Trenes rigurosamente puntuales
Los terroristas sab¨ªan que cada cinco minutos tres convoyes coincidir¨ªan en tres estaciones
Una estaci¨®n, Alcal¨¢ de Henares. No m¨¢s de 20 minutos para colocar las bombas. Un n¨²mero de terroristas no demasiado alto, quiz¨¢s inferior a media docena de asesinos. Y una ventaja a favor: la rigurosa puntualidad con la que operan los trenes de cercan¨ªas que cada d¨ªa vierten sobre Madrid cientos de miles de trabajadores. Esa puntualidad permiti¨® que las bombas colocadas en tres de los cuatro trenes estallaran justo cuando los convoyes permanec¨ªan detenidos en los andenes de una estaci¨®n, donde el horror puede alcanzar mayores proporciones a una hora de gran afluencia. No hay a¨²n informaci¨®n disponible sobre el n¨²mero de personas que participaron en una operaci¨®n de esta envergadura, pero la propia exactitud con la que funciona el tr¨¢fico ferroviario a esas horas en un d¨ªa aparentemente rutinario favorece la impresi¨®n de que no fuera necesariamente alta. Algunas fuentes especulan con un n¨²mero no superior a media docena.
Durante algo m¨¢s de cinco minutos los trenes permanecen con las puertas abiertas
El primer y segundo tren de la muerte compartieron and¨¦n en la estaci¨®n de Alcal¨¢
El tercer tren exig¨ªa actuar con rapidez: por eso quiz¨¢ se produjeron m¨¢s errores
Entre las 7 y las 7.15 horas de la ma?ana partieron de la estaci¨®n de Alcal¨¢ de Henares los cuatro trenes de la muerte. Salieron puntualmente, cada cinco minutos, como es preceptivo en hora punta en una de las mayores ciudades dormitorio de Madrid. Cada tren alcanza ya a los 300 metros de salida una velocidad de 70 kil¨®metros por hora, que r¨¢pidamente aumentar¨¢ hasta una velocidad prefijada de 100 kil¨®metros a la hora. Los trenes que cuentan con dos pisos aceleran m¨¢s despacio, pero pueden alcanzar los 140. S¨®lo alg¨²n hecho extraordinario, por efecto de un apag¨®n, de un accidente, de un problema meteorol¨®gico, perturba la minuciosidad con la que trabaja este servicio de cercan¨ªas, "que tiene un grado de cumplimiento de casi el 100%", seg¨²n un jefe de circulaci¨®n. Cualquier m¨ªnimo retraso es f¨¢cilmente subsanable por el maquinista acelerando entre una estaci¨®n y otra.
Basta observar el cuadro de horarios para darse cuenta de que la frecuencia de los trenes y su puntualidad permit¨ªa concentrar la acci¨®n en un punto y multiplicar sus efectos: en el mismo minuto, tres de los cuatro trenes estar¨ªan detenidos en las estaciones de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo. Los terroristas habr¨ªan podido verificar esta circunstancia en el estudio previo que hayan realizado del atentado: esa casualidad sucede invariablemente entre las 6.25 horas y las 9.26 de la ma?ana de cualquier d¨ªa laborable: no deja de salir un tren cada cinco minutos desde Alcal¨¢ en direcci¨®n a Atocha.
Los dos primeros trenes, los que estallaron en Atocha y sus cercan¨ªas, en los que fallecieron m¨¢s de 100 personas, partieron de las v¨ªas 6 y 4 de la estaci¨®n de Alcal¨¢ de Henares. El primero (por n¨²mero 21431, v¨ªa 6) parti¨® a las 7.00 horas. El segundo (17305, v¨ªa 4) lo hizo a las 7.05. Ambos compart¨ªan el mismo and¨¦n, lo cual significaba que los terroristas pod¨ªan ejecutar su macabro dep¨®sito de mochilas y bolsas sin necesitar desplazarse demasiados metros. Es m¨¢s, ambos trenes debieron coincidir detenidos y con sus puertas abiertas durante unos breves minutos. Fueron adem¨¢s los dos trenes en cuyo interior estall¨® un mayor n¨²mero de bombas: en el primero explotaron tres de las cinco colocadas, las tres situadas en la parte trasera del convoy. El segundo vaci¨® toda su carga explosiva: estallaron las cuatro bombas colocadas en su interior. Por ser Alcal¨¢ de Henares principio y final de trayecto de estos trenes ambos debieron permanecer un promedio de siete minutos expuestos a la acci¨®n de los terroristas. "Es el tiempo que se suele tardar en cambiar de maquinista", manifest¨® ayer un jefe de circulaci¨®n de RENFE. "Hay que tener en cuenta que el tren que sale a las siete habr¨¢ llegado a Alcal¨¢ de Henares unos minutos antes. En ese periodo, el maquinista abandona el tren y pone en marcha el pant¨®grafo, para que otro maquinista entre en la parte trasera del convoy que se convierte para el viaje hacia Madrid en la cabecera del tren". En ese periodo, los usuarios que llegan a Alcal¨¢ abandonan los vagones y los que proceden a dirigirse hacia Madrid comienzan a entrar.
Por tanto, hay unos 12 minutos para actuar en el mismo and¨¦n y depositar nueve bombas en bolsas o mochilas. Cada vag¨®n mide 25 metros y hay seis vagones, en dos grupos de tres por cada unidad. No es posible comunicarse por el interior de los trenes entre una unidad y otra porque est¨¢n unidas por dos cabezas tractoras, que son las que cuentan con una cabina para el maquinista. ?Cu¨¢nta gente era necesaria para hacer este trabajo, para transportar nueve bolsas que pesar¨ªan entre 8 y 13 kilos cada una, para dejarlas en el interior de las papeleras o en el maletero sin levantar sospechas, probablemente para entrar y salir de un vag¨®n a otro rodeados de una multitud diligente pero descuidada, ingenua ante lo que alguien ajeno a ellos pod¨ªa estar tramando?
?Coloc¨® cada terrorista una bolsa, o varias? No hay respuesta todav¨ªa a esa pregunta. ?Levantar¨ªa demasiadas sospechas un hombre con dos o tres mochilas que pueden pesar en conjunto unos 30 kilos? Sin respuesta. Lo que es indudable es que las caracter¨ªsticas donde estaban situados el primero y el segundo tren facilitaban la operaci¨®n con un n¨²mero no demasiado alto. Compartiendo el mismo and¨¦n, situados uno al lado del otro. Con minutos por delante, por efecto del cambio de maquinista. Expuestos inocentemente con las puertas abiertas. Y otro detalle: la exactitud del servicio de cercan¨ªas no admit¨ªa duda alguna para los terroristas: cada d¨ªa laborable, los trenes 21431 y 17305 comparten ese and¨¦n. No hay variaciones de un d¨ªa para otro. "Un servicio que transporta tanta gente cada d¨ªa tiene que funcionar as¨ª. No hay espacio para la improvisaci¨®n, salvo que pase algo an¨®malo", comenta el jefe de circulaci¨®n. Una rutina impecable es tambi¨¦n una ventaja para los asesinos.
Cabe tambi¨¦n la posibilidad de que los terroristas encargados de colocar la carga mortal permanecieran en el interior de los trenes durante parte de su trayecto. No hay informaci¨®n disponible sobre ese detalle. Si lo hicieron ten¨ªan que contar con otro dato: pod¨ªan hacerlo hasta Vic¨¢lvaro porque en esa estaci¨®n hay una conexi¨®n directa con el metro.
El tercer tren planteaba un problema (n¨²mero 21435). Ten¨ªa su salida a las 7.10. Proced¨ªa de Guadalajara y, precisamente por ello, era el que estaba menos tiempo detenido en la estaci¨®n. No necesitaba de cambio de maquinista y mantendr¨ªa sus puertas abiertas no m¨¢s de minuto y medio. Se detuvo en la v¨ªa n¨²mero cinco, a una cierta distancia del and¨¦n que comunica las v¨ªas 6 y 4: este tren llevaba cuatro bombas, de las cuales estallaron dos. Una de ellas, depositada en una bolsa de deportes, fue encontrada con posterioridad y permiti¨® a la polic¨ªa conocer ya con exactitud las caracter¨ªsticas de los explosivos (Goma2-Eco reforzada con metralla), el tipo de detonador empleado y el uso de un tel¨¦fono m¨®vil como temporizador. Si todo el operativo se efectu¨® en Alcal¨¢ de Henares, ¨¦ste fue el tren que cont¨® con menos tiempo para colocar la carga explosiva. Por ese motivo, quiz¨¢s, fue el que registr¨® mayor porcentaje de errores: s¨®lo estallaron el 50% de las bombas colocadas, aunque no por ello sus efectos dejaron de ser demoledores: casi 70 muertos en la estaci¨®n de El Pozo, su destino final el 11 de marzo.
Cinco minutos despu¨¦s deb¨ªa salir el cuarto tren (n¨²mero 21713). A las 7.15, la hora en la que presumiblemente los terroristas debieron de dar por terminado su macabro trabajo. El cuarto tren no estaba muy lejos del tercero, en la v¨ªa 2. Y adem¨¢s ten¨ªa la misma caracter¨ªstica de los dos primeros: era un tren con final y principio en Alcal¨¢ de Henares, lo cual significa entre cinco y siete minutos de tiempo disponible. Sin embargo, en este tren s¨®lo dio tiempo para colocar una bomba, causante de algo m¨¢s de una quincena de muertos en la estaci¨®n de Santa Eugenia. ?Hab¨ªa dise?ado alg¨²n reparto equitativo de bolsas y mochilas letales? ?Depositaron los terroristas s¨®lo una mochila en el cuarto tren por no disponer de m¨¢s bombas o porque no tuvieron m¨¢s tiempo? No hay respuesta.
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