El Valencia aprieta al Madrid
El cuadro de Ben¨ªtez, con dos goles de Rufete, expresa su madurez y deja al Celta desesperado en la cola
Especialmente sensibilizado con la tragedia del jueves en Madrid, Rufete acudi¨® el viernes en Valencia a la manifestaci¨®n contra los atentados. Le acompa?aba su amigo y compa?ero Marchena. Dos de los principales protagonistas anoche en Bala¨ªdos. Rufete, porque materializ¨® con sus goles la superioridad masticada por su equipo. Y Marchena, porque no s¨®lo estuvo impecable en la defensa, sino que se sum¨® al ataque con clase y determinaci¨®n. Rufete vio as¨ª recompensados su esfuerzo y su tenacidad en una temporada en la que las ha pasado canutas: ha tenido que soportar la ojeriza de la hinchada de Mestalla, que le silba nada m¨¢s lo ve aparecer. Ayer, el interior derecho alicantino marc¨® primero con el interior del pie derecho, en una volea que recog¨ªa un mal despeje de Cavallero, tras un centro-chut raso de Vicente. Y, tras el tanto, Rufete fren¨® en seco la euforia que provocaba un gol: no era d¨ªa de celebraciones, sino de apuntar el dedo ¨ªndice al cielo y enviar la compasi¨®n y el respeto debido con todas las v¨ªctimas.
Cargado de paciencia, el Valencia hurg¨® en la debilidad de su rival, que crece a cada jornada que acumula errores y se acerca el precipicio del descenso. Con Mista de media punta y Angulo de delantero, el cuadro de Ben¨ªtez no necesit¨® demasiada imaginaci¨®n para que el Celta comenzara a tiritar en cada aproximaci¨®n. Le bast¨® al Valencia con surcar las bandas con cierta asiduidad. La tensa cara de Jos¨¦ Ignacio reflejaba mejor que cualquier otra cosa la desesperaci¨®n por la que atraviesa su equipo. Sin juego en el centro del campo, el equipo de Antic dependi¨® casi exclusivamente de que Ilic metiera el pase definitivo a Milosevic.
Cuando un d¨ªa Franz Beckenbauer, en el Mundial juvenil de Nigeria 2000, dijo que le gustaba ese central espa?ol, un tal Marchena, ser¨ªa por cosas como ¨¦sta: un gran pase interior, largo y raso como el que le dio ayer a Albelda, que se qued¨® solo ante Cavallero, pero le lanz¨® el bal¨®n a los pies en la salida a la l¨ªnea del ¨¢rea del portero.
Comenz¨® la segunda parte y Vicente sigui¨® confirmando que su estado de forma es excepcional. Parece capaz de pegarse una carrera en sprint de 50 metros y, a continuaci¨®n, montar un zigzagueo por el extremo que acaba en un magn¨ªfico centro. Ante la impotencia de Velasco, que trataba sin ¨¦xito de taparlo. Tampoco lo logr¨® m¨¢s tarde, cuando Vicente lleg¨® de nuevo a la l¨ªnea de fondo, se acerc¨® a la porter¨ªa, dribl¨® a Sergio y su derechazo lo sac¨® la cara de Cavallero.
Sal¨ªa fuego de la boca de ?ngel en un careo que mantuvo con Carboni, que ayer cumpl¨ªa 500 partidos en la ¨¦lite, entre su experiencia en la Liga italiana -Sampdoria y Roma-y la espa?ola. Carboni, que vuelve a jugar mi¨¦rcoles y domingo, pues Fabio Aurelio est¨¢ otra vez lesionado, le respondi¨® meti¨¦ndose un dedo en la boca. Un gesto muy feo.
El Celta arrim¨® el hombro para ganar terreno al Valencia. Precisamente el hombro es lo que tiene maltrecho Mostovoi, mermado ahora que tanto le echa de menos el celtismo. Pero, como se le iba el partido, Antic recurri¨® a la inspiraci¨®n del centrocampista ruso casi como ¨²ltimo recurso.
Ben¨ªtez respondi¨® con la entrada de Sissoko, cuya progresi¨®n a ojos vista confirma las previsiones de todos los t¨¦cnicos del Valencia: ser¨¢ un gran jugador. Bueno, a sus 18 a?os, ya se ha consolidado en Primera y cada d¨ªa ofrece alg¨²n nuevo detalle. A su impresionante cabalgada, uni¨® ayer un par de intencionados centros, en uno de los cuales s¨®lo la indecisi¨®n de Angulo impidi¨® que acabara en gol.
A un cuarto de hora del final, el Celta pareci¨® arrojar la toalla. El Valencia ejerci¨® el control. Manifest¨® su madurez. Parec¨ªa defenderse con comodidad mientras el p¨²blico vigu¨¦s la tomaba con Ca?izares, que fue en Bala¨ªdos donde lanz¨® su carrera. Finalmente, Antic se pellizcaba las mejillas de desesperaci¨®n ante el pen¨²ltimo cartucho quemado de su equipo: un cabezazo de Jesuli que roz¨® el poste derecho de Ca?izares tras un centro de Ilic. Todav¨ªa le quedaba otro tiro que frustr¨® el ¨¢rbitro: un agarr¨®n de S¨¢nchez a Jesuli dentro del ¨¢rea no se?alado. A continuaci¨®n, marc¨® Rufete en su gran noche.
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