Fiebre compartida

De los Apeninos a los Andes, del desierto t¨¢rtaro a la sabana africana, hay lugares maravillosos en el mundo, pero ning¨²n paisaje resulta tan sugerente para un m¨²sico creativo como una llanura sin nombre ni caminos visibles, incluso aunque le queden algunos restos de muros estil¨ªsticos reci¨¦n ca¨ªdos.

En Calle 54, Richard Galliano (Cannes, 1950) y Michel Portal (Bayona, 1935) pisaron cascotes de anteriores derribos con absoluta naturalidad. Su actitud estaba justificada: ambos son pioneros cabales de la lucha contra las divisiones forzadas, los nichos t¨¦tricos y los purismos sin argumento. Galliano ya era un prodigio del acorde¨®n a los 12 a?os y los 41 restantes los ha pasado junto a m¨²sicos refinados y aguile?os, a la vera de ¨¢vidos lectores de partituras y de buscadores de sorpresas. Portal, por su parte, ha grabado m¨²sica de c¨¢mara de Mozart sin olvidar su devoci¨®n por Charles Mingus, y ha cooperado con el mismo entusiasmo con artistas apegados a sus ra¨ªces como con improvisadores cosmopolitas y sesudos. Dos figuras, en fin, que bien podr¨ªan representar el c¨¦lebre n¨²mero del espejo sin espejo. Por eso, el t¨ªtulo del disco que grabaron hace ya casi ocho a?os, Blow up (ninguna relaci¨®n con el de la pel¨ªcula de Antonioni), hace referencia a la sencilla idea de respirar juntos la misma m¨²sica, de sentir en las pituitarias fragancias complejas... sin complejos.

Y en el repertorio de aquel fenomenal Blow up basaron su temerario concierto en la sala madrile?a. Como punto de referencia tomaron el esp¨ªritu de un m¨²sico que ambos conocieron y todav¨ªa aman, Astor Piazzolla; de su obra ingente escogieron t¨ªtulos (Oblivion o Libertango) para completar versiones febriles, llevadas hasta el mismo borde de su energ¨ªa expresiva. La pureza y la inmediatez en la comunicaci¨®n les permiti¨® tocar tambi¨¦n una especie de polka escrita por Hermeto Pascoal, Chorinho para Ele, y de encontrar en Taraf ese lugar de los balcanes donde la m¨²sica es sin¨®nimo de fiesta grande.

Portal altern¨® el bandone¨®n, el clarinete, el saxo soprano y el clarinete bajo para darle el punto justo al timbre emocional que requer¨ªa cada atm¨®sfera, ya fuera enso?adora, nost¨¢lgica o decididamente dram¨¢tica. A Galliano le bast¨® su acorde¨®n de le¨®n para redefinir lo que ¨¦l llama nueva mussette. Seguramente aport¨® este ingrediente porque le corre por sus venas francesas y le incita a explorar partiendo de puerto propio, pero no opuso ning¨²n reparo en sumarlo a una corriente capaz de minar cualquier murete, muro o muralla musical.