Irak busca su camino bajo ocupaci¨®n militar
Los iraqu¨ªes tratan de definir su proyecto de Estado bajo la presi¨®n del terrorismo y la tensi¨®n sectaria
Los puestos militares y las alambradas de espino han desaparecido en la carretera que une Kirkuk con Erbil. Por fin, despu¨¦s de 13 a?os, Irak vuelve a ser un pa¨ªs entero. Y sin embargo, algunos ¨¢rabes relatan que han sido rechazados en controles policiales a la entrada de la regi¨®n kurda. Tambi¨¦n han desaparecido los retratos de Sadam Husein, pero en las provincias del sur su imagen ha sido reemplazada por la de Al¨ª, el imam m¨¢s venerado de los chi¨ªes, como si fuera imposible seguir adelante sin un l¨ªder absoluto. Los miembros del Consejo de Gobierno acaban de consensuar una ley transitoria y nadie parece satisfecho. Un a?o despu¨¦s, Irak es un pa¨ªs lleno de contradicciones que lucha por hallar un camino propio.
No se trata ya de la reconstrucci¨®n material del pa¨ªs, que hay dinero abundante para ello, sino de algo m¨¢s sutil y esencial: la reconstrucci¨®n del esp¨ªritu nacional, la recuperaci¨®n del orgullo de ser iraqu¨ª. Como afirma el diplom¨¢tico Ignacio Rup¨¦rez, "aunque fuera con m¨¦todos brutales y grav¨ªsimas desviaciones en el uso del poder, Sadam acab¨® representando una cierta idea de Irak y unificando por la fuerza a las diversas facciones". Ahora, la destrucci¨®n del Estado, la disoluci¨®n del Ej¨¦rcito y el nuevo saqueo de Bagdad han replanteado qu¨¦ es ser iraqu¨ª. "Y esa pregunta tiene dif¨ªcil respuesta para chi¨ªes y kurdos", advierte Rup¨¦rez, que fue jefe de misi¨®n en Irak durante los a?os noventa.
Estados Unidos ha tratado de encauzar la respuesta a trav¨¦s de la ley transitoria que ha apadrinado. "Irak es un pa¨ªs de muchas nacionalidades, y los ¨¢rabes de Irak son una parte inseparable de la naci¨®n ¨¢rabe", afirma el art¨ªculo 7 b) de esa especie de Constituci¨®n provisional que va a regir los destinos del pa¨ªs hasta que tenga un Gobierno democr¨¢ticamente elegido. Significativamente, el apartado 7 a) establece que el "islam es la religi¨®n del Estado", aunque tambi¨¦n "garantiza la libertad de credo y culto". De nuevo, la contradicci¨®n, la insistencia de algunos sectores en el car¨¢cter isl¨¢mico del nuevo Irak choca con el deseo de los iraqu¨ªes m¨¢s liberales por hacer de su pa¨ªs un Estado de derecho moderno.
"Lo m¨¢s importante es la Carta de Derechos", subrayan con entusiasmo varios miembros del Consejo de Gobierno designado por Washington. Sin embargo, atrapados entre su lealtad a los ocupantes y su deseo de ganar un apoyo popular que no tienen, tambi¨¦n se hacen eco de los recelos de la calle. Varios de ellos, no s¨®lo los chi¨ªes que retrasaron la firma de la ley, sino tambi¨¦n ¨¢rabes sun¨ªes, han expresado su incomodidad con las concesiones a la comunidad kurda. Y es que el proyecto federalista con el que la Administraci¨®n ocupante trata de satisfacer las aspiraciones de la mayor¨ªa sin alienar a las minor¨ªas, choca con la desconfianza de la comunidad ¨¢rabe (80% de la poblaci¨®n). A?os de populismo y propaganda nacionalista hacen muy dif¨ªcil de digerir no ya la diferencia, sino la participaci¨®n en pie de igualdad.
En las calles de Irak, federalismo es igual a partici¨®n del pa¨ªs. Y en el fondo de su alma, ¨¦sa es tambi¨¦n la aspiraci¨®n de muchos kurdos tras una d¨¦cada larga de autogobierno que les ha permitido cotas de desarrollo y libertad, impensables tanto bajo Sadam como en cualquiera de los pa¨ªses vecinos. Pero sus principales dirigentes, Yalal Talabani y Masud Barzani, dos de los pocos miembros del Consejo de Gobierno con verdadera base popular, saben que los sue?os son una cosa y la realpolitik es otra, por lo que de momento se muestran pacientes y declaran lealtad a un Estado iraqu¨ª que respete su hecho diferencial.
En esa amalgama de intereses contradictorios encuentran rendijas por las que colarse tanto el terrorismo mal apellidado isl¨¢mico como una limitada resistencia popular, asociada sobre todo a la comunidad sun¨ª. A medida que sus ataques contra la presencia de las tropas estadounidenses en Irak se han ido haciendo m¨¢s dif¨ªciles, ambos frentes armados han girado sus miras hacia la poblaci¨®n iraqu¨ª. Cuatro centenares de civiles han muerto en febrero, el mes m¨¢s sangriento desde la guerra. Aunque los designios ¨²ltimos de cada grupo son diferentes y hasta opuestos, a medio plazo ambos comparten el objetivo de crear un caos que desanime la presencia extranjera.
Al Qaeda ha dejado por escrito su intenci¨®n de arrastrar a los chi¨ªes a una guerra civil. Es el caldo de cultivo favorito de los fan¨¢ticos de Osama Bin Laden que ya parasitaron Afganist¨¢n. Entre los seguidores de Al¨ª tambi¨¦n hay extremistas dispuestos a hacerle el juego a los insurgentes sun¨ªes, ya que sus acciones benefician indirectamente el deseo de librarse de los mismos a los que han agradecido la derrota de Sadam. Las agresiones a mezquitas sun¨ªes en Bagdad empiezan a ser preocupantes. Ante todo, se trata de hacer inviable cualquier proyecto democr¨¢tico que saque a Irak del agujero en que se halla sumido.
"La seguridad ha mejorado y el pa¨ªs es gobernable para cualquier proceso de gobierno que vaya a ponerse en marcha", asegura el general estadounidense Ricardo S¨¢nchez, jefe de las fuerzas de ocupaci¨®n. Muchos dentro y fuera de Irak lo dudan. El propio administrador civil norteamericano, Paul Bremer, reconoce que, si bien se ha reducido la amenaza por parte de los simpatizantes de Sadam, ha tomado preeminencia el elemento terrorista. "Vamos a ver aumentar sus ataques seg¨²n nos acerquemos al 30 de junio", admite, en referencia a la fecha en que est¨¢ prevista la devoluci¨®n de la soberan¨ªa a los iraqu¨ªes.
Ser¨¢ un acto simb¨®lico. Nadie se llama a enga?o. Los iraqu¨ªes saben que los extranjeros van a quedarse con otra f¨®rmula y los responsables norteamericanos, que son la esencia de la Coalici¨®n ocupante, tampoco se molestan en disimular. Mientras el recinto amurallado de la CPA (Autoridad Provisional de la Coalici¨®n) se transforma poco a poco en una gigantesca Embajada de Estados Unidos, queda pendiente el asunto mucho m¨¢s espinoso de la presencia de las tropas. Los miembros del Consejo de Gobierno han esquivado hasta ahora cualquier decisi¨®n que implique poner su firma sobre un papel que reclame la presencia militar extranjera m¨¢s all¨¢ del 30 de junio. "Es una patata caliente", acepta una fuente de la CPA.
Mientras tanto, los ocupantes han emprendido otra batalla menos cruenta: una campa?a publicitaria para explicar a la mayor¨ªa silenciosa de los iraqu¨ªes el proceso pol¨ªtico que se est¨¢ llevando a cabo en el pa¨ªs. Confundidos por la avalancha de nuevos peri¨®dicos locales que no distinguen los rumores de la realidad y de cadenas de televisi¨®n por sat¨¦lite, algunas m¨¢s interesadas en demonizar a EE UU que en informar, los iraqu¨ªes quieren resultados y empiezan a desinteresarse del juego pol¨ªtico. O lo que es peor, a dejarse guiar por los ¨²nicos l¨ªderes cuyo discurso les resulta familiar y comprensible: los cl¨¦rigos.
De que les convenzan o que fracasen va a depender en gran medida el futuro de Irak. Las apuestas se desequilibran con cada nueva bomba y las trampas no son nada nuevo en la corte de Shahrayar.
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