La vida
Creo sinceramente que este pa¨ªs ha recorrido un camino muy largo hacia la madurez pol¨ªtica, la tolerancia, la civilidad. Creo que la inmensa mayor¨ªa est¨¢ muy por encima de las manipulaciones electoralistas que todos los partidos han intentado hacer con la matanza y de las algaradas crispadas de unos pocos que han manchado (apenas una sombra) el sobrecogimiento y la unidad general de los dos d¨ªas de reflexi¨®n y de elecciones. Creo que los ciudadanos saben que las bombas del 11-M son un agresi¨®n frontal a la democracia, a la convivencia, a la libertad, a todos esos valores tan dificultosamente logrados por la humanidad a costa de dolor y sangre durante muchos siglos. No nos confundamos: esto no es una respuesta a la participaci¨®n de Espa?a en la guerra de Irak, sino un ataque esencial a lo que somos. No estuve a favor de la guerra porque me parec¨ªa que era desproporcionada, que marcaba un nefasto precedente de ilegalidad internacional, no serv¨ªa para nada (no se puede combatir el terrorismo con guerras convencionales) y pod¨ªa desestabilizar a¨²n m¨¢s la situaci¨®n: y por desgracia las consecuencias del conflicto est¨¢n confirmando todo esto. Pero me parece intelectual y moralmente inadmisible oponerse a la guerra para estar a bien con los asesinos. Es como lo del caso Carod: uno no puede amigarse con los monstruos s¨®lo para que a ti no te revienten y cerrar los ojos mientras matan al vecino: a los franceses quiz¨¢, a los ingleses. ?De verdad alguien piensa que no participar en la guerra nos hubiera salvado a larga de nada? Desde la masacre de las Torres Gemelas tengo muy claro que esos asesinos miserables son mis enemigos. Los enemigos del sistema en el que vivo y que, con todas sus contradicciones, considero mejor que ning¨²n otro. Los enemigos de la solidaridad, de los derechos humanos. De esta plantita delicada y hermosa que es la convivencia respetuosa y libre. Reguemos esta planta con nuestras l¨¢grimas y defend¨¢mosla con la fuerza de nuestros valores y nuestra calma: en este momento crucial hay que estar unidos. Acabaremos con ellos por medio de la cordura, de la legalidad, de la civilidad y la convivencia. La vida feliz y compasiva es siempre m¨¢s fuerte que la muerte negra.
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