La debilidad contra el terrorismo
"Mi prioridad m¨¢s inmediata", declar¨® el lunes Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, el nuevo l¨ªder espa?ol, "ser¨¢ luchar contra el terrorismo". Pero ¨¦l y los electores que dieron a su partido una asombrosa e inesperada victoria el pasado domingo no creen que la guerra en Irak forme parte de esa lucha. Y la opini¨®n p¨²blica espa?ola tambi¨¦n estaba indignada por lo que percib¨ªa como un intento del Gobierno de Aznar de utilizar el atentado terrorista de la semana pasada con fines pol¨ªticos.
El Gobierno de Bush, que desconcert¨® al mundo cuando aprovech¨® un ataque de los fundamentalistas isl¨¢micos para justificar el derrocamiento de un r¨¦gimen brutal pero laico, y que ha hecho una explotaci¨®n pol¨ªtica despiadada del 11-S, debe de estar muy, muy asustado. Las encuestas indican que la reputaci¨®n de ser duro contra el terrorismo es pr¨¢cticamente el ¨²nico punto fuerte pol¨ªtico que le queda a George Bush. Pero esta reputaci¨®n se basa en la imagen, no en la realidad. La verdad es que Bush, aunque ansioso por invocar el 11-S en nombre de una guerra que no guardaba relaci¨®n con dicho suceso, ha mostrado una constante renuencia a centrarse en los terroristas que verdaderamente atacaron a Estados Unidos, o en quienes los apoyan en Arabia Saud¨ª y Pakist¨¢n.
Esta renuencia data ya de los primeros meses de Bush en la presidencia. Al fin y al cabo, ?por qu¨¦ se ha mostrado su c¨ªrculo m¨¢s ¨ªntimo tan decidido a impedir una investigaci¨®n seria sobre lo ocurrido el 11-S? Se ha especulado mucho sobre si las autoridades hab¨ªan pasado por alto advertencias espec¨ªficas de los servicios de espionaje, pero lo que s¨ª sabemos con seguridad es que el Gobierno hizo caso omiso de los urgentes llamamientos a que se centrara en la amenaza de Al Qaeda que le hicieron los altos cargos salientes del Gobierno de Clinton.
Despu¨¦s del 11-S, ya no se pod¨ªa pasar por alto el terrorismo, y el ej¨¦rcito llev¨® a cabo con ¨¦xito una campa?a contra los anfitriones talibanes de Al Qaeda. Pero el hecho de no haber dedicado suficientes fuerzas estadounidenses permiti¨® escapar a Bin Laden. Despu¨¦s, el Gobierno pareci¨® perder su inter¨¦s por Al Qaeda; hacia el verano de 2002, el nombre de Bin Laden hab¨ªa desaparecido de los discursos de Bush. Todo era Sadam, todo el rato. ?ste no fue un mero cambio ret¨®rico; se retiraron recursos cruciales para la persecuci¨®n de Al Qaeda, que hab¨ªa atacado a Estados Unidos, para preparar el derrocamiento de Sadam, que no lo hab¨ªa hecho. Si quieren ustedes la confirmaci¨®n de que esto obstaculiz¨® seriamente la lucha contra el terrorismo, no tienen m¨¢s que ver las noticias sobre el supremo esfuerzo para capturar a Osama Bin Laden que comenz¨®, por fin, hace s¨®lo unos d¨ªas. ?Por qu¨¦ no ocurri¨® eso el a?o pasado, o el anterior? Seg¨²n The New York Times, el a?o pasado muchas de las fuerzas necesarias estaban ocupadas en Irak. Ahora est¨¢ claro que al centrar su objetivo en Irak, Bush le hizo a Al Qaeda un enorme favor. Dio a los terroristas y sus aliados talibanes tiempo para reagruparse; los talibanes insurgentes controlan nuevamente casi la tercera parte de Afganist¨¢n, y Al Qaeda ha recuperado la capacidad para llevar a cabo atrocidades a gran escala.
Pero los deslices de Bush en la lucha contra el terrorismo van m¨¢s all¨¢ de su decisi¨®n de dar un respiro a Al Qaeda. Su Gobierno tambi¨¦n ha intercedido en favor de Arabia Saud¨ª -pa¨ªs de donde proceden la mayor¨ªa de los secuestradores del 11-S, y principal financiador del extremismo isl¨¢mico- y Pakist¨¢n, que cre¨® a los talibanes y ha contribuido activamente a la proliferaci¨®n nuclear. Algunas de las acciones del Gobierno han sido tan extra?as que a quienes informaban de ellas los han acusado de locos te¨®ricos de las conspiraciones. Por ejemplo, ?qu¨¦ podemos decir del transporte a¨¦reo de saud¨ªes despu¨¦s del 11-S? Tan s¨®lo unos d¨ªas despu¨¦s del atentado, en un momento en que los vuelos privados estaban prohibidos, el Gobierno dio permiso especial a los aviones que recog¨ªan a ciudadanos saud¨ªes, incluidos varios miembros de la familia de Bin Laden, que se encontraban en Estados Unidos en ese momento. A estos saud¨ªes se les permiti¨® abandonar el pa¨ªs tras, como mucho, mantener precipitadas entrevistas con el FBI. Y la Administraci¨®n de EE UU sigue encubriendo a Pakist¨¢n, cuyo Gobierno ha hecho recientemente la absurda afirmaci¨®n de que los env¨ªos a gran escala de tecnolog¨ªa y material nuclear a pa¨ªses problem¨¢ticos -Corea del Norte inclusive, de acuerdo con un informe reciente de la CIA- fueron obra de un solo hombre, a quien el presidente Pervez Musharraf perdon¨® r¨¢pidamente. Bush ha permitido esta farsa sin cuestionarla. Por lo tanto, cuando la campa?a de Bush se enorgullece del historial del presidente en la lucha contra el terrorismo y acusa a John Kerry de debilidad en el tema, cuando los congresistas republicanos insin¨²an que votar a Kerry es votar a Osama Bin Laden, recuerden esto: el Gobierno tiene en realidad un historial de indulgencia con reg¨ªmenes que est¨¢n fuertemente implicados en el terrorismo, y s¨®lo se ha centrado en las verdaderas amenazas terroristas cuando se ha visto obligado por los acontecimientos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- George W. Bush
- Diplomacia
- Preparativos b¨¦licos
- Guerra Golfo
- 11-S
- Irak
- 11-M
- Investigaci¨®n judicial
- Acci¨®n militar
- Atentados terroristas
- Estados Unidos
- Relaciones internacionales
- Pol¨ªtica exterior
- Oriente pr¨®ximo
- Gobierno
- Guerra
- Asia
- Proceso judicial
- Terrorismo
- Conflictos
- Administraci¨®n Estado
- Pol¨ªtica
- Justicia
- Espa?a