Autopsia
Lo siento, me resulta ya imposible aventurar teor¨ªas, urdir m¨¢s explicaciones, proponer nuevos silogismos, seguir mareando la perdiz... la pobre perdiz que levanta torpemente el vuelo mientras disparan contra ella los cazadores y los perros a su servicio esperan para cobrarse la pieza con la pata en alto y la lengua relami¨¦ndose las fauces. No quiero, no tengo fuerzas, ya no hay tiempo para eso.
Es el momento de hacer la autopsia. As¨ª llama el historiador griego Tuc¨ªdides al testimonio que aporta un observador seg¨²n lo que ha visto con sus propios ojos, con esos ojos que seg¨²n la terrible expresi¨®n castellana se habr¨¢ de comer la tierra: autopsia. Y esta es mi autopsia, lo que veo y lo que oigo.
Veo la masacre por fin cumplida, la masacre que se ven¨ªa buscando desde Navidades por lo menos, los kilos de explosivos que esta vez no pudieron ser interceptados: ahora ya no quedan dudas. Las hab¨ªa cuando se frustr¨® el atentado de Chamart¨ªn: no falt¨® quien me dijera que probablemente la propia polic¨ªa hab¨ªa puesto la maleta asesina en el tren para retirarla espectacularmente luego. Las hubo tambi¨¦n cuando se intercept¨® la furgoneta cargada con quinientos kilos de dinamita, porque al sr. Azc¨¢rraga y a alg¨²n otro pol¨ªtico no menos brillante le chocaba que los terroristas hubieran llegado tan lejos por carreteras nevadas para ser detenidos precisamente en plena campa?a electoral. Hoy no, hoy las dudas se han volatilizado junto a centenares de vidas humanas. Supongo que ahora no queda m¨¢s remedio que aceptar la incursi¨®n de ETA en la campa?a electoral. Por cierto... ?no estaba ya ETA en la campa?a electoral, como amenaza de muerte para candidatos y votantes? Pero claro, no era momento de hablar de ello. En campa?a lo mejor es no hablar de terrorismo, aunque el terrorismo condicione la campa?a de quienes no pueden moverse libremente y la de quienes se mueven y se hacen escuchar precisamente gracias a que ETA existe. Hablemos de otra cosa... hasta hoy, en que ya no hay otra cosa de la que hablar.
Ahora no oigo m¨¢s que un mensaje, repetido mil veces de mil modos desde todos los medios de comunicaci¨®n: unidad. Es fundamental la unidad de los dem¨®cratas. Hasta ayer lo que se o¨ªa era hablar de pluralismo, de que no se entiende la pluralidad, de que sin pluralismo no hay vida ni libertad. Ahora la vida y la libertad dependen precisamente de la unidad: por lo visto, la unidad ha dejado de ser fascista y franquista para convertirse en consigna b¨¢sica democr¨¢tica. Antes no hab¨ªa nada mejor que la pluralidad, cualquier pluralidad. Por ejemplo, tener una pierna sana y una pata de palo es m¨¢s pluralista que disfrutar de dos piernas sanas iguales. Pero se camina peor, cojeando y en direcci¨®n equivocada. Nos damos cuenta ahora, cuando ya no tenemos piernas porque nos las ha cortado una bomba. La Espa?a unida en democracia, tan antip¨¢tica y aznarista, ha dado paso a la Espa?a simp¨¢tica y cojitranca del pluralismo pero despu¨¦s a la Espa?a que ya no puede m¨¢s que arrastrarse sin extremidades (aunque no sin extremistas, ¨¦sos que no falten): y mientras reptamos, clamamos por la unidad perdida.
Oigo que quienes han puesto las bombas no son vascos, seg¨²n han decretado Ibarretxe y Otegi. No es f¨¢cil ser vasco: si no eres nacionalista, no eres vasco pero si te pasas de nacionalista y asesinas a mansalva tambi¨¦n dejas de serlo. Por un rato, te vuelves terrorista a secas o terrorista isl¨¢mico o yo que s¨¦. Hasta que te detenga la polic¨ªa y te lleve a una c¨¢rcel. Entonces vuelves a ser vasco, las fuerzas progresistas se indignan porque te ves encerrado lejos de tu hogar y el Gobierno vasco paga a tus familiares el viaje para que puedan visitarte. Pero yo le o¨ª a Carod Rovira que ETA es "un movimiento independentista vasco que recurre a la lucha armada". Brava lucha, que acaba de obtener una sonada victoria contra los trabajadores modestos que acud¨ªa a sus empleos por la ma?ana, a¨²n bostezando, despu¨¦s de haber peinado a sus hijos y haberlos enviado al colegio con un beso. ?Pobre Carod, que estaba convencido de que los asesinos de Hipercor y de Vich eran vascos, vascos de cuerpo entero, es decir independentistas como ¨¦l, aunque con una noci¨®n tan confusa de la geograf¨ªa que cre¨ªan que Catalu?a era Espa?a! Si llega a saber que no son vascos, seguro que ni se molesta en viajar a Perpignan...
He visto y he o¨ªdo a las testas pensantes (y sobre todo, parlantes) de nuestro pa¨ªs. Nos han contado cien veces que la violencia terrorista est¨¢ muy mal, pero que la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno no es precisamente buena: al contrario, aumenta la crispaci¨®n y el enfrentamiento territorial de Espa?a. Lo malo no son las pol¨ªticas nacionalistas disgregadoras, que reinventan la historia en clave de hostilidad contra Espa?a, convierten la Constituci¨®n en un fetiche absurdo y los Estatutos en papel mojado que hay que revocar cuanto antes, para luego revocar a los tres meses el nuevo Estatuto conseguido y pedir m¨¢s, mucho m¨¢s... lo malo no es la educaci¨®n despedazada que estudia s¨®lo los campanarios locales ni las universidades en las que comienzan a apuntar partidas de la porra para boicotear a los profesores desafectos (como esos nuevos escamots que he padecido ya en la Central de Barcelona y me negu¨¦ a sufrir en la de Tarragona, con gran disgusto del alcalde de la ciudad). No, escuchemos a nuestros intelectuales y artistas para quienes lo verdaderamente intolerable es la pol¨ªtica del PP: en cuanto se acabe con ella, reinar¨¢ la armon¨ªa y el Prestige se convertir¨¢ en un yate de recreo con velas blancas (por cierto, ?qui¨¦n habr¨¢ sido el primero en decir que la culpa de la matanza de Madrid la tiene la falta de "cintura pol¨ªtica" de Aznar?). La libertad de expresi¨®n est¨¢ gravemente amenazada (nos dicen los que se han hecho millonarios con ella), no por los asesinos que llevan veinticinco a?os boicoteando las elecciones democr¨¢ticas y matan a los periodistas que les contradicen, sino por las manipulaciones de los medios p¨²blicos de comunicaci¨®n, que tan imparcialmente funcionaban ayer. Escuchen, escuchen a nuestros intelectuales y lean sus manifiestos y vean sus peliculillas de protesta: con decirles que el m¨¢s profundo de todos ellos parece ser Leo Bassi, sobran m¨¢s comentarios.
Resultado de mi autopsia: el pa¨ªs m¨¢s descentralizado de Europa es el m¨¢s amenazado por la fragmentaci¨®n nacionalista, que en todas partes est¨¢ considerada una abominaci¨®n reaccionaria salvo aqu¨ª, en donde es de izquierdas y constituye una alternativa de progreso (l¨¦ase el magn¨ªfico art¨ªculo "?Es congruente ser nacionalista de izquierdas?", de Mariano Fern¨¢ndez Enguita, EL PAIS, 10-3-04, que honra a su autor y las p¨¢ginas en que ha sido publicado). Es precisamente aqu¨ª, donde el nacionalismo obtiene tanto reconocimiento y parabienes, donde tambi¨¦n florece el terrorismo m¨¢s sanguinario de Europa. Y aqu¨ª ETA sirve de diosa tutelar a todos los nacionalismos, lo quieran o no, d¨¢ndoles el suplemento de seriedad social que nunca se habr¨ªan ganado ni por sus ideas ni por sus propuestas. El terrorismo es un proyecto de domesticaci¨®n social, por medio del cual los depredadores totalitarios consiguen la obediencia de la democracia carente de virtud c¨ªvica: en el Pa¨ªs Vasco ya han conseguido en gran parte su prop¨®sito, en Catalu?a llevan buen camino para lograrlo pronto y despu¨¦s... El resto no ser¨¢ silencio, sino m¨¢s mentiras, mucho di¨¢logo y bandas de m¨²sica tocando himnos patri¨®ticos.
Fernando Savater es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
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