?Barato, barato!
Seguramente, si fabric¨¢semos las boinas en Indonesia, nos saldr¨ªan m¨¢s baratas. No se r¨ªa, basta con contratar a ni?as y ni?os de diez a?os para que recorten y cosan las boinas, aunque, bien mirado, para el trabajo tambi¨¦n podr¨ªan servir los enfermos mentales de cualquier pa¨ªs subdesarrollado. H¨¢gase usted a la idea de que ahora mismo, en este preciso instante, muchos ni?os -y mayores- est¨¢n manufacturando a cambio de salarios irrisorios alg¨²n art¨ªculo que usted comprar¨¢ dentro de poco en su comercio habitual.
A este paso superglobalizado e hiperliberalizado, cualquier de estos el vino de Rioja Alavesa se har¨¢ en Camboya, y tendr¨¢ un ligero aroma afrutado a licor de arroz. Sin salir de casa, si los kaikus se vuelven a poner de moda -dios nos asista- ser¨¢n fabricados en Laos, y el chistu y el tamboril ser¨¢n Made in Bangladesh. Porque la cosa no le queda a usted tan lejos: yo no estar¨ªa tan seguro de que esa prenda de marca tan conocida, que ha conseguido a buen precio, no haya formado parte de una monta?a de ropa en la mesa de trabajo de una menor, o de que el peluche tan gracioso que le regal¨® a su hijo por Navidad no sea obra de un enfermo que trabaja por una miseria en un hospital remoto.
No es mi deseo culpabilizarle. All¨¢ cada uno con sus escr¨²pulos y con su concepto de la econom¨ªa. Puede que alguien piense que, en el fondo, explotar a los dem¨¢s para conservar el propio nivel de vida no est¨¢ tan mal. Pero, cuando vea desde las gradas el partido de f¨²tbol del domingo, no crea ingenuamente de buenas a primeras que ese bal¨®n que chutan las megaestrellas no puede proceder de una infecta f¨¢brica en Tailandia. Y cuando se calce usted las zapatillas deportivas -que, dicho sea de paso, son car¨ªsimas- no se atreva a jurar que no han sido confeccionadas en Vietnam. No se olvide de que hay muchas formas de enga?ar, pero tenga en cuenta que lo peor de todo es enga?arse uno mismo.
La hipocres¨ªa, a veces, tiene su efecto bumer¨¢n. Es una suerte de justicia, divina o casual, lo que ustedes prefieran. Mientras el n¨²mero de ricos aumenta, tal vez los que no lo somos tengamos que agarrarnos los cojones alg¨²n d¨ªa -lo cual es m¨¢s duro que apretarse el cintur¨®n- y mordernos los labios para no jurar, si es que eso no est¨¢ sucediendo ya. Hay momentos en los que la Tierra parece una bomba a punto de estallar, pero ello no nos preocupa a los del mundo civilizado, porque creemos que la mecha es larga, y la vida corta. Por eso seguimos votando a los de siempre.
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