Cortijos
Jacques Attal¨ª afirma que s¨®lo el futuro da un sentido al pasado. Y prosigue que lo que nosotros dejaremos a nuestros hijos determinar¨¢ el valor de la vida que habremos vivido. En este sentido la tierra es como una biblioteca que hay que dejar intacta despu¨¦s de haberse enriquecido con su lectura y haberla mejorado. La vida es su libro m¨¢s precioso. Conviene protegerla amorosamente antes de transmitirla -acompa?ada de nuevos comentarios- a otros que luego la tendr¨¢n que llevar m¨¢s lejos y m¨¢s arriba.
Vicente Montaner, despu¨¦s de mucho a?os, desde 1988 al pie del ca?¨®n, deja la presidencia de Uni¨®n Gremial -40 asociaciones y 7.000 asociados-, organizaci¨®n valenciana de comerciantes que fund¨® en su d¨ªa la Feria de Valencia y tiene en su haber las p¨¢ginas m¨¢s gloriosas de la historia de los comerciantes valencianos. Montaner protagoniz¨® primero, la integraci¨®n de Uni¨®n Gremial en la Confederaci¨®n Empresarial Valenciana y m¨¢s tarde, su abandono por motivos justificados pero que nadie ha explicado suficientemente. Es el cisma m¨¢s importante del pasado reciente en la azarosa vida del mundo empresarial valenciano, que dio lugar a la fundaci¨®n de L'Empresarial como alternativa a un modo de entender el asociacionismo empresarial. ?sta es la dolorosa cuesti¨®n pendiente entre los empresarios, que viven desde entonces separados y enzarzados en un enfrentamiento dif¨ªcil de descifrar. ?No habr¨¢ nadie que sea capaz de dar los primeros pasos hacia una reconciliaci¨®n digna?
Y este problema se traslada a otras esferas de la vida valenciana. Se ha percibido como un contagio a la hora de considerar que la permanencia en un cargo o al frente de una instituci¨®n es una especie de privilegio medieval, por el que cualquiera tiene la potestad de usar de sus prerrogativas al margen de lo que conviene a la propia entidad y a la sociedad a la que se debe.
Una organizaci¨®n empresarial, compuesta por empresas y empresarios, ha de tener como objetivo primordial la defensa de los intereses econ¨®micos y empresariales de sus asociados. Es tan sencillo que no merece la pena ahondar en una evidencia que a menudo se olvida.
No se puede usar la tierra y todo lo que sobre ella existe en funci¨®n de intereses bastardos y personales que, en muchos casos, perjudican a los ciudadanos y al porvenir de la sociedad en la que viven y trabajan.
Georges Orwell lo interpret¨® magistralmente en su novela Rebeli¨®n en la granja, en la que la oligarqu¨ªa oprime a sus conciudadanos, en virtud de unos hipot¨¦ticos m¨¦ritos revolucionarios, entre los que se encuentra la defensa de la libertad y la independencia a la hora de decidir sobre su futuro.
El fen¨®meno de apoderarse de las atalayas de poder y de opini¨®n, como si de un cortijo se tratara, es una tentaci¨®n que debe de hacer pensar a los empresarios cuando los pol¨ªticos (en el m¨¢s amplio sentido de la palabra) pasan y las empresas han de permanecer. La toma de esos decisivos puestos de mando por sorpresa, es uno de los riesgos que corre la sociedad valenciana que merece, como es l¨®gico, que las entidades y las organizaciones contin¨²en siendo lo que son y lo que deber¨ªan ser. Siempre a pesar de caprichos y veleidades que s¨®lo pueden ser achacables a vocaciones tard¨ªas y extempor¨¢neas, que no ofrecen ni la m¨¢s m¨ªnima fiabilidad.
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