In memoriam
Aunque son demasiadas las atrocidades de ETA que me ha tocado vivir no logro sobreponerme al horror. Cada vez que ETA mata me acuerdo de los que han sido asesinados antes. Me acuerdo, sobre todo, de Juan de Dios Doval, mi compa?ero de colegio, y de Manuel Broseta, que gui¨® mis primeros pasos en la pol¨ªtica valenciana. Cuesta trabajo asumir que haya seres humanos que sean capaces de cometer semejantes barbaridades. Cuesta entender que sean capaces de contemplar, sin que se les mueva un solo m¨²sculo, la expresi¨®n de profundo dolor de las familias de las v¨ªctimas. Y sin embargo los hay. Como hubo responsables de las c¨¢maras de gas de los campos de concentraci¨®n en Treblinka, o Auschwitz
Cuesta asumir que haya muchos que, aunque no maten directamente, inciten a hacerlo cuando predican que "los espa?oles" no tenemos m¨¢s ambici¨®n que oprimir al pueblo vasco; m¨¢s ambici¨®n que negarles su capacidad de decidir. Muchos que fuerzan a j¨®venes L¨®pez, Garc¨ªas, o P¨¦rez, hijos de los emigrantes de anta?o, a renegar de sus or¨ªgenes; a avergonzarse de sus padres; a probar su "patriotismo" protagonizando salvajadas como la de Madrid. Que brindan con champagne cuando las "acciones se consuman", cuando cientos de inocentes saltan por los aires. Ahora s¨®lo queda rezar por las v¨ªctimas y sus familias. Y hacernos el firme prop¨®sito de no traicionar su memoria; de no olvidar nunca la infamia de hoy. Y de gritar bien alto que no hay causa que merezca el sacrificio de un ser humano. Y repetir, una vez m¨¢s, que nos podr¨¢n hacer mucho da?o... pero nunca nos vencer¨¢n. Descansen en Paz.
J. M. Garc¨ªa-Margallo es eurodiputado del PP.
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