era un corredor veloz, se alimentaba de los huevos que robaba. Pero, en 1995, un grupo de estadounidenses y el propio Barsbold sacaron de las arenas del desierto su mayor tesoro: un nido que un ovirraptor empollaba como las gallinas. "El dinosaurio estaba sentado sobre los huevos y abrazaba el nido cuando fue sorprendido por una tempestad de arena", dice Barsbold.
Adem¨¢s de ser encantador, ?qu¨¦ significado tiene este hallazgo? "Este nido confirm¨® que un grupo de dinosaurios carn¨ªvoros ten¨ªa caracter¨ªsticas similares a las de los p¨¢jaros, tanto a nivel fisiol¨®gico como de comportamiento, al menos en lo que respecta a la reproducci¨®n. Se consider¨® durante mucho tiempo que todos los dinosaurios ten¨ªan sangre fr¨ªa, como los reptiles. Pero este hallazgo y otros menos emblem¨¢ticos en el Gobi indican que algunos grupos del cret¨¢cico superior ten¨ªan sangre caliente, como las aves. Estoy convencido de que era as¨ª, aunque no creo que las aves actuales sean descendientes directos de esos dinosaurios."
La segunda estrella del Gobi no ha viajado a Lisboa. Se trata de dos dinosaurios, uno herb¨ªvoro y otro carn¨ªvoro, hallados juntos en posici¨®n de lucha. Barsbold lo considera "la escena m¨¢s elocuente de la vida de animales extintos de la historia de la ciencia".
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