El Villarreal brinda al cielo
El cuadro de Paquito juega una excelente primera parte y derriba a un Roma muy flojo
Jos¨¦ Mari mir¨® al cielo tras su gol y le brind¨® un cari?oso beso. Fue el peque?o homenaje del delantero del Villarreal a las v¨ªctimas del atentado terrorista que hab¨ªa azotado Madrid con tanta crueldad. Pocos minutos antes, su compa?ero en el ataque, el brasile?o Anderson, tambi¨¦n dirigi¨® una mirada emocionada al cielo tras anotar el primer tanto del Villarreal. Los jugadores del conjunto espa?ol no olvidaron ni por un momento los terribles atentados de la ma?ana madrile?a.
Pero les toc¨® jugar por orden de la UEFA y lo hicieron como los ¨¢ngeles. Jos¨¦ Mari se pareci¨® a aquel chaval rapid¨ªsimo y audaz que cautiv¨® primero al Atl¨¦tico de Madrid y despu¨¦s al Milan antes de entrar en una fase de indefinici¨®n. Super¨® al reputad¨ªsimo Samuel con cierta facilidad y su pase en profundidad a Anderson, entre una nube de defensores, fue una bendici¨®n para el delantero brasile?o, que se plant¨® esquinado ante Zotti y resolvi¨® con clase: con la izquierda y colocado a la escuadra del palo largo. Como suelen resolver los grandes goleadores.
VILLARREAL 2- ROMA 0
Villarreal: Reina; Belletti, Coloccini, ?lvarez, J. Venta; Battaglia, Josico (Mart¨ª, m. 51); J. Mari, Riquelme, Roger; y Anderson (V¨ªctor, m. 88).
Roma:Zotti; Dellas (D? Agostino, m. 86), Zebina, Samuel, Panucci; Manzini, Tommasi, Emerson, Lima; Carew (Corvia, m. 77) y Montella (Cassano, m.46).
Goles: 1-0. M. 27. Pase interior de Jos¨¦ Mari y Anderson marca ante la media salida de Zotti.
2-0. M. 34. Jos¨¦ Mari, de cabeza.
?rbitro: De Bleeckere (B¨¦lgica). Amonest¨® a Lima y Belletti.
Unos 18.000 espectadores en El Madrigal. Los jugadores de ambos equipos salieron al terreno de juego portando una pancarta con el lema "Paz s¨ª, terrorismo no".
Sin la presencia de Totti, el Roma s¨®lo tiene el aire marcial que suele darle Capello a sus conjuntos
Riquelme estuvo majestuoso en el primer tiempo. Es el tipo de partidos en el que se crece. Ante rivales de pedigr¨ª, a Riquelme se le pone la cara del jugadorazo que luci¨®, por ejemplo, en la Copa Intercontinental que le gan¨® casi ¨¦l solo con el Boca Juniors al Madrid en 2000. Domina el bal¨®n y los rivales a su antojo e invita a participar del juego a sus compa?eros. A la cabeza de los cuales apareci¨® Roger, otro consumado prestidigitador del bal¨®n. El volante catal¨¢n tir¨® de repertorio en su excelente golpeo de la pelota: primero un pelotazo desde lejos que se le fue fuera por poco, con Zotti despistado, y despu¨¦s en un intento de gol ol¨ªmpico, en un c¨®rner enroscado que salv¨® un defensa. En el saque de esquina siguiente, Roger prefiri¨® centrar y a fe que le vino bien a Jos¨¦ Mari, que cabece¨® a gol.
El Villarreal, en fin, descorch¨® su alta calidad t¨¦cnica para hacer a?icos al conjunto romano, que sac¨® su vena m¨¢s conservadora y se defendi¨® con tanta densidad como ineficacia. Sin la presencia de Totti, el Roma es un huevo sin sal, un equipo con el aire marcial que suele darle Capello a sus conjuntos. Sin m¨¢s argumentos que alg¨²n pelotazo largo a Carew, el delantero noruego cedido por el Valencia, que apenas particip¨®.
Advirti¨® Capello que as¨ª no iba a ninguna parte y movi¨® el banquillo tras el descanso. Retir¨® a Montella y entr¨® Cassano, uno de los futbolistas m¨¢s espumosos del calcio. Y con Cassano s¨ª, el Roma se sinti¨® un poco m¨¢s importante. Empez¨® a dominar y a aprovechar el cansancio del Villarreal, que hab¨ªa echado el resto en el primer tiempo. Riquelme entr¨® en la reserva de energ¨ªa y Emerson pod¨ªa con Batagglia en la batalla central. De modo que la pelota ca¨ªa casi siempre en la balanza romana. Claro que Cassano tuvo un serio problema: quer¨ªa el bal¨®n por el suelo, pero sus compa?eros apenas lo rasearon.
Mientras, Jos¨¦ Mari sigui¨® buscando a Samuel en el uno contra uno y, lo que es m¨¢s sorprendente, super¨¢ndolo. S¨®lo recurriendo a la falta, fren¨® el central argentino al delantero sevillano. Para variar, el Villarreal se defendi¨® muy bien. Acudi¨® siempre presto a las ayudas. Y no fue una casualidad que la pareja de centrales la formaran Colloccini y Quique ?lvarez. Excelente una vez m¨¢s este ¨²ltimo, el capit¨¢n, que, ante la presencia en la grada de su padre -Quique Costas-ofreci¨® una lecci¨®n de c¨®mo aprovechar su escaso equipaje f¨ªsico para defender a tipos que le sacan dos palmos: l¨¦ase Carew.
Al Villarreal le hubiese venido bien cierta frescura en su ataque, pero a Paquito le cost¨® reaccionar. Solito estaba Anderson, que reclamaba sin ¨¦xito que alguien acudiera a rescatarle. Paquito no dio paso a V¨ªctor hasta que faltaron dos minutos para el final. Sustituy¨® a Anderson, que se llev¨® la ovaci¨®n de la noche, con El Madrigal puesto en pie despidiendo al Pistolero, un goleador de verdad que, de no haber llegado tan mayor al Villarreal (34 a?os), habr¨ªa marcado una ¨¦poca en este modesto pero ambicioso club castellonense.
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